Capítulo 19

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¿Y qué le compraste a Noemí?"

Nat golpeó el botón mudo en el control remoto y giró su cabeza para mirar a su compañera. ¿Oh, vamos a intentar esto otra vez? "Un regalo." La esquina de su boca se encrespó en una burlona sonrisa.

"Vamos, dime, ¿por favor?" Alba le dio su mejor mirada de cachorrito. "No lo diré, lo prometo."

"Ya te dije... un regalo." Ella lanzó una palomita de maíz en el aire y lo atrapó en su boca. "Ahora ¿pensé que querías ver ese programa?"

"Quiero, pero deseo saber lo que compraste también. Una pista."

Nat fingió considerar la petición por un momento antes de sonreír malignamente con una diabólica mirada en sus ojos. "No es algo que Noemí pueda salir y comprarse. Así como así."

"Esa es una mierda de pista," Alba se quejó, intentando coger su taza.

Eres tan linda cuando haces berrinches. Ella alcanzó la taza primero y se levantó. "Ah, vacía. ¿Quieres más?"

"No, he tenido bastante chocolate caliente por esta noche. Más y estaré levantada a la mitad de la noche." Le tendió su mano. "Vamos, siéntate y relájate. Te estás perdiendo el programa."

"¿Quieres la bandeja de los aperitivos arriba o abajo?"

"Arriba. No la necesitaremos más," Alba contestó.

"Seguro, no hay problema." Nat cumplió inmediatamente, sabiendo que la bandeja de los aperitivos subida era un preludio para algo más agradable que ver un programa de televisión. Dejó la taza vacía en la mesa del café y volvió a su cojín, esta vez con sus pies arriba y descansando entre ellas. "Oooh," hizo un gemido exagerado y meneó los dedos del pie.

"¿Te duelen tus pies?" Alba preguntó.

"Nada peor que lo habitual," contestó. Ah, si... tú sabes lo que deseo, pensó para si cuando sintió que sus pies fueron colocados en el regazo de Rose. Espero que tus dedos no estén cansados esta noche. Levantó su talón en respuesta al suave tirón sobre su calcetín. Pronto estaba descalza y los diestros dedos de Alba borraron los dolores del día y no tuvo alternativa excepto gemir con placer. "Tú haces eso taaann bien..."

"Es fácil contigo. Sé justo dónde empujar y frotar." Alba demostró su habilidad presionando su pulgar firmemente a través del arco del pie izquierdo de Nat.

"Mmm, tú puedes parar en.... oh siete u ocho horas." Cerró los ojos y suspiró. Esto es tan agradable.

"O quizá pare si no me dices que regalo le compraste a Noemí." Sus dedos se aquietaron como si llevaran a cabo su amenaza.

"Tú tienes un difícil trato," Nat admitió. "No es mucho, solo un billete de avión."

"¿Un billete de avión? ¿Para dónde?"

"Arizona."

"Es donde está su hijo," Alba recordó.

"Ella no lo ha visto en más de un año. Pensé que a ella le gustaría hacer un viaje para visitarlo." Levantó una ceja. "Así ¿qué vas a continuar?" Enfatizó su punto meneando los dedos del pie.

Alba rió y continuó el masaje. Había llegado a ser un tácito ritual entre ellas. Nat gemiría acerca de sus pies y ella inmediatamente ofrecería frotarlos. Podrían pasar horas en el sofá así, Alba sentada en una reclinada posición con sus piernas rectas y Nat acostada a lo largo del sofá con sus pies siendo mimados. La mujer más joven únicamente daba un vistazo en lo que pasaba en la televisión cuando su atención se enfocaba en la suave carne bajo sus dedos.

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora