Parte 23: La muerte

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- Ay, mija, ¡lo sentimos tanto! -la abuela Santiago lloraba a lágrima viva sobre el hombro del abuelo, que también lloraba- Quisimos decirte, ¡pero no había forma!

- Habrías sido la primera a quien se lo habríamos dicho -aseguró el abuelo Santiago- Pero sabíamos que te rompería el corazón. 

- No se preocupen, lo entiendo.

Aún después de saber la noticia, había momentos en los que Lori se sentía impactada por la situación otra vez. De vez en cuando se sentía capaz de soportarlo y continuar, solo para darse cuenta de que no era así, y que su corazón se tardaría mucho en sanar.

La familia Santiago le dio su más dolido pésame, y le dieron continuas disculpas por mantener el secreto.

- Lamento no habértelo dicho antes, bebé, pero creí que era mejor que te enteraras después... Cuando todo hubiera pasado -decía Bobby.

- Y yo te dije que no era lo mejor -repuso Ronnie- Iba a ser mucho peor.

- Bueno, sea como sea el caso, toma esto, Lori -Bobby le dio una cajita- Para que no me olvides.

Lori lloró al recibir el mismo collar que Bobby compró ese fatal día.

- Ay, Bubuosito... Siempre pensando en mí, aún en estas circunstancias.

Lo abrazó con fuerza, con el maquillaje corrido desde hacía mucho tiempo.

Sin embargo, Lincoln se sentía miserable. Ya no sentía ninguna aversión hacia Bobby, y volvía a ser amable y bueno con él.

El problema era que ahora Lori nunca olvidaría a Bobby. Ella siempre lo amaría. Si hubiera realidades alternas de su vida, no pensaba que hubiera alguna en la que sus sentimientos tuvieran que estar tan enterrados en su interior. Todo lo que surgía en su corazón tenía que ser arrancado de raíz.

- Eh, Link, ¿estás bien?

Ronnie se acercó con cara preocupada.

- No pasa nada. Es solo que me mareé un poco. 

Ya no soportaba estar ni un segundo más en esa casa. Le dolía el alma ver a los primos menores de Bobby, a sabiendas de que tendrían que soportar la pérdida de un ser querido y cercano a una edad tan joven. Y quería incluso menos ver a su madre. Uno no se ha de imaginar lo que ha de sentir una madre al perder a su hijo, el dolor que ha de sufrir, la agonía que ha de estar sufriendo. En algún libro, un gran rey dijo "Un padre no debe ver morir a sus hijos." Sabias palabras. Un padre debe ver como crecen y maduran, como triunfan en sus logros y consiguen sus metas. Perder eso no tiene precio.

- Familia, sé que esta noticia los pone tristes a todos -dijo Bobby- pero no quiero perder lo que me queda de vida lamentándome por ella. Quiero disfrutar todos y cada uno de esos momentos con las personas que más amo.

Fue interrumpido por un repentino acceso de tos. Una ligera mancha de sangre manchó su mano. Sin inmutarse por ello, Bobby continuó.

- Su pena, su compasión, su tristeza, todo eso no hace más que agravarme todo. No quiero verlos tristes. He logrado hacer muchas cosas en mi vida, y no me arrepiento de nada. Venga, ¿una sonrisa?

Sus familiares y novia le hicieron caso. Lincoln no pudo ni hacer el esfuerzo, pero nadie lo notó.

- Así me gusta. Ahora, ¿qué tal unos tacos para cenar? 

La abuela se animó un poco al oír eso. Se fue a preparar la cena, seguida de su marido y de su nieta mayor.

Lincoln ya no aguantó más y se alejó silenciosa y lentamente de la escena. Volvió solitario a casa. Al abrir la puerta, vio a su hermana comediante acercarse. 

Lo que nos unió al finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora