8. Pobre de mi jefecito

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Reiko seguía riendo mientras que su jefe chocaba la frente del escritorio, el alado continuaba fingiendo sollozos y chocando su frente.

— ¡Es inaudito! ¡No se como llegue a esto!  - gritó y la chica volvió a reír.

— Respire profundo. - comentó la bicolor, pocas veces era posible ver al héroe preocupado y está era una de esas pocas.

— ¡No puedo! Hanahi no viene, ¿por qué está en mi cabeza?

— Pídale que venga. Seguro ella vendrá. - Hawks levantó el rostro dándole una mirada asesina.

— ¡Claro! Ella me ama y vendrá corriendo a mi.

— No se emocione.

Otro grito salió del hombre, chocó otra vez su frente con la mesa

Se sentía extraño desde que Hanahi dejó de ir, su tía había tenido un accidente y ella la había estado cuidando, pero ahora su ausencia en la oficina dejaba un vacío para todos y el hecho de que los demás trabajadores de ahí le preguntara por ella todo el tiempo no aminoraba el vacío.

Reiko y ella se habían vuelto muy cercanas en el poco tiempo que la segunda tenía ahí, era raro ver a alguna de esas dos mujeres socializar adecuadamente con otros, pero entre ellas parecían llevarse realmente bien. ¿Por qué con el no era así?

Hanahi era complicada y mordaz, sería una gran heroina y el lo sabía. La chica era especial en muchos sentidos, se había ganado el corazón de los Todoroki y eso era algo casi imposible.

De esa forma la chica también se ganó el corazón del alado, pero eso era algo que el jamás admitiría.

— ¿Está encaprichado otra vez?

— Deja de decir tonterías Reiko, solo hace falta su presencia aquí. - señaló poniéndose de pie. Se sirvió un poco de agua.

— Pobre de mi jefecito, se encapricha con mujeres que lo rechazan ¿recuerda a Fuyumi-Chan?

Hawks salió de ahí con la excusa de que iba a patrullar, Reiko disfrutaba mucho molestar a la gente y su blanco favorito era el, no evitó pensar en Fuyumi, la albina era su gran amiga de infancia de la que el estuvo encaprichado hasta que Hanahi apareció en su vida el año anterior.

Caminaba por las calles y era más tranquilo por las tardes que en las noches, no había nada nuevo y algunos civiles le pedían fotos y autógrafos.

— ¡Gracias señor Hawks! Se lo agradezco mucho. - habló la mujer tomando la mano de su Niño.

— ¿Donde está hanahi? - cuestionó El Niño y el héroe maldijo internamente.

— Esta muy ocupada, pero pronto volverá a las calles.

Los ojos del Niño brillaron ante eso y Hawks se despidió para seguir con su patrullaje. Otra vez la chica se apoderaba de su mente. No estaba enamorado, solo era un capricho como cuando era un niño, era eso.

-.-.-.-.-.

La chica de ojos violeta miraba por la ventana de la habitación del hospital, su tía iba mejorando y quizás en una semana más estaría en casa. Se pasaba los días sentada mirando por aquella ventana, esperaba a Hawks pero jamás lo admitiría.

La puerta sonó haciendo que ella despegara su mirada del cielo. Abrió la puerta.

— ¡Hola fosforito! - saludó el héroe alado, una fina capa de sudor estaba en su frente y Haru no respondía nada, al verlo supo que a quien esperaba era a él.

— ¿Como me encontraste?

— Toqué cada habitación, no te imaginas lo difícil que fue. - la azabache sonrió, debió ser muy difícil pues su habitación estaba en el cuarto piso.

Lo invitó a pasar y el héroe entregó unos brownies a la chica, la sonrojó y eso le gustó. Ambos se sentían raros estando junto al otro sin ignorarse completamente o estar peleando. Las horas pasaban y con el tiempo se sintieron cómodos en compañía del otro.

De la nada Hawks dijo que debía irse y una desilusionada Hanahi aceptó no sin antes dar uno de esos pequeños insultos que llevaban en su relación. El héroe salió del hospital y emprendió vuelo. Hanahi lo vio irse y sintió una presión en el pecho que no comprendía.

— ¿Ese es el chico?

— ¡C-crei que dormías! - dijo al darse cuenta que la mujer no estaba dormida, su tía rio ante la reacción de su sobrina.

— Mi dulce niñas, se nota que lo quieres.

— Lo quiero matar la mayoría del tiempo ¿eso cuenta? - la mujer miró acusadoramente a la menor.

— En un tiempo más veremos si eso es lo único que quieres hacerle.

La mujer rió y Haru suspiró, ninguna dijo otra palabra pero la de cabellos negros tenía muchas en su cabeza, era la primera vez que no discutían estando juntos; el héroe ahora se había apoderado de sus pensamientos desde que empezaron a besarse, tonta de ella por haber empezado ese maldito juego. Era todo su culpa, debía sacarlo de su mente porque ella tenía cosas más importantes en las que pensar.

Tenía un trato con la liga de villanos, ellos le daban algo que ella quería y ella les prestaría cierta parte de sus poderes y listo, todos felices ante eso.

Era lo único que debía cruzar sus pensamientos, no un héroe que a ella ni siquiera le caía bien. ¿Verdad?

¡Hawks era un héroe! ¡Eso era malo! Ahora ella se estaba corrompiéndose de a poco y si el se daba cuenta debía hacer su trabajo de héroe y acabar con eso.

¡Diablos! Debía alejarse de él o se daría cuenta.

Se miró en el espejo y sus ojos estaban llenos de lágrimas. ¿Por qué le importaba tanto perder la confianza de Hawks?

Eso no estaba bien...

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Maldito capricho - Hawks/ Takami KeigoWhere stories live. Discover now