54. Thomas

684 68 11
                                    

Jane bufó molesta por enésima vez en una hora. Odiaba admitir que tal vez Rosalie tenía razón al obsesionarse con comprar ropa y cambiar el vestuario. ️¿Por qué soy tan monótona con mi ropa?

Se quitó los pantalones y la camisa negra, tirandolos junto al montón de ropa que se había probado anteriormente. Es ridículo, las citas son ridículas, las relaciones de pareja son ridículas. ¿Por qué las mujeres debemos ser tan detallistas y prepararnos tanto?

En una cita, siempre se espera que las mujeres se vean bien, que estén maquilladas, peinadas, perfumadas y con prendas impecables, nadie pretende que el hombre sea un galán de Hollywood, con que se vea presentable es suficiente, pero la mujer... Este era uno de los momentos en que Jane odiaba ser mujer, en que odiaba lo que la sociedad espera de una mujer.

¿Qué importa el aspecto físico? ¿Por qué el físico es más importante que el intelecto? ¿Por qué el mundo es tan vanidoso? Suspiró y observó cuidadosamente su reflejo en el espejo de cuerpo entero.

Jane es consciente de que no es una gran belleza como Rosalie. Si. Es joven, su rostro posee rasgos delicados, su cabello es rubio como el sol. Si, son rasgos atractivos, pero no es suficiente. Su cuerpo es pequeño, sus curvas son pequeñas, sus pechos son levemente más pequeños que el promedio. Puso sus manos sobre sus pechos y comenzó a apretarlos, imaginando que si usaba un sostén pequeño tal vez sus pechos se verían más grandes y atractivos. Suspiró al ver que eso no generaría un gran cambio. Maldita genética inglesa.

Nuevamente se dirigió al armario, resignada a que no encontraría nada interesante, nada que la hiciera verse más bonita y deseable. No importa, no necesita verse linda para nadie. Solo hablarían sobre libros, con suerte irían a la librería a buscar más libros, nada que requiera verse como una diva.

Al buscar detalladamente en el interior de su armario descubrió una caja plateada con su nombre escrito en ella. Con cierto recelo la abrió, sorprendiendose al ver su contenido. Lo primero que vio fueron unas botas negras, elegantes e ideales para estar en la nieve; luego vio una camisa violeta, un pantalón negro y un abrigo en rosa viejo. Por último, un perfume dulce y un collar de plata se hallaban protegidos en pequeñas cajas al costado de la ropa.

Todo combinaba y creaba un outfit discreto y elegante, fiel al estilo de Jane y a las condiciones climáticas. Debido al nivel de detalles no fue difícil deducir quién lo había hecho. La ausencia de un conjunto de lencería le hizo pensar que solo hablarían y no habría necesidad de desnudarse. Sintiendo algo más de confianza en si misma, se vistió y ordenó todo el desorden que había causado.

En la sala de estar se encontraba toda la familia reunida, incluyendo los Denali. Por un momento se sintió molesta al percibir la presencia de Ivan y Karim al lado de Thomas. ¿Cómo podría escaparse si ese par de idiotas estaban custodiando a Thomas?

Mientras estaba en su habitación pensando qué ropa usar, creyó que todo sería sencillo, simplemente lo vería y ambos se irían, pero no. Thomas estaba entretenido con sus hermanos, por lo que no se iría con facilidad.

En silencio, para que nadie notara su presencia, se sentó en el lugar más alejado y trató de prestar atención a la conversación que se desarrollaba a su alrededor. Algo difícil ya que su nivel de interés en la vida ajena era nulo.

–Por un momento creí que no lo usarías –Jane se sobresaltó al escuchar a Alice llegar detrás de ella en silencio.

–No soy muy buena escogiendo ropa, además me gustó. Si me interesara en la moda tal vez podría haber comprado ropa para hacer este conjunto –replicó con tranquilidad.

–Lo sé, prefieres los números, los libros y la música.

–Pero a ti te gusta escoger la ropa de los demás para que se luzcan en todas las ocasiones –por primera vez desde que se unió a la familia, Jane la miró a los ojos y sonrió levemente-. Gracias.

Segunda oportunidadOnde as histórias ganham vida. Descobre agora