Parte 19: La vuelta

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- Mira.

Luan estaba en un sillón, acariciándole la cabeza a un Lincoln dormido. Ronnie, quien se había quedado para ver lo que pasaba con su amigo, se volteó para verlo. Lincoln se veía un poco más delgado, débil y cansado que de costumbre, pero por lo demás se veía ileso.

- ¿Qué quieres que vea?

- Todo esto... Lo que le hizo Nikki... ¿Te lo esperabas de ella?

Ronnie dudó unos instantes.

- Sabía que estaba bastante interesada en él, al fin y al cabo fue a mí quien me contó todo... Pero ver que llegaba a este extremo es...

Dejó la frase en el aire. 

- Niñas, ya no hablen de esto, por favor -suplicó Lori- Ya fue bastante malo lo que le hicieron como para que lo estén repitiendo.

- Pero...

- Ni una palabra más, es en serio... Fue suficiente.

Se callaron.

- Una última cosa, Lori... ¿Crees que... habremos hecho bien...?

La cara de Lori se ensombreció.

- No me siento nada orgullosa de lo que le hicimos a... ella... Pero supongo que... era lógico...

Rememorando las escenas del día anterior, las tres se dieron cuenta de que muchas cosas podían cambiar. Lo que Ronnie aseguraba que los padres de Nikki le hacían a ella no solo eran ciertas, sino que eran nimiedades comparadas con lo que le hacían tras bambalinas. Nikki tenía un trastorno obsesivo compulsivo, estaba claro, pero también tenía claustrofobia por el tiempo pasado encerrada en su armario, había asistido a innumerables citas con el doctor por consecuencia de la ira de su padre y padecía de desnutrición por la desatención de su madre; eso sin contar las marcas de cinturones en su cuerpo, incluso le detectaron una infección renal.

Lincoln había notado todo eso al final, por supuesto, pero no tenía importancia con lo demás que le estaba pasando tras su secuestro. Llevaron a Nikki con sus padres, ya que no querían que nadie supiera lo que pasó. 

Sin embargo, los policías llegaron a la casa de Nikki cuando los vecinos se quejaron del sinfín de gritos que se oían. Pero es que llevaban horas así. Vieron que el padre de la joven intentaba golpear a los oficiales gritando tonterías sobre su derecho a disciplinar, que era su casa, su hija y otras cosas. Y luego estaba el caso de su madre, quien se limitó a ofrecerles cantidades exorbitantes de dinero para que se fueran, sin intervenir en nada; todo eso los convenció de que Nikki no podía vivir en esas condiciones. Era cierto que el padre estaba furioso al saber las acciones de su hija, pero sus "consecuencias" fueron desmedidas. Ni qué hablar de la madre, quien prácticamente no hizo nada.

El señor fue enviado a prisión, donde pasaría largo tiempo, y la madre simplemente se fue a vivir con una de sus hermanas. Ronnie, enterada porque estaba atenta de su "amiga", se los contó.

- Lo lamento mucho por Nikki -continuó Lori- Pero supongo que podremos perdonarla si... si se reforma. Si se arrepiente de lo que hizo, creo que las cosas podrían funcionar.

- Eso espero -dijo Luan- Lori, manejaste por horas. Voy a pedir algo de comer, descansa.

- Está bien. Yo cuidaré de Lincoln. No tienes que quedarte, Ronnie -añadió al ver que Ronnie bostezaba.

- ¿Segura? Quería estar segura de que Link despertara...

- No creo que pueda estar en mejores manos que las nuestras, estaremos aquí.

- ...De acuerdo, nos vemos luego.

- Bye. Ah, por cierto, ¿sabes por qué Bobby no se ha presentado en los últimos días?

- No, no sé. Si lo veo le aviso.

Se marchó. Lori se preguntó si la morena no habría respondido muy rápidamente. Bobby no estaría ocultando nada, ¿verdad?

Bueno, por el momento no importaba mucho. 

Volvió la vista hacia su hermanito. ¿Por qué era que no le iba bien con las chicas? Era uno de los mejores chicos que jamás hubiera conocido, y a pesar de ello, nadie lo apreciaba. Sintió una inmediata preocupación al saber que Lincoln había desaparecido, y la rápida sospecha de un secuestro por parte de su novia la hizo reaccionar precipitadamente. Por suerte, su deducción fue acertada. Si así no hubiera sido...

- Ay, Lincoln -pensó- No sé que sería de nuestra familia sin ti. No sé que sería de mí sin ti. Haría cualquier cosa por ti, ya que tú siempre nos has apoyado a nosotras. Te quiero, hermanito...

Le acarició con cariño la cabeza. Moviéndose en sueños, Lincoln sonrió al sentir esa calidez fraternal sobre él. Lori se sonrojó al ver esa sonrisa tan tierna que tenía su hermano.

- Lori...

El susurro de su nombre la hizo quedarse quieta, en espera de su voz.

- Lori... No me dejes...

Se sintió conmovida. Las lágrimas le resbalaron por la cara.

- Siempre te voy a querer hermanito... Siempre... Siempre...

Esas palabras se quedaron grabadas en su mente. Y mientras ella atesoraba su cariño hacia su hermano, recordó...

Recordó como eran las cosas entre ellos cuando eran niños. Recordó esa felicidad que solo Lincoln le hizo sentir cuando lo cuidaba... No, cuando jugaban los dos, únicamente por el placer de hacerlo. No por algo a cambio, ni por obligación. Lo hacían porque se querían de verdad.

Se sonrojó cuando le vino el recuerdo de cuando Lincoln quiso casarse con ella, y una sonrisa se le dibujó en su rostro. 

- Aunque ya tengo novio... la primera persona que me quiso de esa forma fuiste tú, Lincoln.

Le besó la frente al peliblanco, sintiendo por primera vez desde que regresaron a casa, que su corazón estaba en paz.

En esos mismos instantes, Ronnie Anne entraba a su casa, totalmente desanimada. Su familia la saludaba, pero no respondió con entusiasmo. 

- Mija, ¿que tienes? -le preguntó su abuela.

- Nada. ¿Dónde está Bobby?

- Ah, eso... -repuso tímidamente la abuela, entendiendo- Está en su habitación.

Sin decir nada más, la morena subió las escaleras. No se desvió de su camino, por lo que ninguno de sus familiares pudo detenerla. Cuando abrió la puerta del cuarto de su hermano, se detuvo ante la oscuridad.

Bobby se hallaba en su cama, durmiendo. Últimamente dormía mucho, dado todo lo que tenía que afrontar...

- No, Fabiola... No más... Eres la única que puede hacerme esto, la única que le da sentido a mi vida...

- Bobby...

- ¿Qué...? Oh, hola, Ronnie. ¿Qué pasa? -bostezó Bobby, despertando.

- ¿Que qué pasa? -reclamó, perdiendo la paciencia- Me estoy hartando de mentir por ti. No se me es tan fácil mentirle a los demás, y cada vez te ausentas por más tiempo. Es notorio. ¿Cuándo se lo dirás a Lori?

- No... No, no puedo decirle...

- Claro que puedes, que no quieras es otra cosa.

- Pero...

- Nada de peros. O se lo dices pronto, o yo me aseguraré de que lo sepa de la manera más horrorosa y dolorosa posible.

Bobby se calló por unos momentos.

- Está bien, hermanita. Se lo diré pronto, aunque no quiero. Es que no quiero romperle el corazón...

- Lo harás de todos modos -repuso Ronnie- Lo que hiciste no se puede quedar sin saberse.

Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now