Capítulo 12

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Nat se sorprendió al ver la luz de la cocina encendida cuando volvió a casa, hasta que recordó que le había pedido a Noemí que se quedara hasta que llegara allí. Ella y Alba habían hablado brevemente por la tarde pero una reunión había interrumpido esa llamada. Ahora, al fin en casa, anhelaba pasar el resto de la tarde con la rubia. Colgó su chaqueta en el guardarropa y le dio un puntapié a sus zapatos antes de entrar en la oficina.

"¡Hola!" Alba la saludó con entusiasmo, una enorme sonrisa vino sobre su cara.

"Hola presidenta." Turnó su atención a Noemí, que estaba recogiendo las cartas que ella y la joven mujer habían estado jugando. "Gracias por quedarte tan tarde."

"No me importó nada. Es mejor en el Uno de lo que tu eres"  comentó el ama de llaves, sacando una sonrisa de Alba. "Puedo quedarme tarde mañana también si me necesitas."

La primera respuesta de Nat era decir que no sería necesario pero en la reflexión de lo qué había acontecido hoy en la oficina y de lo qué iba a suceder una vez que Santi descubriera sobre la auditoria, reconsideró su respuesta. "Realmente, pienso que puedo aceptar eso. Quizá podrías llegar más tarde de modo que no tengas que trabajar tanto. Puedo hacer mi propio desayuno."

"Hacer tu propio desayuno y ensuciar cada pieza de mis utensilios en mi cocina," Noemí resopló. "Estaré aquí a las siete como siempre. La única noche que no puedo quedarme tarde es el jueves. Carmen y Mónica se preocuparán si no me ven allí a las seis y media."

"Noche de bingo," Nat le explicó a su huésped. "Bien, ya que estás ahora aquí de todos modos, ¿por qué no te quedas y te reúnes con nosotras para cenar? Estoy segura que hiciste más que suficiente."

La mujer mayor se rió suavemente. "Sabes que tu madre tendría un ataque si lo supiera."

"¿Por qué? ¿Su madre no la quiere?" Alba preguntó, su curiosa expresión giró en un tímido ceño fruncido cuando Noemí se rió y meneó su cabeza.

"La señora Lacunza me quiere, niña. Pero se considera de mal aspecto compartir una comida con la empleada doméstica."

"Oh,"  murmuró la joven mujer, la vergüenza tiñó su cara. Se preguntaba si la madre de su amiga la desaprobaría también.

"Pero mi madre no decide con quién ceno," dijo Nat firmemente. "¿Ahora crees que te gustaría comer en el comedor o aquí adentro?"

"Um... donde quieras estará muy bien."

"Colocaré algunos lugares en la mesa. Llevará solo algunos minutos calentar todo," dijo Noemí, al salir del cuarto.

"Gracias," dijo Nat cuando la mujer mayor paso a su lado, la persona que ella había mantenido en casa todo el largo día. Ahora sola con Alba sus hombros se hundieron, sus cansados pies protestaron de estar parados, y el dolor de cabeza con el que había estado luchando hizo su presencia sabida con la fuerza completa. Cruzó el cuarto y se dejó caer en su sillón. "Qué día." Levantó su pierna izquierda, apoyándola sobre su rodilla derecha, y comenzó a frotar su adolorido pie.

"¿Tú enfrentaste a Santi?"

"No. Él no se presentó," Nat suspiró. "Ordené una auditoria."

"Oh."

"Sip. No va a ser una visión bonita cuando lo descubra." Comenzó a frotar su pie con más fuerza, usando ambas manos para masajear los adoloridos músculos. "Encima de eso, tuve una montaña de papeleo para atravesar. Marilia salió en el intermedio durante el día."

"¿Marilia?"

"Mi secretaria," aclaró.

"Oh, ella debe haber sido la que contestó al teléfono cuando llamé."

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now