30. La gripe española

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Chicago, Illinois, Estados Unidos, 1918

La inmortalidad podía ser mala, aunque tenía sus días buenos. Para Carlisle, era malo tener buena memoria dado que no podía quitarse el recuerdo de Esme de la cabeza. Luego de asegurarse de que ella estaba bien, los gemelos y el se habían vuelto a mudar dos veces.

Hacía un año que estaban en Illinois, como siempre, Carlisle se dedicaba a trabajar como doctor en algún hospital o creaba su propio consultorio. Últimamente el mundo se había vuelto un caos. En Europa se había desatado una guerra de gran tamaño, algo absurdo que jamás se había visto, al parecer las grandes potencias estaban involucradas en dos bandos. Miles de personas morían cada día y miles de personas se estaban enlistando en el ejército ahora que Estados Unidos se había unido al bando de Inglaterra.

Los gemelos habían viajado a Europa para ver el caos en el que Europa estaba sumergida. Al parecer los Vulturis estaban algo asustados de que la guerra llegara a la Toscana. Para ellos, la guerra significaba menos humanos para alimentarse. Alec había vuelto perturbado al ver a tantos humanos morir y Jane también estaba afectada, aunque mantenía una actitud serena para poder calmar a su hermano.

El mundo estaba cambiando, cada vez era más rapido y violento. La guerra había durado cuatro años y aún no había indicios de que terminara.

No solo la guerra estaba causando oleadas de muertos, también la gripe mataba.

Desde hace meses una pandemia estaba castigando al mundo. Era una suerte ser un vampiro, gracias a ello era inmune a la enfermedad, lamentablemente el resto del mundo no lo era.

Desde finales de 1917 y durante todo el 1918, las calles estaban vacías debido a que los empleados no iban a trabajar y la gente prefería no salir de sus casas por miedo a cruzarse con personas que sufrían de influenza y necesitaban ayuda. Por un lado era lamentable su egoísmo, aunque era entendible que todos tenían miedo de esta enfermedad que estaba matando a diestra y siniestra.

Los niños morían de hambre porque sus padres fallecían a causa de ésta enfermedad y nadie quería acercarse a ellos. Jane decía que esta pandemia era similiar a la Peste Negra, que sucedió en Europa a fines de la Edad Media. Nadie supo cómo pasó, pero un día empezaron a surgir casos de personas que sentían debilidad, tenían neumonia, problemas estomacales, dificultades para respirar, confusión y fiebre. Lo más extraño de todo es que las principales víctimas eran personas saludables de veinte a cuarenta años.

Le costó un poco, pero pudo convencer a los gemelos de que se presentaran voluntarios para tratar de ayudar a las personas. Era lamentable que los médicos y enfermeras no quisieran ayudar a las personas. Era demasiado deprimente ir al hospital y ver las camas llenas de moribundos con poca probabilidad de sobrevivir. La parte mala de ser doctor era que no siempre se podría salvar vidas, no importa lo que se hiciera, no se podía salvar a todos.

Era frustante no poder encontrar una cura, es cierto que la medicina estaba avanzando a grandes pasos, pero aún era imposible tratar ciertas cosas. Sabía que no era ético, pero él inventaba nuevos medicamentos y tratamientos para tratar a los pacientes. Algunos llegaban bastante débiles y no resistían una noche, otros peleaban un poco por su vida a pesar de que la enfermedad siempre les ganaba. Carlisle era optimista y creía que algún dia encontraría una cura.

No se habían dado cuenta de que Chicago era un poco soleada. Por lo general siempre se dirigían a ciudades lluviosas y nubladas, aunque cuando uno quiere ejercer de verdad, no hay obstáculos que puedan impedirlo. Estaba atardeciendo cuando el doctor Cullen llegó al hospital, debía cubrir el turno nocturno y tratabajar hasta el amanecer. Al llegar, vio al doctor Sturla dejar su bata y mirarlo con pesar.

Segunda oportunidadWhere stories live. Discover now