Parte 4: La inquietud

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Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que las clases habían comenzado, lo cual era bueno en algunos sentidos. Luan se había encontrado con el club de teatro, el cual,  al ver su talento, optaron por aceptarla de inmediato. Luan ya se preparaba para su primera obra que tendría lugar al final del curso. Aún mantenía su negocio de bromas, atendido por Risitas y algunas otras de sus compañeras. Y por la actitud que tenía Luan, hasta parecía que nunca hubiera dejado atrás su antiguo hogar.

Sin embargo, Lori era harina de otro costal. Una noche en la que Lincoln se quedó despierto viendo a Ace Savvy, vio que su hermana mayor se encontraba con la mirada perdida, hablando para sí misma y jugueteando distraídamente con un plato de cereal.

- Lori, ¿te encuentras bien?

- ¿Dónde está...?

- Lori...

- ...Perdiendo el tiempo...

- ¡Lori!

- ¡Ah! ¿Qué...?

- Te estoy preguntado que si estás bien.

- Ah, sí... Es sólo que no he visto a Bobby desde el primer día. Sé que tenemos diferentes clases, pero aún así me gustaría verlo más. No sé qué estará haciendo...

Lincoln sabía de sobra que Lori deseaba pasar el mayor tiempo posible con su novio, pero también sabía que el galán no sería capaz de soportar mucho tiempo más. En los últimos años no se habían visto mucho, aunque sus video-llamadas eran interminables. Era lógico que, ahora que Lori estaba tan cerca de él, ella quisiera volver a las andadas y verlo cuanto tiempo pudiera. El problema es que los hombres no están hechos para estar TODO el tiempo con sus novias. Es cierto que al principio lo están, pero pasado un tiempo van a querer estar solos.

Los varones se retiran a veces sin darse cuenta, atraídos por su instinto de pasar tiempo caritativo con ellos mismos. Lo que muchas mujeres no logran ni alcanzan a comprender es que los hombres realmente necesitan tiempo para estar solos. Malinterpretan las señales pensando que ellos ya no las aman o que ya no pelean por ellas. Lo único que necesitan los hombres es que los dejen tranquilos por un tiempo, y eventualmente volverán. Esta necesidad es tan válida como el de las mujeres de querer hablar con sus parejas todo el tiempo, de sus problemas, de sus días, de sus amigas, de la escuela, del trabajo, que si esto que lo otro.

Ambas necesidades son completamente válidas, pero la razón por la cual tantas parejas se separan con rapidez es que no aceptan esa necesidad y culpan a sus parejas por ello. Por lo que se veía, tanto Lori como Bobby habían superado ese problema, pero era uno que se tenía que aceptar constantemente. Lincoln se sabía esto de memoria, al fin y al cabo se había tenido que acoplar a los gustos de diez hermanas.

- Lori, tal vez Bobby tenga cosas importantes que hacer, pero estoy seguro de que volverá. Sólo dale un poco de tiempo.

- Sí, lo sé, pero... Quiero verlo. Hace mucho que no hacemos cosas juntos, ni salimos, ni nada... Aunque supongo que tienes razón -dijo levantándose, un poco más animada- Creo que iré a hacer otra cosa. Leer una revista o algo. Ya lo veré algún otro día... Espero...

- Sería lo mejor -opinó Lincoln.

Mientras Lori se iba a su cuarto, Lincoln pensaba en su propia amiga. Tal vez Ronnie Anne supiera en qué andaba metido Bobby. Valía la pena preguntar. Sacó su celular y la llamó.

Al principio su amiga no contestó, pero después de insistir un poco, respondió la llamada.

- Ah... Lalo, me están llamando... Ya te dije que jugaremos a la pelota después... Te lo prometo. Vamos, solo sal un momento... ¡Afuera, chucho...! Ahora sí, perdón, ¿eres Lincoln, verdad? Lo siento, pero Lalo quiere jugar y no me dejaba en paz.

- Está bien, supongo que tenía ganas de estar contigo.

- Supongo que sí, pero ya lo pude calmar un poco. ¿Llamabas para algo?

- Sí, es que Lori tiene muchas ganas de ver a Bobby, pero no le ha visto el pelo desde el primer día, ¿Sabes lo que está haciendo?

- No, ni idea. Es cierto, pasa mucho tiempo fuera de casa, ahora que lo pienso. Aunque estando en la universidad no es raro: proyectos, tareas, amigos, tareas, comida, vivienda, tareas, gasolina, auto, tareas, limpieza, higiene, tareas, familia, ejercicio... ¿Ya dije tareas?

- No, me parece que no -rió Lincoln- Bueno, si lo ves, dile que Lori lo busca. Sería bueno que se vieran aunque sea una o dos veces por semana. No estaría mal, ¿o sí?

- Yo no le veo problema. Cuando se deje ver, le aviso, aunque no sé si me escuche, porque está muy distraído... Bueno, Lalo se impacienta, me tengo que ir. Hasta mañana.

- Descansa.

Lincoln sintió cierta preocupación por Lori, pero poco podía hacer. Era verdad que el peliblanco ya tenía mucho más tiempo libre, pero simplemente no podía resolver todos los problemas de sus hermanas. No había sido difícil acabar con las discusiones de las gemelas, por ejemplo, pero no podía comprarle de la nada y sin motivos una guitarra a Luna.

Sin embargo, mientras cavilaba, su celular fue el que sonó ahora. Intrigado, vio que se trataba de Nikki.

- Hola, Nikki.

- ¿Qué onda, Lincoln?

- Es bueno escucharte. ¿Necesitas algo?

- Tenía pensado ir con los demás por un helado o algo, pero Ronnie tiene que hacer cosas con su familia, Casey tiene que ir al dentista, y Sameer estará ocupado con una tarea. Los acabo de llamar y me lo contaron. Si de plano los cuatro no pueden mañana, creeré que alguien conspira contra mí. Dime que no es así, por favor, por favor, por favor, por favor...

- Jajaja, tranquila, mañana estoy libre.

- Gracias al cielo. Entonces... ¿Mañana por la tarde? Hay un parque en el centro de la ciudad que din duda te gustará.

- No estaría mal. Entonces ahí nos vemos.

- Genial. Hasta mañana.

- Bye.

Era la primera vez que Lincoln conocería mejor la ciudad. Las otras veces se había limitado a visitar los puestos que habían en una calle cerrada, de modo que a lo que la ciudad se refiere, no conocía casi nada.

Pero mientras fantaseaba sobre lo que haría, una ligera preocupación por lo que Lori temía: que Bobby ya no la quisiera ver. Unos días tal vez eran pasables, pero ya habían pasado semanas y no lo había visto. No obstante, esa idea no tenía sentido, pensó; al fin y al cabo en Royale Woods la pareja se había llevado de maravilla, no veía porqué no lo habrían de hacer en la ciudad. Con esas cosas en mente, Lincoln decidió que lo mejor que podía hacer por el momento era irse fue a acostar.

Lo que nos unió al finalWhere stories live. Discover now