Parte 13: El descuido

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Ahí se encontraba Luan, mucho mejor que unas horas antes, aunque dormida en su cama del hospital.

- Lincoln, no tengo la menor idea de lo que hubiera ocurrido si no hubieras vuelto a casa -comentó Benny- Yo no sabía que Luan era alérgica al polen; yo pensaba que simplemente estaba descansando. Pero... Ni siquiera me atrevo a pensar que hubiera pasado si...

Se calló. No hacía falta que terminara la oración: Lincoln sabía que Luan podría estar... no se atrevía a pensar en la palabra. 

- ¡Luan!

Lori entraba en esos momentos en la habitación, con cara de querer abalanzarse sobre Luan.

- Lori, tranquila, está bien -se apresuró a decir Lincoln- Sólo necesita descansar.

- De acuerdo. Pero... ¿Cómo pasó todo esto?

Lincoln le dijo lo que le había explicado a todo el mundo: simplemente reaccionó rápido al ver que su hermana estaba en peligro, llevándola inmediatamente a urgencias.

- Ay, no -dijo Lori, soltando unas lágrimas- No los estoy cuidando lo suficiente. Si tan solo hubiera estado ahí...

- Lori, no te atrevas a pensar de esa forma -pidió Lincoln- No fue porque estuvieras fuera, solo fue un accidente que estoy seguro no se volverá a repetir. Tendremos más cuidado desde ahora, pero por favor, no te eches la culpa, todos sabemos qué hacer.

Lori se dejó tranquilizar por las palabras del albino, al que abrazó con fuerza. Lincoln se lo devolvió con creces, sintiendo una oleada de euforia en su pecho.

Lori se quedó unos minutos más para poder hablar con los médicos y cerciorarse de que todo estuviera en orden. Afortunadamente, los médicos le informaron que no habría ningún problema: Luan volvería a estar consciente en unas cuantas horas. Al oírlo, Lori se sintió más tranquila. Se reunió con su hermano.

- Lincoln, tengo que volver a trabajar. Ya acabaste clases, ¿no? ¿Te importaría quedarte un rato, por lo menos para explicarle las cosas a Luan?

- Nah, no hay problema, aquí me quedo.

- Ay, Lincoln... Eres el mejor.

Y se fue, no sin antes darle un abrazo a su hermano. Benny miró su reloj y se levantó.

- Perdóname, Lincoln, pero tengo que irme. Mi mamá tuvo la fabulosa idea de llevarme a ayudarla a comprar ropa para mis hermanas. No sé porqué tengo que ir yo, pero...

- Oh, te entiendo mejor que nadie -repuso el peliblanco, tranquilizando al castaño- Yo tuve que hacerlo muchas veces, y aún no me recupero. Juntando todas las horas suman más de tres meses de mi vida que nunca recuperaré.

- Tsss, mala suerte. Bueno, ahí nos vemos, Lincoln.

- Bye.

De modo que Lincoln se quedó solo. Luan yacía tranquila en su cama, aparentemente sin nada que la pusiera en peligro, aunque Lincoln sabía lo cerca que estuvo de ser algo mucho más grave. Para distraerse un poco fue a la máquina dispensadora para comprarse un bocadillo. Llevaba un tiempo sin comer, así que tenía antojo de todo. Por suerte, también había unos sencillos emparedados, por lo que no se atiborraría con comida chatarra. Y para mitigar un poco la culpa, se compró una botella de agua natural en lugar de refresco.

El peliblanco volvió a sentarse al lado de la cama de Luan, dónde comió a gusto sin ser interrumpido. En menos de diez minutos se había acabado su aperitivo. No estaba del todo satisfecho, pero podría hacerse algo mejor llegando a su casa. 

Todo estaba tranquilo, pero después de un rato, sintió algo en su pantalón. Como un zumbido. Buscó hasta dar con su celular. Se le cayó el alma a los pies, dándose cuenta de que llevaba sonando al menos desde la mañana. Al verlo, se percató de las veintisiete llamadas perdidas que tenía y de los cincuenta y seis mensajes sin leer. Al siguiente timbrazo contestó.

- ¿Hola?

- ¿Lincoln?

- Hola, Nikki.

- ¿Dónde rayos estás? ¡Llevo horas intentando contactarte!

- Lo siento, es que...

- No quiero oír tus excusas.

- No son excusas -replicó Lincoln, enojado- A mi hermana le dio una reacción alérgica y casi se muere. Su novio y yo tuvimos que llevarla al hospital, y estoy esperando a que despierte.

Hubo unos momentos de silencio.

- Lo siento, no sabía que fuera tan grave...

- Primero pregunta...

- Pero te creo. Y te estaba llamando porque quería hablar contigo. 

- No estoy ocupado, te escucho.

- Mira, es que creo que di la impresión de ser algo posesiva, y me quería disculpar. Como tú dijiste, eres mi primer novio, y quería estar todo el tiempo contigo. No te dejé en paz, pero al ser el único que me aceptaba por cómo soy, se me hizo difícil no actuar de esa manera. 

- Nikki, en serio no estoy tan de acuerdo en pasar todo el tiempo contigo. También tenemos amigos, podemos pasar el tiempo con ellos, o con nuestras familias...

- ¡Eso es lo que estoy tratando de evitar, Lincoln! -dijo Nikki, enfadada otra vez.

Lincoln se sorprendió.

- ¿A qué te refieres? Creí que querías resolver esto...

- Por eso. Si logramos aceptar esos defectos que tenemos, no habrá problema en pasar más tiempo juntos.

- Pero, Nikki... Eso es algo que solo TÚ quieres. Yo simplemente no puedo pasar todo el tiempo contigo. No quiero ni puedo hacerlo...

- ¿Qué...? No puedo creer que me digas eso. Entiendo que tu hermana esté herida, pero no quieres ir después conmigo...

- Nikki, en serio no puedo hacerlo...

- Bien -gritó Nikki, con todo el desprecio mostrado en su voz- Si quieres te dejo por unos días, pero espero que cuando ese plazo pase, no vengas suplicando que me quede, ni quiero que me digas que tenía razón. Solo volverás y no te irás nunca más. Adiós.

Ni siquiera lo dejó argumentar, quejarse o decir cualquier cosa cuando lo colgó. Lincoln se sintió enojado otra vez. Nikki no escuchaba, ni quería atender razones. Lincoln estaba llegando a su límite y no iba a permitir que ella le estropeara su vida. Si hubiera cosas que tuvieran que decirse, cuando se encontraran se las diría, pero más que nada estaba contento de poder pensar en su hermana mayor sin tanto peligro.

- Lo siento Nikki, pero ya no puedo estar contigo -se dijo a sí mismo en voz baja, aunque en la sala vacía se oyó perfectamente- Eres una gran chica, pero no puedo seguir con tu acosadora presencia. En serio no quiero lastimarte, pero ya hay otra chica en mi corazón. Lori...

De inmediato, la mayor de sus hermanas ocupó sus pensamientos, su hermosa figura, su actitud hacia él y los generosos atributos heredados de su madre le hicieron perder la cabeza. 

- Me he enamorado de mi hermana, Lori -dijo en un susurro.

- Oh, ¿en serio?

Luan había despertado.

Lo que nos unió al finalHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin