Capítulo 22

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Alba mantenía el teléfono contra su pecho, debatiendo por cuarta vez en una hora si debería llamar a Nat o no. La ejecutiva siempre la llamaba a las dos y ya eran las cuatro. Cuando el teléfono sonó, sobresaltó a Alba bastante que casi se le cae. "Residencia Lacunza."

"¿Alba?"

"¿Nat?" Una sonrisa inmediatamente cruzó la cara de la joven. El sonido del fondo de alguien siendo llamado a radiología fue suficiente para borrar la sonrisa. "¿Dónde estás?"

"Estoy en Albany Medical." La mujer de cabello oscuro se dio cuenta que estaba parada exactamente en el teléfono público que había utilizado la noche del accidente de Alba para llamar a Miki. Sacudió el pensamiento cuando oyó la voz de su amiga llegar a través del teléfono. "Oh lo siento, mucho ruido aquí. Estoy bien, Santi tuvo un accidente automovilístico."

"Oh no." Las piernas de Alba palpitaron con la memoria. "¿Está lastimado gravemente?"

"No lo sé aún. Los doctores todavía están con él y no nos han dicho mucho. Perdió al parecer el control al llegar a una curva y chocó en un poste de teléfono. Hey, tengo que irme. La policía está hablando con mamá."

"Ok, déjame saber qué está pasando, ¿Ok?"

"Te llamaré más tarde."

Una vez que se despidieron, Nat colgó y se paró al lado de su madre, impacientemente escuchando las palabras del oficial. "Exceso de velocidad..."

"Todo el mundo sobrepasa el límite de velocidad en esa área," Carmen saltó. "Quizá si el estado se ocupara mejor de las carreteras algo así no habría sucedido," dijo indignada.

"Las mejores carreteras en el mundo no van a ayudar cuando el conductor está ebrio, madame." El policía sacó una libreta de notas de su bolsillo del pecho y pasó las páginas hasta un escrito. "Encontraron una docena de latas vacías de cerveza en el suelo del asiento delantero. Un alcoholímetro tomado en la escena del accidente mostró que el nivel de alcohol en su sangre era dos veces del límite legal. ¿Usted todavía quiere culpar a las carreteras?"

Incapaz de protestar y en una pérdida de palabras, Carmen se giró a su hija mayor. La silenciosa petición fue entendida. Era hora para la guardiana de la familia. "Sargento Guix," dijo Nat, poniéndose entre el oficial y su madre. "¿Qué pasará con Santi ahora?"

"Después de que le den las puntadas será llevado a la cárcel del condado y retenido. Si llega allí bastante temprano, el juez Joe dictaminará la libertad bajo fianza hoy, de lo contrario eso será mañana." Meneó su cabeza. "Le diré esto, Srta. si usted no le consigue a ese hombre alguna ayuda pronto, sería mejor que planeé pasar mucho tiempo aquí." Guardó la libreta y dio un paso atrás. "Él tuvo suerte esta vez. Algo que se puede decir gracias al cinturón automático del asiento y el airback. Podríamos estar pasando algo mucho peor aquí que algunos cortes y contusiones."

"Sí, mucha suerte." Por la esquina de su ojo, Nat vio a Elena envolver un brazo alrededor de su madre, que parecía destrozada entre el regaño del oficial y el romper a llorar. Entendía la lucha de su madre. Esto era un problema para el nombre Lacunza y el dinero no podría arreglarlo. "Oh." Miró al oficial. "¿Y qué hay sobre su auto?"

"Este fue retenido. Le haremos saber cuando puede recogerlo. Está destrozado, sin embargo."

"Quiero ver a mi hijo," Carmen anunció.

"Una vez que terminen, él será llevado a la cárcel. Usted puede verlo allí una vez que haya sido registrado."

"Sargento," Nat le dio una suave sonrisa, esperando disipar la tensión en el aire. "¿Dañaría algo si ella lo ve por solo un minuto?" Lo vio dudar y entró, bajando su voz para que su madre no pudiera oír por casualidad. "Creo que necesita verlo ahora, no después de que lo hayan limpiado, ¿no lo creé?" Él bajó la mirada al piso por un segundo antes de dar un pequeño cabeceo.

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant