Parte 5: El temor

1.2K 100 2
                                    

Las cosas mejoraron al día siguiente. Lori tenía ya un empleo estable. Aunque era agotador y muchos días apenas y alcanzaba a dormir, no se sentía muy presionada. Luan se volvía cada vez más conocida por sus diversas bromas, y su gran actuación en el club de teatro le dieron un papel principal en un musical. La comediante tendría que actuar como una chica radiante y alegre. Lincoln por su parte, ya se sentía más que a gusto con sus nuevos amigos. La casa se veía en muy buenas condiciones, se las habían arreglado para acabar con sus impuestos al segundo mes, y se tuteaban con la familia Casagrande.

Se encontraron con ellos un día, y empezaron a verse con cada vez más frecuencia desde ese momento.

- ¿Por qué no vienen a cenar un día? -les preguntó Héctor, su abuelo.

- Sí, sería una velada maravillosa -apoyó Rosa, su abuela- Con tu...

- Ya les dije que no es mi novio -se apresuró a decir Ronnie Anne.

- Ah, lo sabemos, querida. Sabemos que no son así las cosas. Con tu amigo quería decir.

Olvidando el otro tema, Lori y Lincoln aceptaron encantados la invitación, ya que los Casagrande eran buena gente, pero dado que ese día Lincoln había prometido ir con Nikki, decidió tener cuidado con los tiempos. Para no tener que ir con las prisas, decidió irse bien vestido desde el inicio. Pensó que se sentiría un poco raro ir a verse con Nikki cuando después tendría que ir a cenar con los Casagrande, pero si se lo explicaba a Nikki, estaba seguro de que no habría problema. Aunque su atuendo era algo formal, no se veía mal en el parque, donde muchas otras personas portaban ropas parecidas, probablemente de sus trabajos.

Llegó en la tarde, esperando encontrarse a Nikki sentada en una banca, o algo por el estilo. Y aunque, efectivamente, se la encontró sentada en una banca, su apariencia lo hizo pararse en seco, completamente sorprendido.

Su amiga había cambiado su habitual pantalón de mezclilla y suéter por un vestido de una sola pieza de color azul cielo. Su cabello estaba peinado, tapándole un ojo, y dejando el otro al descubierto. Sus mechones rubios caían rodeándole el rostro. Se acercó a ella.

- Miren nada más. ¿Por qué tan elegante, Nikki?

- Oh, mira quien habla. Pareces un mini empresario.

- Ey, que seas más alta que yo no significa que sea enano.

- Para mí lo eres.

- Oh, basta.

- Jajaja, ok. Y en respuesta a tu pregunta, lamento decir que a mis papás se les ocurrió la maravillosa idea de ir a cenar hoy. Lo siento, pero tendré que irme antes, Lincoln.

- Ah, no te preocupes. De hecho, yo también quería hablarte de eso. La familia de Ronnie Anne nos invitó a cenar, y habría tenido que irme antes de todos modos.

- Entonces, todo bien... Espera... Entiendo que hayas tenido una emergencia, pero, ¿ir a cenar con la familia de Ronnie? -preguntó Nikki, abriendo mucho los ojos.

- Ah, es que el hermano mayor de Ronnie y mi hermana mayor son novios, y a mí me llevaron en una ocasión para visitarlos, y desde entonces su familia y la nuestra se llevan bien.

- Oh, me imaginaba algo como de conocer a sus padres o algo así -comentó riéndose.

- Jajaja, tampoco te burles.

Compraron unos sendos conos de helado, Nikki uno de cacahuate y caramelo, y Lincoln uno de menta. Platicaron de tantas cosas que no se daban cuenta de que caminaban por donde fuera. Eso pasa cuando te concentras tanto en una cosa: uno ya no se da cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Para cuando empezaba a anochecer, sonó una alarma en el teléfono de Nikki.

- Uy, ya van a venir por mí. Bueno, fue un día divertido, Lincoln. Deberíamos hacerlo más seguido. Te veo el lunes.

- Adiós.

Un carro pasó por ella mientras él se encaminaba hacia su propia casa. Por suerte no estaba muy lejos. Apenas iba a abrir la puerta cuando ésta se abrió y ahí estaba Lori, preciosa con un vestido, bolso y maquillaje.

- Wow, Lori, te ves espectacular -apreció Lincoln.

- Gracias, Lincoln.

- No deberías endulzarte tanto, Lori. Ajajaja ¿entienden? -rió Luan- Pero ya en serio, nos tardamos mucho en ponerte de esta forma, Lori, así que haz que valga la pena.

- Claro, Luan. ¿Estarás bien sola?

- Será bueno que por una vez pueda ver lo que quiera en la televisión, y podré descansar un poco de las bromas. Así que sí, estaré bien.

- Ok, cuídate. ¿Listo, Lincoln?

- Sólo me lavo los dientes. Pero sí me veo bien, ¿cierto?

- No te falta nada más que esto.

Luan le acercó una flor a la cara. Lincoln cayó completamente en la trampa, y recibió un chorro de agua directamente en la cara. Luan se rió a carcajadas.

- Y ahora también me tendré que secar -murmuró el peliblanco.

- Ajajaja. No, ahora sí, a descansar. Pero te ves bien, hermano.

- Gracias... Supongo.

Después de acicalarse un poco, por fin se pusieron en marcha. En lugar de hacer un viaje de más de tres horas para verse, ahora solo eran quince minutos. Aparcaron en la acera de la calle y unos potentes ladridos los saludaron.

- Lalo, no, tranquilo, son amigos.

Carlos, el tío de Ronnie, que usaba lentes y era profesor, sostenía al enorme perro de la familia, vigilado por su esposa Frida. Sus cuatro hijos Carlota, CJ, Carl y Carlitos los acompañaban. Y por supuesto, María y sus hijos Bobby y Ronnie Anne estaban ahí.

- ¡¡Bobby!!

- ¡¡BEBÉ!!

Los eternos enamorados, después de semanas inactivas, por fin se juntaron otra vez. Se besaron un poco, y se sentaron juntos en la mesa para empezar una de sus eternas pláticas.

- Hola, Lincoln.

- Hola, Ronnie. ¿A qué no adivinas a quién vi hoy?

- Si no fue Nikki, me sorprendo.

- Exacto.

- Sí, me acuerdo que me llamó preguntando si podía salir, pero le dije que íbamos a cenar, y que Carlota me quería "preparar" para la ocasión.

Se jaló su vestido, notablemente mexicano. Se veía muy bien, pero era evidente que a ella le incomodaba estar vestida así. Sin embargo, no estaba avergonzada. Entre ellos dos ya no había nada. Eran buenos amigos, y un noviazgo no cambiaría mucho la forma en la que se trataban, por lo que ninguno de los dos se mostraba interesado en el amor... entre ellos dos al menos.

Se sentaron a cenar, riéndose ocasionalmente por las frases y risas que venían de sus dos hermanos mayores. Sin embargo, el albino notó que Bobby, de por sí delgado, ahora también se veía más cansado, haciéndolo parecer mayor de lo que aparentaba.

- Bobby sí que se ve mal, ¿no crees? -le comentó a Ronnie.

- Sí, lo hacen trabajar mucho, pero por lo que sé, lo ascendieron, así que ha de estar feliz. Todo por su novia.

Aún así, a Lincoln le preocupó, sobre todo porque en un momento en el que Lori se acercaba a hablar con otras personas, Bobby sacaba su celular, aparentemente checando sus notificaciones. No parecía querer que nadie lo viera, algo que el albino sospechó.

- ¿Que estará ocultando? -se preguntó.

Y a juzgar por las pocas palabras que recibía de Ronnie Anne, Bobby no era el único que guardaba un secreto.

Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now