J-17

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Una increíble cantidad de estrellas inundaban el cielo que en ésos momentos se encontraba despejado, pequeños rastros de vapor eran iluminados por la luz que reflejaba la luna que se encontraba en su fase más resplandeciente, Luna llena, solo habían pasado segundos desde que la maga se había adentrado a la tienda de campaña extrañamente emocionada en busca de dos toallas que entre sus cosas se encontraban y al obtenerlas una vez más ya se encontraba afuera sosteniendolas entre sus manos, dos finas, suaves y absorbentes piezas blancas.

Algo muy extraño ocurría con ella, sentía un pequeño hormigueo empezar en su mano izquierda y recorrer todo su cuerpo, lo suficientemente fuerte para notarlo pero no para molestarla. Pero para la sorpresa de muchos, ellos hasta cierto punto incluidos, el ambiente casi no se lograba diferenciar a las noches pasadas que habían compartido, era calmado con una sutil disimilitud, ella mantenía su rostro levemente sonrojado y adornado con una sonrisa que solo unas pocas veces había usado, su corazón latía tan rápido que juro ser capaz de sentir como la sangre en sus venas transcurría cada rincón de su cuerpo, mientras que observaba al chico peli rosa que de igual forma la miraba con el mismo gesto mientras se mantenía sumergido en espera de su compañía, sin decir una palabra se acercó a la piscina de agua caliente con pequeños pasos, dejó las toallas en una de las orillas, se retiró el calzado y mientras daba media vuelta comenzó a desacerse del vestido azul que portaba dejando a la vista lindas y llamativas piezas de lencería azules con encaje negro que sorprendieron al mago.

- Por favor no mire... Mucho a Juvia - expresó ella pero su voz a cada palabra que decía bajaba de volumen y el sonrojo en su rostro crecía más y más.

Sin saber la explicación o el porqué de su corazón tan acelerado y nerviosismo un sonrojo apareció en su rostro pero era extrañó hace dos noches él había visto y tocado ese cuerpo que ante él se mostraba sin tener una extraña reacción y ahora solo podía reunir toda su fuerza de voluntad para no ir hasta donde ella se encontraba parada para acariciarla, envolver ese cuerpo una vez más entre sus brazos y tal vez, solo tal vez, algo más... Si lo lograba se prometía no dejarla ir, rápidamente se deshizo de ese pensamiento, por un segundo desvió su mirada al estrellado cielo que en ésos momentos les servía como techo, en ese instante la sonrisa que en su rostro aparecía se desvaneció, lo sabía y lo sabía muy bien, en ese momento tenia el simple papel de amigo cosa que hasta cierto punto le molestaba, por un minuto se imaginó a Juvia en brazos de otro hombre, de un azabache,  pensamiento que sin saberlo le dolía, lo destrozada por dentro.

- ¿Natsu-san se encuentra bien? - Sólo al escuchar la voz preocupada de su compañera lo saco de esos oscuros pensamientos, rápidamente regreso su mirada a ella descubriendo que en algún momento había ingresado a la pequeña piscina, se encontraba totalmente expuesta a unos pocos pasos alegada y lo miraba detenidamente con un semblante preocupado, pero para sorpresa de la maga, él se acercó a ella y en un instante la abrazo hundiendo su rostro entre su cuello volviendo el espacio que los rodeaba prácticamente nulo.

- No vayas a ningún lado... - Dijo él en voz baja pero sin importar que en ésos momentos se encontrará sumergida en agua caliente, ésas cinco palabras provocaron que un gran escalofrío recorriera todo su cuerpo, desde la punta de sus pies hasta sus manos, su corazón por un segundo dejo de latir, en su estómago logró sentir millones de mariposas volar y sus piernas temblar.

- Juvia... Juvia le pide lo mismo... Por favor... Por favor no la deje sola  - respondió ella enrollado sus brazos alrededor del cuello del joven peli rosa en un fuerte abrazo.
Esa pequeña respuesta, esa respuesta inesperada provocó que la sonrisa que minutos antes tenía se volviera más grande si fuera posible, dió un gran suspiro de alivió y se separó un poco de ella.

- No iré a ningún lado - contestó él en voz baja mientras que lentamente tocaba su frente contra la suya descubriendo que ella de igual manera sonreía.

- Juvia lo sabe... - Confirmó ella y lentamente para su sorpresa logró sentir dos suaves y dulces labios en los suyos, uniéndolos en un beso que solo duro pocos segundos - Eso es para que no lo olvide Natsu-sam...- Interrumpiendo su hablar y sorprendiéndola ahora fue el quien unió sus labios y más que gustosa respondió, para ninguno de los dos no había sido suficiente, ya no importaba si el agua se congelaba o si una vez más comenzaba a llover, no había oposición, no había reclamos, no había excusas, a cada segundo que pasaba los besos subían de intensidad o ya no eran suficientes los labios, ella deslizó su boca por su cuello dejando un pequeño rastro por donde sus labios habían pasado y seguían pasando, solo se detuvo por un segundo en una cicatriz que en el había, saco su poco su lengua y en un juego provocativo la deslizó por toda esa superficie, provocando que él templara.

- Es... Espera Juvia... Hace cosquillas - gruñó él satisfaciendola por tal reacción mientras que con una sonrisa comenzó a frotar todo su cuerpo en contra de él.

- Juvia lo entiende... Pero no piensa detenerse - expresó volviendole a besar ese lugar, sin poder contenerse él se separó con la respiración agitada y su corazón en vez de latir zumbaba, en un rápido movimiento hundió su rostro en su cuello imitando las acciones que ella le había hecho, besaba, mordía y sobre todo se embriagaba con su olor arrancandole un sin fin de suspiros de los labios, pero no quería detenerse ahí y no lo hizo, siguió bajando mientras besaba esa suave piel hasta llegar a ésos dos montículos que adornaban su delantera y uno a uno los beso, jugó y acarició con una de sus manos mientras que con la otra acariciaba su espalda y un poco más al sur, deteniéndose en una de ésas grandes, suaves y bien formadas mejillas que eran parte de esa llamativa figura que ella tenía, - Natsu-sam... Espe... Juvia... Juvia - comenzó a decir pero cada una de sus palabras fue entrecortada por pequeños suspiros ahogados que conformaban una provocativa sinfonía que a él emocionaban, todo al sentir su cálido tacto contra su piel, por reflejó ella comenzó a frotar cada vez más su cuerpo en su contra percibiendo todo el calor que de él se transmitía.

- Por favor... no me pidas que me detenga - expresó él regresando su mirada a ésos ojos azules como el fondo marino, encontrándola sonrojada y con la respiración agitada, por unos segundos logró sentir como ella cesaba sus movimientos en busca de recuperar un poco de ese preciado aire que había escapado de sus pulmones.

- Juvia... No sera la primera vez... Que Juvia tiene relaciones...- confesó apartando un poco su mirada mientras su respiración una vez más se tranquilizaba.

- No me importa... - Expresó él para su tranquilidad.

- Pero... Juvia hubiera querido que usted... -

- No me importa - Repitió el dándole un tierno beso en los labios. - Has tenido relaciones... no puedo hacer nada con algo que ya paso, pero si haré algo...-

- ¿Qué hará? -

- Haré que lo olvides -

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