Capítulo 23

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El sonido de la puerta de un auto despertó a Alba de su sueño. Bostezó y frotó sus ojos, observando por los números rojos del reloj que era ya pasada la medianoche. "¿Nat? Estoy despierta," llamó cuando oyó cerrarse la puerta corrediza.

"Oh." Un momento después la ejecutiva apareció en la puerta. "Lo siento, ¿te desperté?"

"No," mintió y encendió la lámpara. "Quería estar despierta cuando llegaras a casa de todos modos." Acariciando al espacio vacío en la cama a su lado, preguntó, "¿Y qué sucedió?"

Nat suspiró y se dejó caer en la cama, su cabeza agradeció hundirse en las gruesas almohadas. Ambos zapatos golpearon la madera dura del suelo y los dedos del pie cubiertos con las pantis se menearon con alivio. "Ah, mucho mejor." Su reloj de pulsera siguió, dejándolo en la pequeña mesita lateral. "Santi estaba bebido y cargado con heroína y estrelló su auto en un poste de teléfono."

"¿Hubo alguien más lastimado?"

"Gracias a Dios, no. Se llevó una nariz rota y algunas contusiones. Encontraron un poco de cocaína en cuando lo registraron en la cárcel."

"¿Cocaína? Oh Nat, eso es tremendo"

"Debiste ver la cara de mamá cuando agregaron la posesión a la lista de cargos." Meneó su cabeza. "Todavía no puedo creer que le dieran la libertad bajo fianza." Frotó su cara vigorosamente con ambas manos. "No lo sé, Alba," suspiró. "Sabía que algo estaba pasando pero imaginé que era hierba, no coca." Respiró profundamente. "Esa cosa va a matarlo y a él incluso le da igual. Intenté hablar sobre ir a rehabilitación pero ni me escuchó." Una breve mirada de dolor cruzó la cara de Nat en el recuerdo de las odiosas palabras de su hermano. "Supongo que lo que le diga no importa."

Alba oyó la tristeza en la voz de su amiga y sabía que allí había pasado más de lo que estaba diciendo. Se movió en la cama, girando para que la parte superior de su cuerpo estuviera frente a su compañera. "¿Siempre ha tenido este rencor hacía ti?"

"No." Nat miró fijamente arriba en el techo. "Cuando éramos más jóvenes, Santiera mi sombra. Cualquier cosa que hacía, él quería hacerla. Si estaba interesada en algo, estaba interesado en eso."

"¿Qué sucedió?"

Nat se encogió de hombros. "Realmente no lo sé. Comenzamos a hacernos más mayores y las cosas cambiaron. Pienso que siempre supuso que dado que era el único hijo, sería el que estaría asumiendo el control cuando nuestro padre dimitiera. Pienso que está resentido conmigo debido a eso."

"Sin embargo todavía intentas ayudarlo."

"Es mi hermano. ¿Qué más puedo hacer?" Entrelazó sus dedos detrás de su cabeza. "Tenía tanto potencial, Alba. Odio ver lo que esas drogas están haciéndole."

"Quizá hay aún esperanza que busque tratamiento el solo."

"Quizá," Nat coincidió. "Supongo que todo es posible. Dios, solo me hace enojar tanto a veces. Habría podido hacer que lo arrestaran por desfalcar y no lo hice. ¿Piensas que le importa? No, intento ayudarle y da la vuelta y me llama una t..." Detuvo la palabra antes de salieran de su garganta. "... una maldita perra," enmendó. "Ah, no importa, supongo."

"Importa." Alba extendió el brazo y puso su mano en el hombro de Nat. "Quizás a tu familia le da igual pero a mi no. No tiene ningún derecho a lastimarte así. No mereces eso. Tú, Natalia Lacunza, eres una de las más cariñosas, más tiernas personas que he conocido nunca y cualquiera que no vea lo especial que eres es un ciego."

Nat estiró la mano y revolvió el cabello de la mujer más joven. "Eso va de ambas maneras, mi amiga." Había más, mucho más que quería decir, pero el miedo la contuvo. Parte de ella deseó tirar de Alba dentro de sus brazos y mantenerla allí para la eternidad y la otra parte gritar la verdad que las mantendría separadas por siempre. Su humor juguetón desapareció cuando la última parte ganó. "Hey, pienso que mejor nos dormimos."

Accidental Love ( Adaptación Albalia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora