45. La novia de ojos rojos

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Royce King II estaba asustado. Algo siniestro estaba sucediendo en su entorno. Uno a uno, sus amigos estaban muriendo de forma poco corriente. No eran muertes naturales, ni suicidios, tampoco asesinatos normales, era algo escalofriante y sobrenatural. Su primera novia, Rosalie, había muerto. Su segunda novia había sido encontrada sin una gota de sangre en su habitación.

Eso no es todo. Podía ser simple casualidad que todos murieran, pero despertar con una nota que dice "Eres el próximo", no es un buen presagio.

Dejo de salir durante la noche y durante el día, ni siquiera salía de su casa, o mejor dicho, ni siquiera salía de su habitación. Tan fuerte fue su nivel de paranoia que ordenó que le llevarán comida a su habitación, y que los guardias cuidaran su puerta y su ventana para impedir que cualquiera ajeno a la familia llegara a él. Su familia creyó que sus medidas de seguridad eran una exageración, pero para Royce no eran suficiente.

Las pesadillas lo atormentaba. Oía ruidos en la noche, su corazón latía a gran velocidad todo el día, padecía temblores y apenas podía probar bocado. Si continuaba así, Royce podría enfermar seriamente. Nadie de su entorno creyó en las palabras de Royce, creyeron que un viaje a Europa sería suficiente para calmar el estrés de perder a dos novias, pero el joven King se negaba a abandonar la seguridad su habitación.


Una noche de tormenta, Jane ingresó a la mansión de los King. Con sigilo, y la rapidez característica de su especie, entró en cada habitación y sedo a todos sus habitantes, asegurándose de que todos gocen de una noche de sueño profundo hasta el mediodía. Al guardia que cuidaba la puerta de Royce, le apuntó con una flecha que terminó en su corazón. Caminó encima del hombre, entró a la habitación, le dedicó una mirada de desprecio a Royce y abrió la ventana, matando al otro guardia, aunque esta vez cubrió su boca y bebió su sangre.

Carlisle se enojara al verla con ojos rojos, pero la causa es justa y ella es lo suficientemente mayor para saber cómo y de quién alimentarse.

Rosalie esperó, con gran tranquilidad, a que Jane terminara para ingresar al que podría haber sido su hogar. Con ayuda de la sádica vampira, se colocó el vestido de novia que iba a usar, y que robó de su antigua casa, para casarse. Una vez que estuvo lista, caminó hacia la habitación de su prometido. Con una voz dulce, más dulce y empalagosa que la miel, lo despertó.

–Royce... Despierta, querido. Royce, mi amor.

Los ojos de Royce se abrieron lentamente. Al enfocar a Rosalie, gritó desesperadamente, horrorizado al verla vestida de novia, pálida y con brillantes ojos carmesí. Rosalie esta muerta, es imposible que ahora sea más hermosa de lo que había sido en vida, aunque nadie había encontrado su cuerpo. Con la frente perlada de sudor y el vello de sus brazos erizados, él intentó hablar, aunque de sus labios solo salió un balbuceo incoherente.

–¿Por qué tienes miedo, mi dulce Royce? Tú siempre fuiste tan bueno conmigo, tus amigos eran unos caballeros encantadores —una macabra sonrisa curvó sus labios carnosos.

—P-p-p-po-po-por f-f-fa-fav-favor –el cuerpo de Royce empezó a temblar de miedo.

—Oh, espera —Rosalie lo interrumpió dulcemente—. Tú no fuiste completamente bueno conmigo. Tú y tus amigos me hicieron cosas malas. ¿Sabes que le sucede a las personas que me hacen cosas malas? –cuestionó con un tono inocente y dulce.

–Rose –gimoteo.

–¡Arruinaste mi vida! –gritó la vampira, perdiendo la paciencia–. Confié en ti, te di mi amor, y, ¡¿cómo lo pagas?!

–Rose... yo te amo –suplicó.

–Yo no —sentenció con voz fría–. En la vida, todo vuelve, querido Royce. Me hiciste sufrir, ahora debes pagar por eso, debes sufrir mucho... dolor —saboreó la última palabra y contempló como el pánico se apoderaba de Royce.

No solo Rosalie estaba presente en la habitación, Royce descubrió a una chica rubia, de rostro angelical y ojos rojos, más pálida que la muerte, escondida en un rincón de la habitación. Jane contempló toda la escena en silencio, apreciando el lado oscuro de Rosalie y esperando su oportunidad de jugar. Ella avanzó un paso y sonrió, dejando que un poco rayo de luna hiciera relucir sus colmillos. En el instante en que su mirada carmesí se cruzó con la oscura del humano, un dolor inhumano atravesó el cuerpo de Royce. Los gritos de él fueron un bálsamo para el ego herido de Rosalie y una caricia al autoestima de Jane.

Rosalie se acercó a él, le quitó la ropa y clavó sus uñas en ese débil cuerpo humano que una vez amó, causándole cortes profundos y ensuciandose su vestido de novia con sangre. A pesar de verse atraída por el olor, su voluntad era de hierro, por lo que resistió el impulso de beber. Su vista paseó por la habitación y se detuvo al ver un cinturón. Sin dudarlo, lo tomó y comenzó a azotar a su prometido al mismo tiempo que Jane lo torturaba.

Los azotes, las humillaciones y la tortura psíquica no eran suficientes para Rosalie. Ella es una buena mujer, pero en el fondo sabía que esa sería su única oportunidad de liberar su frustración e ira. Las vampiras se divirtieron con su víctima. Jane se sentía feliz de volver a usar su don, sin darse cuenta, comenzó a liberar toda la tensión y el malestar que padecía sin ser consciente de ello. Luego de una hora, Rosalie dejó de azotar lo y Jane hizo un pequeño puchero, como si fuera una niña que está triste porque ya terminó su postre favorito.

–¿Por qué dejó de gritar? –vaciló Jane–. Los humanos son débiles, ellos no resisten mi don sin gritar –la confusión era visible en su rostro.

–Creo que murió –susurró Rosalie.

Ambas se quedaron en silencio, descubriendo que el corazón de Royce ya no emitía ningún latido. Con asco, Rosalie se acercó a él y posó su mano sobre la frente de su prometido, sintiendo como su temperatura corporal descendía. Con resignación, le dedicó una mirada a Jane.

–Debía durar un poco más, nadie le dijo que podía morir tan rápido –protestó con un puchero.

–Si... Lo peor es que ya no podemos seguir. Me estaba acostumbrado a esto, pero Royce es el último. Mi venganza ya está hecha –musitó con melancolía.

–¿Cómo te sientes? –cuestionó Jane con dulzura.

–Sucia. ¡Mira este vestido! –exclamó con horror–. Este cerdo lo dejo lleno de sangre.

–Será mejor limpiar e irnos —sugirió Jane–. Ah, también debemos quemar la ropa.


La muerte de Royce King II fue un gran escándalo en la ciudad. Nadie sabe cómo sucedió. Ninguna puerta o ventana fue forzada, los guardias no vieron ni escucharon nada. La policía intentó plantear alguna teoría, pero nada tenía logica. Con el correr del tiempo, atribuyeron la muerte a sucesos paranormales.

Rosalie y Jane comenzaron a acercarse, volviéndose amigas, dado que ambas compartían una vena sádica, sorprendiendo a la familia que estimaba a Jane como alguien antisocial.

Rosalie descubrió la felicidad junto a Emmett, quien la complacio en todo. La familia fue testigo de la pasión desenfrenada que fue desarrollándose entre ellos. Algunos muebles comenzaron a romperse, motivando a Esme a construir una casa para que la feliz pareja estuviera sola, de esa forma el resto de la familia podría gozar algunos momentos de paz y los muebles dejarían de estar en peligro.

Tal vez Rosalie no puede tener hijos, pero gracias a la inmortalidad ganó un esposo, padres que la aprecian por su personalidad, hermanos para divertirse y compartir vivencias y una sádica amiga para torturar hombres.











No sé si Wattpad eliminó la historia porque una escena viola a sus hermosas reglas o si fue alguna falla técnica (aunque hay historias peores y más explícitas que lo que hice), pero por las dudas, ahora que la recupere, decidí suavizar un poco el tono para seguir siendo políticamente correcta y no tener problemas.

Como sea, nos leemos en el próximo capítulo.

Segunda oportunidadWhere stories live. Discover now