39. Emmett

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Los últimos tres días fueron un infierno, el hombre que Carlisle y Esme llevaron no paraba de gritar, aunque era entendible. La ponzoña se encarga de matar tu humanidad, quemando cada gota de sangre, congelando cada órgano, cada tejido, cada célula, prepara tu cuerpo para resistir el peso de la inmortalidad y para la durabilidad; prepara tu estómago para necesitar y resistir el sabor de la sangre, tus dientes para cortar cuellos y piel vampírica. La ponzoña corrige cada defecto en la piel, repara cada herida y te convierte en un ser hermoso, un perfecto depredador.

Para Jane, algo era extraño. Carlisle era un alma buena, pero él no convertiría a todos sus pacientes moribundos. ¿Qué tenía de especial ese joven para que Carlisle lo convirtiera? Ella lo observaba con cuidado, descubriendo que a pesar de estar en una cama, retorciéndose de dolor, él era muy alto, sumamente musculoso y con el cabello negro y rizado.

Ese hombre sería una bestia cuando se convierta y la única forma de controlarlo sería a base de torturas. Los neófitos son extremadamente fuertes durante el primer año, en su interior aún hay tejidos que se combinan con la fuerza característica de la raza vampírica, eso, sumado a la fuerza que debió poseer en su vida humana, lo volvería una amenaza.

Jane estaba en la biblioteca cuando lo escuchó, antes de que Carlisle la llamara. Al llegar a la habitacuon de invitados vio que el hombre era pálido como ellos, su piel había adquirido una apariencia tersa, creando una ilusión de perfección. Sus ojos carmesí observaban todo lo que lo rodeaba, sin prestar verdadera atención dado que la ponzoña seguía cambiando cada célula de su cuerpo. Su corazón latía con fuerza, como un caballo que esta desesperado y es presionado para llegar a la meta en el primer lugar.

Tal como hicieron cuando Renesmee y Esme llegaron a la familia, Alec y Jane formaron un muro defensivo-ofensivo para controlar al neófito. Carlisle estaba detrás de ellos, controlando que la transformación fuera normal, Esme y Renesmee se quedaron atrás, listas para huir en caso de ser necesario.

Los latidos del hombre se detuvieron y el dolor dejo de molestarlo, su expresión de asombro y su respiración calmada lo delataban. Con rapidez y torpeza, se sentó en la cama, mirando todo lo que lo rodeaba. Su vista encontró a los Cullen y una sonrisa apareció su rostro, formandosele hoyuelos y dándole un aspecto inocente, algo que no se ve con frecuencia en los hombres.

—Gracias por detener el incendio, ya no lo aguantaba más.

No parecía molesto, ni siquiera asustado. Los miraba con confianza, como si los conociera de toda la vida. Al ver que no tenía intenciones de hacerles daño, Alec y Jane se separaron para que Carlisle pudiera avanzar hacia él y explicarle lo que había pasado.

—Mi nombre es Carlisle Cullen, ellos son Alec y Jane –los señaló—, ella es Esme, mi esposa –la señaló– y ella es Renesmee.

–Un placer conocerlos a todos, yo soy Emmett McCarty. ¿En qué puedo ayudarlos?

–Nosotros somos quienes deben ayudarte —sonrió el doctor Cullen—. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—Estaba cazando y un oso se apareció en mi camino, comencé a luchar con el oso y creo que él ganaba, después de eso... –el hombre se perdió en sus pensamientos antes de volver a mirarlos–. No lo sé, después de eso sentí que el fuego me quemaba hasta que ustedes lo apagaron.

¿Ese hombre era real o era un retrasado mental? Pensó Jane, quien miró a su hermano con preocupación y el se encogió de hombros. Un hombre normal estaría convertido en una fiera, muerto de sed, exigiendo saber qué sucedió. El neófito solo sonreía, como si todo le importara un pepino. Con cuidado, Carlisle empezó a explicarle su nueva condición de vampiro.

Durante una hora, Carlisle le habló sobre el proceso de transformación, sobre la ponzoña en la saliva, la fuerza, la incapacidad de dormir, morir o envejecer. No lo dijo explícitamente, pero le habló sobre la inmortalidad y la incapacidad de cambiar, el aislamiento y la importancia de mantener en secreto su existencia. Hizo énfasis en la dieta a base de sangre animal.

Emmett escuchó todo en silencio y le dijo que estaba bien, que no le molestaba ser vampiro. Jane no podía creerlo y ella misma volvió a explicarle el proceso de transformación, solo que no fue tan delicada como Carlisle.

Ella fue cruel y le explicó que tienen veneno cubriendo sus dientes, que muerden a su presa y que una vez que ese veneno ingresa en el torrente sanguíneo del humamo, se desplaza a traves del cuerpo modificando cada célula al pasar, de forma veloz y dolorososa ya que la reconstrucción de las células toma tiempo. Le dijo que el proceso es doloroso, como si se quemara vivo, que esa tortura dura dos o tres días dependiendo de que tan cerca del corazón haya ingresado el veneno.

A Emmett no le importó, no se asustó ni mostró alguna reacción de horror. Alec apretó el hombro de su hermana con suavidad y le explicó a Emmett que a pesar del dolor, la transformación en vampiro tiene sus beneficios, por ejemplo, que la ponzoña es capaz de reparar todo tipo de lesiones y deformidades, así como también era capaz de eliminar cicatrices, lunares y marcas de nacimiento.

Le dieron un espejo para que se viera, para que viera su palidez mortal y sus ojos rojos, pero tampoco le importó, al contrario, creyó que era genial tener ojos rojos. Con paciencia, Carlisle le reiteró que sus ojos serían rojos al principio, pero se volverían dorados si seguía la dieta Cullen.

Sin más demora, Carlisle consideró que lo mejor era llevarlo a cazar para satisfacer la sed que debía estar volviendolo loco. En el bosque, Emmett se lanzó en una dura pelea con un oso pardo, al cual mató y le cortó la cabeza para mostrarla como si fuera un trofeo. La camisa que Alec le compró, terminó destrozada por los rasguños del oso. Muy a su pesar, Jane debía admitir que Emnett tenía un buen cuerpo, sus brazos eran fuertes y su pecho musculoso.

Por una fracción de segundo, Jane deseo tener a Emmett desnudo en su cama, pasar su mano por ese pecho masculino y dejar que su potente virilidad explorara las profundidades de su ser. Deseo que él fuera un macho alfa y marcara territorio. Solo con verlo, supo que esas manos grandes podrían cubrir la totalidad de sus pequeños pechos ingleses y arrancarle gemidos iguales o más fuertee que los de Esme y Renesmee. Por una fracción de segundo, Jane deseo que él le enseñara los secretos del amor físico y le enseñara lo que Alec y Renesmee y Carlisle y Esme hacen en sus habitaciones.

Luego de un parpadeo, Jane recordó su inteligencia limitada y volvió a sentir desagrado hacia él. Además de ser bruto, Emnett no cumplía con ninguna de sus expectativas respecto a lo que un hombre debe tener para ser digno de su atención.

No obstante, Jane se llevo una gran sorpresa al descubrir que su mente de niño funcionaba. Emmett quiso saber por qué los Cullen beben la sangre de los animales en lugar de la sangre humana, como los vampiros de la ficción. Carlisle le respondió con un discurso sobre la moral, el respeto a la vida humana y la abstinencia.

—¿Realmente no te molesta ser vampiro? –quiso saber Alec una vez que volvieron a casa.

—No –rió Emmett–. Si hay vampiras tan hermosas, entonces ser vampiro no es malo –le guiñó un ojo a Renesmee y ella sonrió por compromiso y por sentirse halagada.

—Ella es mi esposa –gruñó Alec, tomando a Renesmee por la cintura para darle énfasis a sus palabras.

—Oh... Lo siento, no volveré a molestarla —prometió Emmett con una sonrisa animada.

Jane dedicó una mirada a Alec y descubrió que su hermano también estaba sufriendo con la llegada de ese hombre. La rubia no sabía cuáles eran los planes de Carlisle, pero su tranquila existencia sería un infierno gracias a Emmett McCarty.








¿Les gustaría una escena hot de Jane y Emmett? ¿O de Jane con otro hombre? ¿Creen que Emmett y Jane podrían funcionar como pareja?

Segunda oportunidadWhere stories live. Discover now