Ella simplemente llegó para volverme loco. Con su tonto cabello y actitud condescendiente vino para hacerme caer.
Más que héroe parece una villana metiendose en la mente de la gente y jugando ahí arriba.
Convirtiéndose en un capricho. Un maldito c...
Haru abrió los ojos y vio la oscuridad, esa no era su habitación y lo sabía por la posición de la cama. Se frotó los ojos y se removió sintiendo su entrepierna pegajosa.
Sexo.
Le dolía la cabeza, la espalda y los muslos. Había sido un gran sexo quien sabe con quien. Sus ojos se acomodaron a la oscuridad y por fin le prestó atención a la mano que había en su cadera. No era la fría mano mano a la que estaba acostumbrada, lo mejor sería que se fuera, pero Haru no podía moverse de ahí pues no movía las piernas.
Tomó la mano del extraño a su lado, era tan cálido y confortable; con cuidado siguió su brazo hasta llegar a su rostro, tocando con cuidado sus facciones, sus labios. Le gustaba tocar sus labios, la forma de su rostro la recordaba, había tocado ese rostro antes y sin despertarlo acarició su pelo, se sentían como suaves plumas.
¡Plumas! Maravilloso.
El pánico la invadió y de forma le neta llevo su mano hasta la espalda encontrándose con las imponentes alas que seguro eran rojas.
Haru se dio cuenta que tuvo sexo con Hawks, el mejor sexo que había tenido en toda su mugrosa existencia, recordó todo lo que había pasado antes de caer desmayada y sintió calor en su rostro, estaba avergonzada de todo aquello pero al menos podía hacerse la desentendida al amanecer.
Haru cerró sus ojos y se permitió dormir junto al héroe, de enfocaría en su problema al amanecer.
Horas más tarde el rubio abrió sus ojos con la sorpresa de que Haru aún estaba a su lado, una pequeña luz entraba por la ventana que le permitía ver a la chica a su lado, los labios entreabiertos y sus brillantes ojos cerrados, pocas veces podía verla tranquila.
Ya había cumplido su capricho, ya no iba a pensar en ella cada maldito Segundo y eso lo hacía feliz. Los ojos de Haru se abrieron y el escucho una maldicion salir de sus labios.
- ¡Buenos días! Debes prepararte para ir a clases. - informó el rubio con su sonrisa de siempre. La chica simplemente se quedó sin palabras, eso era más real de lo que se había sentido en la madrugada.
Hawks se acercó a ella y le dio un corto beso en los labios, no obtuvo ninguna reacción de la chica y volvió a besar varias veces hasta que ella empezó a corresponder, algo tenía el que la hacía reaccionar de ese modo. Tomó la nuca de Hawks y profundizó el beso, le excitaba el simple roce de sus labios.
El beso se detuvo y sus miradas chocaban, no tenían una mínima idea de lo que pasaba; se suponía que una vez que tuvieran sexo aquella sensación se iría, pero ahora era más fuerte.
- Me encanta que tus ojos sean lo primero para ver al despertar. - dice moviendo un mechón de su cabello.
- Ya lo arruinaste, pollito. - otra vez habían vuelto a los apodos, pero el rubio no quería una pelea sino que quería más de ella.
La abrazó cuando ella se disponía a irse de la cama, dejó un par de besos en su nuca y vio como su piel se erizaba.
- Que curiosa reacción. - murmuró acariciando su hombro, siguió hasta llegar a su cintura, acarició su vientre y vio como la sábana era levantada.
Una sonrisa se posó en sus labios, vio las orejas de Hanahi rojas indicando que estaba sonrojada y eso era más que un triunfo para el. Bajó su mano a esa zona prohibida donde ella lo había invitado indirectamente; estaba inundada.
Movió sus dedos de manera circular en su clitoris y ella suspiraba ante el tacto, nada más excitante que tener a la mujer más dominante que conocía ahí retorciéndose de placer gracias a él.
Introdujo un dedo y el caliente interior lo recibió complaciente, un gemido se escapó de sus labios y con eso no pudo más, su pene estaba tan erecto que le dolía, solo le había pasado con ella.
Se puso sobre ella que tenía las piernas al rededor de su cintura, pasó su pene por los suaves y mojados pliegues de la chica, arañó sus brazos ante la fricción. Hawks unió sus labios mientras se frotaba en ella haciendo que los gemidos quedaran en su garganta.
- Hawks... - gimió ella aferrándose más a él.
- Dilo fosforito - el tomó el cuello de la chica haciendo que ella descubriera un fetiche que no sabía que tenía.
- Mételo, por favor. - siseó ella. Hawks debía ponerse un condón, el lo sabía pero no quería dañar el momento deteniendo todo para buscar la maldita goma que no le permitiría disfrutarla completamente. Mandó eso al diablo, de todas formas debía comprarle la pastilla.
Introdujo su pene en aquel que ya era su lugar favorito, el interior de Haru lo recibía gustosa. El rubio no se hizo del rogar y empezó a mover sus caderas de forma lenta mientras besaba a la chica debajo de él, ambos disfrutando el momento como si al terminar se le fuera a escapar de las manos.
Hanahi abrió más sus piernas, permitiendo total acceso a su interior, dándose ambos más placer.
- Estás deliciosa. - gimió el héroe aumentando el ritmo de sus embestidas, la de ojos violeta sentía como el pene de Hawks tocaba su cervix dándole cada vez más placer, no conforme con eso, empezó a estimular su clítoris con su pulgar.
- ¡No pares! ~ - gimió con ojos llorosos.
Un largo gemido salió de los labios de Hanahi y después Hawks sintió como el interior de ella apretaba aún más su pene, indicando que ella había tenido su orgasmo, gracias a eso el también llegó, derramándose en su interior.
Dejó caer su peso en Hanahi mientras aún estaba dentro de ella, acunó su cabeza en el cuello de la chica mientras que ella acariciaba su espalda hasta que ambos volvieron a quedarse dormidos.
Aquello no duró mucho pues las alarmas de ambos empezaron a sonar, la chica decidió que ya no iría a la escuela ese día. Miró a Hawks prepararse para ir a la agencia y cuando estaba de espaldas ella pudo ver varias cicatrices además de líneas rojas que seguro había provocado ella.
- Tus cicatrices... - dijo sin pensar, el héroe terminó de subir su pantalón y se giró a ella con una sonrisa.
