Novitate

J-31

Cálidos destellos de luz bañaban por completo el renovado y blanco edificio donde se resguardaban a más de una docena de personas, en sus verdes alrededores, alegres risas acompañadas de armónicos silbidos de aves llenaban el ambiente siendo capaz de tranquilizar los oscuros pensamientos, siempre y cuando estuvieras dispuesto a permitir que esa magia natural hiciera efecto, sin embargo en una de las habitaciones, un inmenso silenció interrumpido ocasionalmente por largos suspiros reinaba, Juvia, la maga de agua observaba detenidamente el lindo rostro de la niña que en sus brazos permanecía, gracioso para su persona ya que mantenía los ojos y su boca abiertos en claro ejemplo de sorpresa, pero para su asombró y desconcierto está rápidamente cambió, su mirada paso a falta de mejores palabras reflejar esperanza, como preguntándole si lo que había escuchado era verdad.

- ¿Es enserio? - pregunto con suave voz confirmando sus sospechas mientras que sus ojos repentinamente se cristalizaron intentando aguantar las fuertes ganas de llorar. - ¿Natsu-san es mí papá? - continúo sin apartar su mirada de ella, provocando que el corazón de la maga se estrujára por un momento, pues conocía el deseo no tan escondido de esas palabras, el de ser parte de una familia, de ser parte de la pequeña familia Dragneel.

- Si... Natsu-san se ha vuelto tu papá - contestó ella con una gran sonrisa provocando que las lágrimas que aguantaba cayeran por sus pálidas mejillas, por unos segundos alarmada la observó sin saber verdaderamente que hacer, solo enternecida la atrajo más a ella - no llores mi pequeña - dijo  acariciando lentamente el despeinado cabello de su princesa, solo logrando que ella intensificara su suave llanto y que rodeará su cuello con sus dos brazos.

- ¿Que ocurre? - se escuchó una alarmada voz y enseguida un fuerte golpe, seguido de un gritó de enojó y una grosería, girando su mirada el hombre que solo segundos antes se encontraba recostado disfrutando de un buen y merecido descanso ahora se encontraba tirado en el piso con una incómoda mueca de dolor en su rostro.

- ¡No hablé tan vulgarmente Natsu-san! - regaño la maga tapando una de las orejas de la niña que curiosa miraba al mago que con dificultad se ponía de pié.

- ¿Que significa...? -

- Ya vé... No repitas eso mi gotita de agua es una mala palabra...- interrumpió Juvia a la niña con una pequeña sonrisa.

- ¿Qué ocurre?, Escuché a alguien llorar - cuestionó el mago que suavemente sostenía su brazo izquierdo, ignorando la hostil mirada que la mujer le daba. En ese instante para sorpresa de ambos la niña saltó de los brazos de Juvia a los de Natsu, - ¿Sylvi que ocurre? - cuestionó alarmado dando gracias a Igneel por haber entrenado sus reflejos mientras que con una suave sonrisa acomodó a la niña en sus brazos quedando cara a cara, encontrando sus cafés ojos cristalinos.

- ¿Es verdad?, ¿Es verdad? - repitió ella varías veces confundiendo a un más al hombre que la sostenía.

- No te entie... -

- ¿Es verdad que ya eres mi papá? - pregunto, pero él en vez de dar una respuesta miro a su joven esposa que con una pequeña sonrisa los observaba.

- Si... De ahora en adelante yo... Natsu Dragneel soy tu padre - contestó con una inmensa sonrisa causando que la niña sorprendida abriera tanto sus ojos que parecían quedarse secos rápidamente, en ese instante sintió como los delgados y pequeños brazos rodeaban su cuello mientras que una vez más comenzaba a llorar ocultando su rostro en su cuello, - pero aún tengo una sorpresa... - continúo acariciando su suave y despeinado pelo castaño en un intento de tranquilizarla causando que Silvy se separara y lo mirara aún con lágrimas aun cayendo por sus mejillas, - Ella... - señaló con una suave voz a la mujer que con una sonrisa los observaba, - Su nombre es Juvia... le debo mucho, ella ha logrado cumplir no solo tú deseo... Si no, que el mío también, es quién me ha estado ayudando con todo y es la responsable de que tú y yo logremos ser una familia, ella es... Juvia Dragneel, de ahora en adelante tu mami - concluyó y por los siguientes minutos el silenció envolvió la pequeña habitación, sin embargo, en ningún momento la incomodidad se hizo presente para ninguno de ellos, la pequeña niña ahora miraba detenidamente a los ojos azules de la mencionada con unos inmensos ojos de sorpresa, sin esperar verdaderamente esa revelación, lentamente la mujer de la lluvia se acercó a ellos con pequeñas lágrimas recorriendo su rostro y una inmensa sonrisa, suavemente recorrió su pulgar por las suaves mejillas de la castaña, limpiando el rastro de lágrimas a la vez que le acariciaba, solo para que al igual que Natsu ser sorprendida por un fuerte abrazo por parte de ambos, sintiéndose por primera vez completa y satisfecha a un grado que no podía lograr comprender, su propia familia se había formado.