Parte 7: La organización

1.1K 100 5
                                    

Esa misma semana, Luan por fin dio a conocer a su amado novio. Lincoln estaba tranquilamente charlando con Nikki en su celular, cuando dos personas entraron en la casa. Al volver la vista, el albino vio a su hermana comediante con un chico de cabello castaño y corto, quien supuso que era Benny. Le dijo a Nikki que le hablaría más tarde e irguió su espalda.

- Hola, Lincoln -sonrió Luan- Espero que no te estemos molestando.

- Tranquila, Luan, las visitas no hacen mal a nadie. ¿Y a quién tengo el placer de conocer?

- Benny Armendaris. Un gusto.

- Igualmente. 

- Luan me ha hablado mucho sobre ti. Bueno, de su familia en general -continuó Benny- Tener tantas hermanas debe de ser agotador.

- Sí, a veces. Pero lo hago con gusto. Al fin y al cabo, uno debe ayudar a su familia.

- Concuerdo. 

Nada más hablar con él, Lincoln supo que se iba a llevar muy bien con él. Parecía amable, animado, gracioso, simpático, y tenía una notable facilidad para hablar. Ya veía porqué Luan se había enamorado de él.

- Ay, Benny, cómo me alegro de haber conocido a alguien cómo tú. Nunca te dejaré ir -dijo Luan, y lo abrazó con fuerza.

- Hoy será un día Luantástico.

Eso la hizo reír.

- Fue un gusto haberte conocido, Lincoln, pero nos vamos al parque. Tendré que robarme a tu hermana por el resto del día.

- Jajaja, ok. Diviértanse. 

Se dieron un choque de puños, y la pareja salió.

El peliblanco se sintió muy feliz de que Benny fuera tan buena persona. Ya los veía en un futuro feliz. No tuvo mucho tiempo para regocijarse con esa visión, porque justo en ese momento llegó Lori de trabajar.

- Ahhhhh, vengo muerta -comentó agotada, tumbándose en el sofá.

- ¿Cómo te fue, Lori?

- Bien, pero cansado. Tuve tres conferencias y una revisión, pero salí bien parada. Ya no tendremos que preocuparnos por los siguientes... dos años, tal vez, si administramos bien el dinero.

De repente, Lincoln se sintió culpable por no hacer nada para hacerle la vida más fácil a su hermana mayor.

- Lori... ¿No quieres que te ayude en algo? Vender cosas, ir a un restaurante, cuidar niños, lo que sea...

Lori levantó la vista, viendo adónde iba la conversación.

- Lincoln, estamos bien. Es cierto que me canso, pero es un cansancio agradable, de esos cuando sabes que haz dado lo mejor de ti mismo. Si en serio quieres ayudarme, esfuérzate en la escuela. Aunque por tus últimas calificaciones, no creo que haya problema con eso -y le sonrió.

Lincoln recordó los sobresalientes en sus materias, pero eso no le quitó la culpa.

- Pero... Es que te esfuerzas tanto...

- Lincoln. Lo hago porque los amo. 

Lo atrajo hacia ella, abrazándolo suavemente. Esa afección, ese calor, esa tranquilidad que alguien mayor te causa; todo eso conmovió al albino. 

- Lincoln, gracias por preocuparte por mí, pero en serio no pasa nada. Con saber que son felices y tienen todo lo que necesitan, me basta con eso. Si lo agradecen todo, incluso mejor. Y claro, que no destrocen la casa -y se rió.

Lincoln se animó.

- Muchas gracias por todo, Lori. Y si te hace sentir mejor, puedo prepararte algo de comer después de que llegues. No me causa ningún inconveniente.

Lo que nos unió al finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora