Capítulo 11

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Aterrado al imaginar que encontraría a Ariana desangrándose en su habitación, muriéndose de agonía, Emmet entró corriendo a toda velocidad, mientras los golpeteos de su corazón le hacían añicos todo su interior.

Se llevó una inmensa sorpresa, combinado con profundo alivio cuando la encontró en perfecto estado.

El acosador no se encontraba ahí, tampoco ningún peligro que pudiese hacerle daño.

Con el ceño fruncido, Emmet la miró.

–¿Por qué demonios ha gritado como loca?– le cuestionó molesto. –Casi me mata de un susto–

Pero su molestia no se comparaba en nada con el enojo que ella sentía

–¿Matarlo? ¡A la que van a matar es a mí, de un coraje!–

Emmet no comprendió el motivo de su ira, pero infiernos si no lo averiguaría.

–¿Por qué está tan enojada?–

–¡¿Cómo te atreves a preguntarme?!– lo acusó, y enseguida le lanzó una almohada, que desde luego él esquivó.

–A ver, a ver, ¡tranquilícese!– le exigió.

–¡No me digas que me tranquilice!– continuó arrojándole más y más almohadas, y Emmet continuó esquivándolas.

El guardaespaldas comenzó a perder la paciencia, y le gritó.

–¡Dígame por qué está tan furiosa!–

–¡Por eso!– señaló entonces la bolsa de papel que se encontraba sobre la cama.

Más confundido que en un principio, Emmet decidió acercarse y tomarla preguntándose qué podría albergar que hubiese hecho enfurecerla tanto.

Cuando la abrió, lo comprendió todo, y se quedó paralizado.

Lencería, tanguitas, brasieres semi transparentes, ligueros, medias hasta el muslo, cada prenda más pequeña, más atrevida, y más inmoral que las que ella vestía en esos momentos bajo la chaqueta.

–Como no estoy aquí para rodar una película porno, evidentemente no son nada prácticos. ¿Es una broma o un error?–

Emmet cerró los ojos, irritado. Eso tenía que ser cosa de James, a quién iba a estrangular en ese instante.

–¡James!– lo llamó.

El chico que se encontraba en el pasillo junto a Kylie, se acobardó al ver a su amigo tan furioso, de inmediato se colocó tras la pelinegra intentando protegerse, pero fue en vano porque de todos modos Emmet lo alcanzó tomándolo del cuello de la camisa y arrastrándolo hasta él.

–¿Qué tienes que decir de esto?– dijo alzando la aparentemente inocente bolsa de papel.

James que ya había empezado a sudar, comenzó a tartamudear.

–Bu...bueno, Emmet. Fue todo lo que pude encontrar a esta hora. No hay ninguna tienda de ropa que abra a las casi medianoche–

–¿Y dónde conseguiste esto? ¿En el Keeping Up?– lo apretó aún más.

James asintió.

–S...sí. Lo tomé de ahí–

Emmet soltó un suspiro de cansancio combinado con irritación, y finalmente soltó a su amigo.

Kylie rodó los ojos pensando en lo estúpido que era.

–Yo le prestaré ropa– dijo de inmediato. –Sólo necesito ir a mi casa, dame las llaves de mi camioneta–

Corazón Rendido® (AG 3)Where stories live. Discover now