Capítulo 21

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Cuando llegaron al umbral de puerta de la cocina, Alba levantó la mirada. "Hey, mira en eso."

"¿Qué?"

"El muérdago. Dejaste este allí arriba todo este tiempo y no lo noté."

"Hmm, supongo que lo hice." El corazón de Nat comenzó a latir más rápidamente. Estaban directamente debajo del adorno verde. "Um, podría estar bien si..."

"Bien, ambas estamos bajo el muérdago y es Navidad." Rose tragó, nerviosamente acercándose lentamente aunque no estaba segura por qué. Después de todo, es solo Nat. "Sí." Levantó su cara para encontrar la oscura cabeza que venía bajando. Sus labios se tocaron una vez... dos veces antes de que Nat se hiciera hacía atrás.

"Yo um... supongo que mejor nosotras empecemos la comida." Las guió dentro de la cocina, sabiendo completamente bien por qué su corazón latía como el golpeteo de un tambor. Los labios de Alba eran suaves, tan suaves que casi se había perdido en ellos, parando justo antes que su lengua pudiera salir. Sabiendo que no podía permitirse otro beso así, Nat hizo una nota mental dejó a la joven  empujarse por si misma en la cocina.

"Sí," Alba coincidió, girando su cabeza hacia adelante y esperando que el rubor que sentía en sus mejillas no fuera evidente para Nat. Fue suave y dulce y se sentía culpable sobre la manera como le hizo sentir. Nadie la había besado desde hacia mucho tiempo y ciertamente no con tanta suavidad y ternura. Sentía el interior caliente, como si hubiera tragado una fuerte bebida. Vagamente se dio cuenta que Nat estaba hablándole. "Lo siento, ¿qué?"

"Pregunté si quieres hacer algunas galletas de azúcar."

"Oh. ¿Te gustan las galletas de azúcar?"

"Bien, ellas estarán bien y son la galletas tradicional del día de fiesta." Nat abrió el refrigerador y sonrió. "Claro que tenemos un paquete de galletas con chispas de chocolate aquí también." Su tono dejó en claro que era la clase que prefería.

"Suena bien para mí." Rodó hacía el gabinete más bajo y recuperó una lámina para galletas, cuidadosa de no dejar la silla de ruedas rayar contra la ebanistería de Nat. La barra era demasiado alta para que fácilmente ayudara con las preparaciones pero Alba hacía lo que podía. Nat encendió la radio en la esquina y pronto la música festiva llenó el aire, haciendo el perfecto escenario para preparar la comida. Ninguna sabía lo que la otra estaba pensando acerca del muérdago y el beso.

Alba estaba confusa. Sus sentimientos iban más allá del afecto amistoso, pero cuánto más allá, no estaba segura. Cuando observó a Nat cortar la pasta de las galletas, fue golpeada otra vez por lo hermosa que su amiga era. Ciertamente, nadie había significado tanto para ella y Alba no podía imaginar su vida sin Nat en ésta. El beso fue cálido y cariñoso y algo que deseaba experimentar otra vez.

Nat tenía su propio dilema interno. Su mente y cuerpo gritaban, quería sentir de nuevo su suavidad una vez más, para demostrarle a Alba justo cuánto significaba para ella, el coger a su hermosa compañera de dorados cabellos en sus brazos y nunca dejarla ir. Era tortura, simple y sencillamente, y el frío aire cuando salió para ir a la casa de su hermana no hizo nada para bajar la temperatura de su afiebrada alma.

*****

Alba acababa de doblar el último par de bragas y las puso en el cajón inferior del tocador cuando Nat volvió. Entró en el cuarto y se dejó caer en la cama, sus largos brazos cruzados detrás de su cabeza. "¿No fue bien?" Alba preguntó, observando la sombría expresión.

"Oh, a los niños les encantaron los regalos. Igual a Elena."

"¿Qué sucedió?" Rodó al lado de la cama y puso su mano en el antebrazo de Nat. "¿Santi apareció o algo así?"

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now