Parte 16: El secuestro

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- ...Sí mamá, estaré unos días fuera, no te tienes que preocupar... Sí, preparé ropa... De acuerdo, bye -Nikki colgó- Como si te importara -murmuró para sí misma.

Lincoln estaba despertando, y se dio cuenta de que estaba amarrado por las muñecas y tobillos a una cama. No preguntó ni dijo nada, ya que era obvia la razón por la cual estaba ahí. Simplemente se quedó callado, hasta que Nikki, quien comía en una mesa cercana, se fijó en él.

- Vaya, el efecto duró menos de lo que esperaba. En fin, mejor para mí. La casita que compraron mis padres no está muy lejos de la ciudad, así que vine aquí para que nos dejen tranquilos. No hace falta que grites ni nada, no vive nadie por aquí.

Se acercó, le tomó el rostro y lo besó, con demasiado rudeza. 

- No sabes las ansias que tengo de hacerte... cosas... -por la forma en que lo dijo, habría derretido al mismísimo Apolo. Su mirada seductora y un sonrojo en esa sonrisa le hacían parecer mayor de lo que era, eso sin mencionar los numerosos atributos que su madre le había heredado. Pero Lincoln lo único que veía era la locura y obsesión que se ocultaban tras esa cara.

No dijo nada. 

- ¿Te resistes, eh? 

Silencio.

- Muy bien, esto será mucho más divertido de lo que pensé...

Cerró los ojos y siguió besándolo con ganas, y su mano le acariciaba la parte inferior de su camisa, mientras la otra le tocaba el pecho, en un éxtasis de lujuria.

Sin embargo, Lincoln mantuvo los ojos abiertos. No sentía mucha excitación al sentir como Nikki revolvía su boca, ni tampoco había ninguna reacción por parte de su libido. Tal vez al principio las cosas hubieran sido diferentes, pero sin lugar a dudas, Nikki había agotado a Lincoln de todas sus fuerzas.

El peliblanco estaba pensando en cómo le haría para escapar, cuando el celular de Nikki comenzó a sonar. El tono era algo peculiar, pero bastó para que Nikki se detuviera.

- Ay no -se quejó- Papá...

Se fue para contestar. Cuando la conversación se alargaba, Nikki se alejó para que Lincoln no escuchara. Así el albino tuvo algo de tiempo para pensar. No tardó mucho en idear un plan. Las cuerdas no eran muy fuertes, pero Lincoln sospechaba que la casa tendría puertas cerradas con llave. No iría por las llaves: distinguía un bate al lado, probablemente para que Nikki lo usara en caso de que él se escapara. En cuanto tuviera la oportunidad usaría ese bate para escapar.

- Ay, dios, en qué problema me acabo de meter -suspiró en su mente- Nikki se ve dispuesta a todo, y yo que pensaba en hacer esto con Lori.

Lori. Tal como la primera vez que besó a Nikki, su hermana mayor se apareció en su mente. Y se preguntó "¿por qué me gusta Lori?". Era una muy buen pregunta, ya que sintió que fue muy repentino... Momento, momento, ¿qué pasó aquí? ¿Había sido realmente tan repentino?

- Ah, no -sacudió la cabeza- Ahora que lo pienso... Sí... Desde... que éramos niños...

Recordó. 

...

Lori era una muchacha de trece años. Como muchas chicas de esa edad, tenían la necesidad de checar constantemente sus redes sociales. En esos momentos terminaba de hablar con una de sus amigas, una llamada de casi media hora de duración. Tomó una revista y comenzó a leerla. Como ese día era bastante tranquilo, podía darse el lujo de no hacer nada. Fue una mañana bastante normal, sus hermanas menores estaban metidas en sus asuntos y nadie la necesitaba. Sin embargo, eso no duró mucho.

- Lori, ¿puedes venir por favor? 

- ¡Voy!

Su madre la llamaba desde la cocina.

- Lo siento, cariño, pero a tu padre le surgió un problema urgente y lo tengo que acompañar. ¿Podrías cuidar a Lincoln por favor?

- Este... Supongo que sí.

Su madre detectó de inmediato su desgana. Se inclinó, comprensiva.

- Hija, sé que es algo tedioso cuidar a un hermano menor, pero está en la edad en la que corre por todas partes. Lucy vendrá con nosotros para que no te agobies tanto. Cuando regresemos veremos la película que quieras. ¿Está bien?

- Ok -aceptó Lori, más contenta.

- Ésa es mi hija.

Sus padres se marcharon con la más pequeña de las Loud, (por el momento al menos). Ya que era la mayor y más responsable de sus hermanas, generalmente era Lori la encargada de cuidar a sus hermanas, quienes en esos años eran solo unas niñas. No obstante, en ese momento Lincoln era una prioridad, dado que era el más travieso de todos.

Lori lo buscó por toda la casa hasta que lo encontró correteando por el pasillo de arriba.

- Hermanito, ven, tienes que estarte quieto.

- ¡No, quiero jugar!

El niño se alejó riendo, de modo que Lori lo tuvo que perseguir. Cuando por fin lo atrapó, habían pasado al menos cuarenta minutos. 

- Ok, Lincoln, hay que darte de comer.

Leni, Luna, Luan y Lynn ya le habían dado práctica sobre cómo cuidar niños, así que no tuvo dificultad para prepararle una comida rápida y sencilla para un niño: sopa y nuggets. El infante lo devoró en cuestión de minutos, tan ansioso estaba de seguir jugando. Volvió a escaparse, de vuelta al pasillo. Por suerte para Lori, las demás hermanas estaban tranquilas; si no hubiera sido así, de seguro habría ocurrido algún desastre. Pero por si acaso...

- Luna, ya que estás aquí, mantén controladas a las otras, por favor.

- Este, ok, supongo -dijo la futura rockera, consciente de lo atareada que estaba Lori.

Lori estaba muy cansada, y Lincoln no hacía más que hacerle las cosas más difíciles. Sin embargo, lo quería, y mucho. Era el primer hijo varón en la familia, una enorme novedad, y eso la hacía sentirse más responsable de él de lo que jamás había sido antes. Él la abrazaba y besaba de una forma distinta a las demás, y la hacía sentir mucho cariño y ternura por el pequeño peliblanco. Pero en esos momentos...

- ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Los gritos de su hermanito le llegaron desde arriba. Con el corazón en un puño, la mayor corrió hacia el origen del grito. En unas cuantas milésimas, su mente se llenó de imágenes de su hermanito cayendo y lastimándose, llorando, o peor, que no dijera nada y que significara...

Su corazón no pudo soportarlo, y toda la fatiga que sentía se desvaneció. La adrenalina le corrió por las venas y voló como nunca lo había hecho antes. Para cuando llegó a la parte superior de las escaleras, Lincoln caía del ático.


Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now