J-27

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Las nubes a la lejanía eran oscuras en ése soleado día, poco a poco las mismas se reunían provocando un tenebroso y contrastante paisaje, ya que rayos y truenos eran capaces de oírse y verse por un lado, y por el otro los cálidos rayos del sol calentaban cada cosa con la que tuvieran contacto, Juvia y Natsu inmersos en los que ellos creían diferentes pensamientos sintieron una refrescante y fría brisa chocar en contra de las pequeñas construcciones de ése pequeño pueblo y recorrer sus calles, lo que provoco un escalofrío a todos aquellos que no estaban preparados, Juvia una de ellos sin embargo ambos lentamente caminaron con la única intención de ir a la estación de trenes para poder regresar al lado de la pequeña, su ahora pequeña hija, Sylvi Dragneel, para su sorpresa al caminar eran observados detenidamente por parte de los habitantes, logrando encontrar en sus miradas algo de asombro, pero principalmente y a decir verdad terror, terror, que ellos no lograban comprender, sin embargo continuaron con su caminar ignorando las distintas miradas y palabras que entre los habitantes murmuraban, desconociendo el hecho de que el joven mago lograba escucharlas claramente, principalmente las preguntas "¿Regresaron?", "¿Como es posible?" o ¿ahora traerán la desgracia aquí?", incómodo por primera vez en mucho tiempo y con cierto grado de impotencia por no poder ir en contra de ellos y "decirles" unas cuántas cosas, tomó la mano su esposa, que para su sorpresa apretó su agarre pero en vez de demostrar gentileza fue con un poco de brusquedad, desconcertado apartó la mirada del camino para ver esos azules ojos que muchas veces ya había visto y que lo habían cautivado, encontrando en vez de su cálida mirada una decaída y una sonrisa algo forzada, demostrandole que ella al igual que él de alguna forma había escuchado los diferentes comentarios y tenía las mismas intenciones de regresar, ante ésto suavemente acarició su mano en un intentó de reconfortarla y siguió su caminar.

- No haga caso Natsu-san - dijo ella rompiendo el silencio que entre ellos se había formado, ella sintió su mano temblar ante el contacto cálido de su ahora pareja y al ver esa cálida sonrisa lo siguió sin decir nada más, - No se preocupe por lo que los demás digan,  nosotros sabemos la verdad - concluyó con una dulce y suave voz al darse cuanta de las intenciones de su compañero, pero no podía permitir que él causará algún problema o que destruyera alguna cosa o edificio, ya que  ponía en riesgo el total de la recompensa o más aún importante a él mismo, desconocía si ellos sabían sobre la recompensa en su contra, lo más seguro era que lo conocían pero su posible reacción era el problema.

Al pasar los minutos llegaron a ése viejo y pequeño edifico que más parecía una simple parada, que les había dado la bienvenida hacé ya varios días, en comparación a la gran estación de Magnolia, la taquilla se encontraba en el exterior por lo que compraron dos boletos a su destino en una pequeña maquina mágica y solo después cruzaron los dos andenes y se limitaron a esperar.

- Cuanto más falta?- Cuestionó Natsu desesperado mientras estiraba su cuerpo en la banca en la que estaba sentado junto a Juvia, solo segundos después separó su mirada de las vías y dirigió su vista al pequeño techo de madera que era lo único que los cubría de los rayos del sol de esa locación, tratando de encontrar la respuesta y de ser un poco paciente, ya habían pasado más de 40 minutos en lo que esperaban la llegada del tren que los llevará a su destino y durante toda esa esperá no habían compartido más que miradas y pequeños comentarios.

- No desespere Natsu-san - contestó Juvia mientras que lentamente acariciaba y miraba detenidamente su mano izquierda, en especial el anillo que ahora demostraba el lazo que compartía con Natsu,  "Señora Dragneel" pensó ella después de unos minutos con una pequeña sonrisa, recordando el como la habían llamado. Natsu por su parte disimuladamente observaba a su esposa acariciar su mano, curioso y algo preocupado simplemente se la tomó en busca de cualquier herida que le causará alguna dolencia sorprendiendo a la chica.

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