Accidental Love ( Adaptación Albalia)

Capítulo 16

Remolinos de recuerdos de las navidades pasaron bailando en los sueños de la rica mujer; regalos deseados y recibidos, risas y felicitaciones, papel de envolver rasgado apartado en la expectativa de los tesoros ocultos dentro. El sonido de alguien llorando suavemente se rompió atravesando la niebla, sacando a Nat de su niñez y regresándola al presente. Sus ojos se abrieron en la oscuridad de la noche y le tomó un momento para darse cuenta donde estaba y lo que ella oyó. "Alba," susurró para si, sacudió el peso del sueño y se levantó.

"¿Alba?" Llamó de la puerta.

"¿Te desperté? Lo siento," la mujer se atragantó, agradecida que la oscuridad mantuviera sus lágrimas ocultas de la mirada de su amiga.

"Sabía que las cosas que tenía no harían ningún bien,"dijo Nat cuando entró en el cuarto y se sentó en la cama. "¿Quieres que salga ahora? Estoy completamente sobria."

Alba sacudió su cabeza. "No, no te vayas por favor." El dolor era prácticamente insoportable pero el pensamiento de atravesar este sufrimiento sin Nat era incluso peor. "Por favor." Estiró su brazo y agarró la mano más grande con la suya. "¿Puedes... puedes quedarte aquí conmigo?" Hubo un cambio en el peso cuando la más alta mujer se deslizó bajo las sábanas.

"Estoy justo aquí." Nat se atrevió a moverse tan cerca como pudo, diciéndose que era para la comodidad de Alba y no la propia. Estaba sorprendida cuando sintió la suave mejilla presionarse contra su hombro.

"¿Está todo bien?" La joven susurró. Nat sintió que las lágrimas comenzaron a empapar atravesando el algodón y se dio cuenta que Alba debió haber estado llorando durante mucho tiempo antes de que hubiera sido despertada.

"Está muy bien," Nat contestó, moviéndose un poco más cerca.

"Esto duele," Alba admitió, levantando su cabeza para permitir que el brazo de Nat se deslizará debajo. Ellas movieron sus cuerpos en una más cómoda posición, por lo menos tan cómodas como pudieron considerando que la lastimada mujer no podía rodar sobre su costado debido a sus piernas quebradas. Nat consiguió enterrar su cara en el suave dorado cabello, respirando en el delicado olor. Alba se encontró arrimándose en la curvatura del hombro de la mujer más mayor, un lugar mucho más cómodo para ella de lo que la almohada más suave podría jamás ser. En los brazos de Nat se sentía segura, protegida, cuidada. El palpitante dolor estaba aún allí, ya de alguna manera este parecía soportable ahora. En menos de minutos ambas mujeres estaban profundamente dormidas.

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Alba se despertó por el palpitante dolor en sus piernas y el sonido de  Nat tecleando en el ordenador. "Buenos días," bostezó, acurrucándose nuevamente dentro del calor de su almohada.

"Buenos días. Tus pastillas están allí en la mesita." La ejecutiva paró de teclear y volteó para quedar frente a ella. Fue entonces que Alba notó que Nat estaba vestida para el trabajo, una falda sastre gris y chaqueta combinación acentuada por una blusa color crema.

"¿Tú saliste ya?" La rubia se incorporó despacio, claramente sorprendida.

"Llamé el hospital tan pronto como desperté y les expliqué la situación." Movió su sillón más cerca y sirvió un vaso de agua de la jarra. "La doctora Ramil estaba allí y extendió otra receta para ti inmediatamente," dijo mientras daba el vaso a Alba. "Después fue solo cuestión de salir corriendo y recoger esta." Miró a la joven tomar las pastillas antes de que se girara y presionara en algunas más teclas. "Tengo que irme. ¿Necesitas algo antes de que me vaya?"

"No, estoy segura que Sabela estará aquí pronto. ¿Está Noemí aquí?"

"Sip, llegó aquí hace cerca de una media hora. Le dejaré saber que estás despierta." Nat se levantó y apagó la computadora. "¿Estás segura yo puedo conseguirte algo?"