Parte 8: La feria

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- Lincoln, ¿en serio no te molesta que nos la pasemos todo el rato fuera?

Lincoln, quien leía muy tranquilamente, levantó la cabeza. Luan seguía preocupada por él, sobre todo porque ninguna de las dos hermanas se quedaba mucho tiempo en la casa. En ese preciso momento, Luan se arreglaba para salir con Benny. Por lo que el albino había escuchado, su relación iba cada vez mejor. 

- Ya te dije, Luan, no te preocupes por mí. No hay nadie que se alegre más que yo de que estén felices al lado de alguien.

- Ahhhh, qué lindo... Está bien, Lincoln, pero avísanos si te sientes solo. No queremos que nada te pase.

- De acuerdo, yo les aviso si algo ocurre. Aunque por como van las cosas, no creo que halla ningún problema.

- Muy bien. Yo terminaré de arreglarme.

Luan se preparaba en su habitación. Cuando el albino por fin sentía que podría tranquilizarse un poco, se oyeron varios instrumentos que se hacían sonar desde afuera. Lo que se oía no era cualquier tipo de música, sino una auténtica serenata mexicana. Como estaba completamente seguro de que no era para él, el albino se quedó donde estaba. Luan solo salió de su habitación, intrigada por el ruido, pero fue Lori la que llegó primero. Y cómo no, Bobby estaba vestido de mariachi acompañado de un grupo de compañeros mariachis con instrumentos, mientras el moreno cantaba con entusiasmo hacia su amada.

- ¡Mi amor, todo esto lo hago por ti, bebé!

Las guitarras, las trompetas, la voz de Bobby; todo se juntaba en una maravillosa armonía que muy pocas mujeres habrían resistido, sobre todo cantados por la persona que aman. Mientras la canción avanzaba, Bobby cantaba con cada vez más inspiración; tanto quería a Lori.

Lori no pudo hablar. No había palabras para expresar lo conmovida que estaba por ese acto. Luan estaba de acuerdo con Lori, y se preguntaba si Benny podía llegar a hacer algo parecido para ella.

Antes de que nadie pudiera hacer ninguna otra cosa, Lori salió corriendo por la puerta a los brazos de su novio. Levantándola con cierta dificultad, la joven pareja se alejó, seguidos por los mariachis. Lincoln se quedó pensativo, preguntándose porqué le inquietaba la idea de que Lori se fuera. 

Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar: recibió una llamada. Contestó.

- ¿Diga?

- ¿Lincoln?

- ¿Nikki?

- ¡Hola! ¿Todo bien?

- Todo bien, Nikki. ¿Llamas para algo?

- Es que quiero ir con todos a una feria aquí cerca. ¿Te gustaría venir?

- Claro, con gusto.

- Bien. Casey y Ronnie Anne ya confirmaron, ya veremos si Sameer también puede.

- Ok. ¿Es ahora?

- Si, alrededor de las siete. Si gustas paso por ti. 

- De acuerdo. Nos vemos.

- Bye.

Alegre por tener ya un plan para más tarde, continuó su lectura. Después de leer un rato, pensó en lo que se tendría que poner, y decidió que lo mejor sería alistarse cuánto antes. Sólo era una feria, así que no tenía que irse formal. Se llevó dinero suficiente; supuso que la cantidad de juegos a las que se subiría serían bastantes. Dejó una nota en caso de que alguna de sus hermanas llegara primero, aunque lo dudaba.

Sólo tuvo que esperar unos minutos antes de que llegara Nikki, en compañía de su madre. La rubia estaba en el asiento del copiloto. Los demás estaban en la parte de atrás.

- Hola, chicos, ¿qué tal?

- Todo bien, Link -contestó Casey.

- ¿No vino Sameer?

- No, tuvo que ir con su abuela -dijo Ronnie Anne.

Lincoln se subió al auto, y partieron. Hablaron durante todo el trayecto. La perspectiva de pasar la tarde en la feria era muy emocionante. La madre de Nikki les dijo que los recogería alrededor de la una, si les parecía. Todos estuvieron de acuerdo. Aunque sería de madrugada, muchas cosas aún estarían abiertas. En el momento en que llegaron, se bajaron y visitaron sus atracciones preferidas: la rueda de la fortuna, la montaña rusa, la casa de los sustos, la casa de los espejos, etc. Pasadas unas horas, comenzaron a sentirse hambrientos.

- Rayos, tengo hambre -se quejó Casey.

- ¿Qué se les antoja? ¿Pizza, hot dogs, palomitas, dulces? -preguntó Ronnie.

- Unos buenos hot dogs estaría bien -dijo Casey- ¿Quién me acompaña por ellos?

- Yo -se ofreció Lincoln.

Mientras ambos chicos fueron por la comida, las chicas se quedaron sentadas. Sin embargo, Lincoln se sorprendió cuando volteó su cabeza y vio a Nikki algo sonrojada y a Ronnie sonriendo burlonamente. Nunca las había visto así.

- ¿De qué crees que hablen? -le preguntó a Casey.

- ¿Eh? -dijo éste sin mirarlo, distraído.

- Las chicas, hablan de algo.

- Sí, es que a Nikki le gusta un...

De pronto, su amigo abrió desmesuradamente los ojos y se tapó la boca, evitando la avalancha de palabras, pero el daño ya estaba hecho.

- ¡¿Queeeeé?! ¡¿A Nikki le gusta alguien?!

Ávido de noticias, Lincoln evitó que su amigo se escapara.

- De aquí no te vas. Cuéntame todo. ¿Por qué nadie me lo dijo?

- Rayos, ¿por qué soy tan distraído...?

- ¡No cambies de tema! ¡Cuenta!

- Es que... De acuerdo, ¡pero no le digas a nadie que te dije! -le advirtió- Si alguien se entera que te dije, me quemarán vivo.

- Tranquilo. Y ahora, dime.

- Mira, no sé mucho. Pero por lo que sé, Nikki nunca se había enamorado de nadie. Conoció a un chico y le gustó desde que lo vio. Y conforme hablaba con él, le gustó aún más. Ama su forma de ser...

- ¿Y quién es?

- Ah, no. Eso sí no te lo puedo decir.

- Oye...

- En serio, Link, eso no puedo decírtelo. Algún día sabrás, si Nikki confía en ti. Solo nos dijo a Ronnie, a Sameer y a mí para que la ayudáramos.

Lincoln, incapaz de creer que Nikki estuviera enamorada, pensó en quién sería. Se preguntó que tan poco confiable era él como para que Nikki no se lo dijera, pero se prometió ser mejor persona con ella. Todo con tal de ayudar a su amiga.

Viendo que los chicos regresaban con los hot dogs, ambas amigas se callaron. Sabiendo que no debía preguntar, Lincoln solo dijo:

- Provecho chicas.

- Gracias.

Sin embargo, no pudo evitar notar el ligero rubor que aún cubría las mejillas de Nikki. Aún quedaba tiempo antes de que los recogieran. Ese tiempo lo emplearía en intentar sonsacarle algo a Nikki, pero sería difícil, ya que ella no hablaba mucho de ello.

Esa noche se enteraría de muchas cosas, o eso planeaba. Ni como saber que las cosas cambiarían tanto en una sola noche.

Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now