48. Amigos

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Pasaron algunas semanas desde que Alice y Jasper llegaron a la familia Cullen. Ambos fueron aceptados rápidamente en la familia y la presencia de Alice era de gran utilidad para prevenir momentos incómodos para un vampiro.

Rosalie y Emmett fueron los más beneficiados con los nuevos integrantes de la familia. Rosalie jamás había logrado acercarse completamente a Renesmee y Jane no siempre la acompañaba, sin embargo, la energía y positividad de Alice lograron unir a Rosalie y a Renesmee, volviendolas un trío femenino muy unido. Por otra parte, Emmett encontró en Jasper al hermano que nunca vio en Alec. Él se lleva bien con ambos, solo que los modales amables y corteses de Alec lo aburrían, por lo que Jasper y su experiencia como soldado eran más atractivos para pasar el tiempo mientras su esposa estaba de compras.

Esme y Carlisle contemplaban con placer como sus hijos habían aceptado con facilidad a un par de integrantes desconocidos, aunque la indiferencia de Jane les preocupaba.

A pesar de sue existían pruebas de que Alice y Jasper eran buenos, Jane seguía sin confiar en ellos. Ella continuaba desconfiando de Alice y su felicidad eterna, además, aunque no lo admitiera, aún estaba molesta por haber sido desalojada de su habitación. Tal vez si Alice se lo hubiera pedido con calma, ella hubiera accedido a cambiar de habitación, pero llegar y que sus cosas estuvieran en el ático y su ropa en la basura por ser demasiado oscuras es algo que la rubia jamás será capaz de perdonarle a la pelinegra.

Alice deseaba que Jane dejara de odiarla, pero la hostilidad de la rubia era demasiado palpable, sin embargo, no perdería las esperanzas. Por el momento, era feliz con su nueva familia y había aprendido a ver a Esme y Carlisle como sus padres, unos padres atentos y cariñosos.

Jasper no es tan feliz como su compañera. Él ama a Alice, pero no comparte su entusiasmo a la hora de vivir rodeado de personas. A veces, necesita estar solo un momento. Había estado solo durante tanto tiempo, que había olvidado cómo se sentía estar rodeado de las emociones de un grupo relativamente amplio de vampiros. A veces, era necesario estar solo para que las emociones ajenas dejaran de agobiarlo.

Sin prestar demasiada atención al camino que realizó, dejó que sus pies lo guiarán a un pequeño jardín de rosas que se encontraba alejado de la mansión. Nunca había estado en ese lugar, por lo que se llevó una gran sorpresa al ver a Jane con un libro sobre su regazo. Por un momento pensó en irse, pero ella estaba tranquila, por lo que su presencia no supondría un problema para su estabilidad emocional. En silencio, se acercó a ella y rodó los ojos al ver como ella continuaba ignorandolo.

–Creo que no soy el único que quiere estar solo –comentó Jasper, logrando captar momentáneamente la atención de Jane.

–Necesito estar sola para estar en paz. Desde que Alice y tu llegaron todo se volvió un infierno –replicó Jane con cierto cansansio, volviendo a concentrarse en su libro.

–Rosalie te quiere, aún te considera su amiga, solo que a Alice le gusta ir de compras y por eso estan juntas todo el tiempo.

–¿Cómo lo sabes? –Jane cuestionó con un poco más de interés.

–Porque sé lo que sientes –él le dedico una larga mirada cargada de misterio–, y estas exagerando. Ali y yo no estamos aquí para robarte nada, todos te quieren y sigues siendo importante para la familia.

–Nada excepto mi habitación, ¿me equivoco? –interrogó con una mezcla de inocencia y cinismo.

–Bueno... –él apartó su mirada para buscar una respuesta convincente.

–Por supuesto que soy importante en la familia –continuó Jane–. Soy la encargada de controlar las finanzas. Sin mi, Rosalie y Emmett se encargarían de llevar a Carlisle a la quiebra. Es cierto que el salario de un doctor es bueno, pero no hay que excederse.

Segunda oportunidadOnde as histórias ganham vida. Descobre agora