Ella simplemente llegó para volverme loco. Con su tonto cabello y actitud condescendiente vino para hacerme caer.
Más que héroe parece una villana metiendose en la mente de la gente y jugando ahí arriba.
Convirtiéndose en un capricho. Un maldito c...
Las oficinas de la agencia del héroe no.1 se encontraban abarrotadas y muy movidas, el trabajo de un héroe nunca acababa y el gran héroe incandescente: Endeavor no tenía tiempo para descansar; a pesar de todo el trabajo ninguno era realmente importante al punto que ameritaba la presencia de aquel imponente hombre. Esperaba paciente a los pasantes que llegarían ese día de la U.A.
Claro que ya habían llegado aquellos que estarían esa semana en su agencia, pero estaban colocándose su traje de héroe.
Las puertas de entrada se abrieron dejando ver a aquel que ahora ocupaba el puesto no.2 Hawks, aquel que es muy rápido para su propio bien. El héroe de solo 22 años con aquel cabello rubio ceniza y sus imponentes alas color carmesí había robado las miradas de cada mujer que estaba ahí mientras el seguía su camino, porque claro que sabía para donde iba.
Se distrajo un momento viendo de más a una chica y ya había chocado con alguien. Miró al suelo y ahí se encontraba una chica con el cabello encendido en llamas con la cabeza gacha. El pro héroe extendió la mano que ella aceptó.
— No era necesario que quemaras mi mano - se quejó el rubio mientras sacudía la mano que la chica había sostenido.
— No era necesario que me tumbaras - respondió un tanto condescendiente. Hawks sonrió.
— Tu te atravesaste.
La chica levantó el rostro para encontrarse con aquel héroe que había sido su favorito desde su debut. Se sonrojó un poco y el fuego de su cabello levemente se fue apagando. La sonrisa del rubio creció al ver aquello.
— Tú te atravesaste.
— Bonitos ojos.
— Lo sé - dio media sonrisa, su pelo ya no tenía llamas y había vuelto a su negro natural.
Hawks la miraba ahí, era claramente más baja que él.
— ¿Que esperas? Déjame pasar.
— Discúlpate fosforito. - otra vez el cabello de la chica se había encendido, la temperatura en aquel pequeño pasillo se elevaba gracias a eso.
— Discúlpate tú, águila. - a Hawks no le gustó eso, sus cejas se juntaron y sus labios se apretaron. ¡Punto para ella! Había tocado un nervio.
