Parte 10: Lo indebido

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Lincoln se quedó de piedra. En sus labios aún sentía la presión de los labios de Nikki, pero seguía sin entender cómo pasó todo. Fueron solo unos segundos de duda. Luego se levantó y salió corriendo tras su amiga.

- ¡Nikki! ¡Espera!

- ¡Vete! -le gritó Nikki desde lejos.

El albino fue consciente de las largas piernas que tenía su amiga, que ella era más alta, y por lo tanto, era más rápida. Sin embargo, nada de eso lo detuvo. Mucha gente se le quedaba viendo por la curiosa escena que presenciaban, pero nada de eso le importó al peliblanco. Su pecho ardía, sus piernas aullaban, su corazón latía como nunca, y su aliento le faltaba cada vez más. Pero aceleró el paso, intentando alcanzarla.

En ningún momento perdió terreno, no más del que ya tenía Nikki de ventaja. Pero en su desesperación, ninguno de los dos bajó de velocidad.

El corazón de Lincoln saltaba por momentos, pues pocas veces había sentido ese anhelo cuando Nikki lo besó. Hizo acopio de toda su voluntad para seguir corriendo, seguro de que podría descubrir las razones por las cuales Nikki había ocultado que quien le gustaba era él mismo. Hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido, pensó el albino, no desde...

Lori. Por alguna razón, el nombre de su hermana mayor se apareció en sus pensamientos. La sorpresa casi lo hace tropezarse, pero recobró su compostura. Un atisbo de lo que ocurría en su interior lo hizo sentirse desconcertado.

- Ahora no -pensó- Primero Nikki.

La rubia parecía estar llegando al límite de sus fuerzas. Lincoln, con las interminables prácticas que había tenido con sus hermanas, no tardó en reducir la distancia, aunque él mismo también estaba muy cansado. Los minutos pasaban, y por fin vio que Nikki se detenía, sosteniéndose de un árbol. Lincoln se acercó a ella, alegrándose de que estuvieran alejados de todas las demás personas.

- Lincoln... No... Ajjj... No... te acerques... -jadeó Nikki.

Con el aliento faltándole, Lincoln la tomó de las manos para evitar que se escapara. Tardaron un tiempo en recobrarse. Con la ayuda de un agua que Lincoln compró, se limpiaron. Finalmente, quedaron los dos frente a frente.

- Nikki... ¿Me podrías explicar lo que acaba de pasar?

Nikki negó con la cabeza.

- Precisamente por esto quería huir, Link... Querrías saber, me dejarás, me dirás...

- No, nada de eso -dijo Lincoln, con firmeza.

Nikki levantó la vista. Él le sujetó con ternura la barbilla, acariciándole la mejilla. Nikki acarició con su propia mano la mano de Lincoln, apreciando el gesto.

- Nikki... No sé qué es lo que sientes... Pero te aseguro que nada cambiará la forma en la cual te veo. Te admiro por como eres, y nada me haría dejar de quererte: eres de mis mejores amigas y eres una chica genial. Me gusta tu cabello, la forma en la que sonríes, la forma de tus ojos... Si sientes algo por mí, eso hace que seas aún más perfecta.

Mientras hablaba, le tomó la otra mano dela rubia y se acercó. Nikki se había vuelto a ruborizar, pero ahora estaba complacida, además de muy emocionada; sus ojos anhelantes lo miraban con esperanza.

- Lincoln... ¿En serio piensas todo eso de mí?

- Claro. Yo jamás te mentiría.

Nikki sonrió un poco al creer sus palabras. Lincoln se dio cuenta entonces de lo cercana que se había vuelto Nikki a él en los últimos meses. Era de las pocas personas que hablaba con él en la escuela, la que lo invitaba a salir de vez en cuando. Pero el no darse cuenta de nada...

La rubia pareció adivinarle los pensamientos.

- Desde que te conocí pensé que eras alguien diferente. Nunca había visto a un chico que se comportara como lo haces tú: no te fijas en el cuerpo o el dinero. Si te juntas con alguien, es porque en verdad te cae bien. Nadie nunca me había tratado como... Bueno, como una chica normal. Eso me hizo fijarme en ti... En cómo eras, tu actitud, tu forma de ser... Todo me gustaba de ti.

Nikki por fin se sintió liberada. El temor de que Lincoln la rechazara se desvanecía. Poco a poco acercó su rostro al del albino. Y volvieron a besarse. La cálida sensación de sus lenguas chocando, el calor de sus cuerpos y la unión de sus bocas provocó que perdieran la noción del tiempo.

No se dieron cuenta de que sus amigos estaban cerca, viéndolos y esperando después de una larga búsqueda. No fue hasta después de unos minutos que Casey y Ronnie se dieron cuenta de que no se iban a ir de ahí en un tiempo cercano.

- Ok, demasiado besuqueo para mí. Ya es hora de irnos, Casey.

Los dejaron en paz, no sin antes explicarle a la mamá de Nikki lo que pasaba en el parque.

El resto de la noche la pasaron Nikki y Lincoln juntos. El deseo de Nikki de por fin estar con Lincoln lograba que su pasión se desbordara. No cesaba de apretarse contra su amado, besarlo, abrazarlo... Ni de hacer que las manos del albino acariciaran sus pechos.

Lincoln no mentía sobre Nikki, ya que en serio le gustaba, y ser su novio era algo alucinante. Pero a pesar de no faltar a su palabra, algo en Lincoln no se sentía bien. No sabía qué era exactamente. Pero mientras más lo pensaba, peor se sentía. Nikki le gustaba mucho, eso era indudable. Pero su corazón le decía que no estaba completo, sentía un vacío que no podía llenarse ni con todo lo que Nikki le ofrecía en esos momentos.

Y de repente...

Lori.

No...

Lori.

No...

Lori.

No no no no no no no no...

La sonrisa de la mayor de sus hermanas se apareció en su mente. Y de inmediato, una calidez rodeó el corazón del albino.

¿Pero qué...?

¿Acababa de pensar en su hermana... de forma romántica? Sin quererlo, la imagen de Lori suplantó a la de Nikki, causando al instante que su erección se acentuara.

- Mmmhhh... ¿Te gusta lo que hago?

La seductora voz de Nikki lo hizo volver en sus sentidos. Ahí estaba Nikki. Era su amiga, besándolo con ganas, la cara roja, ojos entornados... Se trataba de Nikki, no de Lori. Era Nikki quien lo besaba.

- Este... yo... -balbuceó Lincoln, confundido.

Sin dejarlo terminar, Nikki soltó una risita y volvió al ataque, pausando sus palabras con sus labios. El peliblanco no opuso resistencia, pero tampoco la ayudó. Y sintiendo asco hacia su misma persona, se preguntó qué tanto podría ocultar esos sentimientos que estaban surgiendo hacia su hermana...

Y qué tanto llegarían a odiarlo todos en caso de que llegara a decirlo.

Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now