Capítulo 1

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Alba Reche se subió el cierre de su sudadera azul marino y bajó la capucha sobre su cabeza. El cordón que normalmente lo habría mantenido en su sitio había sido quitado mucho antes de que la comprara en el almacén de descuento. No tenía duda de que la primera ráfaga del viento frío penetrante lo sacaría de su cabeza pero por el momento, esto era lo mejor que podía hacer. Miró en la intensa iluminación del estacionamiento del Money Slasher, el gran supermercado en el que trabajaba a media jornada. Había esperado estar a tiempo completo ya, pero con la economía de la manera que estaba, los trabajos de tiempo completo eran difíciles de obtenerse. El loco horario que le asignaron le hacía imposible conseguir otro trabajo de media jornada para completar el hueco y Alba no podía correr el riesgo de dejarlo. Había tardado semanas en conseguir el ingreso a los almacenes de Albany solo para conseguir este trabajo. Como el meteorólogo había pronosticado, los pequeños copos habían estado cayendo cuando ella comenzó su turno. Ahora estaba soplando una fuerte ventisca y un pie de nieve había caído interminable a la vista. Alba bajó la mirada en sus raídos tenis y gimió. Ésta era la peor parte de tomar un trabajo a dos millas de su apartamento. La larga caminata a casa garantizaba que sus pies estarían congelados, por no mencionar el resto de su cuerpo. A veces era bastante afortunada al conseguir que María, la encargada del almacén, le llevara a casa pero no esta noche María había terminado su turno hacia una hora y de ninguna manera Alba le hubiera pedido que la esperara. Respiró profundamente, metió su cabello rubio platino dentro dela capucha, doblándola hacía adelante, y salió al implacable clima.  

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Natalia Lacunza  echó un vistazo en su reloj con diamantes por décima vez en una hora. De todas las miserables noches tenía que hacer una aparición en Sam's, la casa del marisco que hacía también de lugar para las reuniones sociales de los ricos y poderosos de Albany. Cualquier noche uno podría ir allí y ver al gobernador, a senadores de estado, y gente común que deseaba gastar cientos de dólares en una cena. El maitre sabía quién era quién y los sentaba como correspondía. Nunca sentaría a alguien como Natalia, quien encabezaba una de las más grandes familias que poseía corporaciones en el área, cerca de alguien quien incluso no poseía su propia casa. A Natalia no le gustaba ir allí, a pesar del prestigio mundial de su cocina. Esta noche, sin embargo, tuvo poca alternativa. Mikel , el Zoning Board of Appeals Commisioner, peleaba una petición de cambio de zona y había acudido a ella para alisar sus arrugadas plumas y para conseguir que la negociación pujara. Sus primos llevaban una pequeña ramificación de la corporación familiar, Lacunza Car Washes. Era un negocio pequeño, en términos de los ingresos que traía a la familia, pero enorme a los ojos del público,especialmente con los treinta túneles de lavado de autos sobre el área y los numerosos anuncios de televisión. 

Luís y Carlos, los primos a cargo del servicio de lavados de autos, deseaban construir uno nuevo en la esquina de Lake y State Streets. Era una primordial localización en un área predominantemente residencial. Ahora el comisionado Mikel estaba cuestionando la destrucción de tres "magníficos antiguos edificios" de Albany para poner otro"estúpido auto lavado". Las reuniones y negociaciones no funcionaron, ofertas de grandes donaciones cívicas no funcionaron, incluso los sobornos fallaron. Y cuando los hermanos habían agotado todas sus ideas y aún no podían dominarlo, acudieron a Natalia para ponerlas cosas correctas. El comisionado saltó en la oportunidad de encontrarse con una de las mujeres más elegibles de la ciudad e insistió en cenar esa noche. 

Así que como resultado ella tuvo que salir de su agradable hogar en medio de una de las peores ventiscas golpeando la ciudad desde hacia años, para venir y cenar con el comisionado para que les autorizara la transición. Era una situación para negociar y Natalia estaba acostumbrada a esto. El único problema era que Mikel quería más que buena voluntad de la belleza de cabello oscuro que dirigía Lacunza Corporation. Debido a su insistencia en que ellos se encontraran esa noche, no había habido oportunidad de hacer la reserva de mesa.Para casi cualquier persona, habría significado no entrar a la prestigiosa casa de la ostra. Pero para Verónica, el maitre los colocó en el bar, mientras desesperadamente intentaba encontrar un lugar para la presidenta de Lacunza Corporation y su invitado. Durante la espera, la mujer de  ojos marrones sufría teniendo que escuchar los clamores poco recortados de un hombre que le decía todo sobre sus títulos y lo inteligente que él era y cómo ella debería realmente considerar pasar más tiempo con el. La única parte buena de la noche había sido el constante rellenar de su copa de vino con el más fino de la cosecha por parte del camarero. Por lo menos había podido gozar de un buen vino mientras le escuchaba.

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now