Capítulo 27

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Ariana tenía roto el corazón.

Un hombre duro y devastador de metro noventa con penetrantes ojos plateados se había entrometido en su vida cambiándosela por completo. Avanzando y tomando de ella todo cuanto pudo.

La había engañado y la había enamorado, pero quizá el más vil de sus actos había sido decirle que también la amaba.

Caricia tras caricia, beso tras beso, él había estado mintiéndole, las ásperas palabras saliendo de sus mentirosos labios justo después de decirle lo bonita que era.

Él le había jurado que la protegería, que lucharía y dejaría su alma entera por mantenerla siempre segura, pero en el fondo lo que deseaba era destruirla.

Le había hecho el amor innumerables veces, tantas que ahora parecía imposible poder contarlas, y ella se moría del asco sólo con pensarlo. Un asco que posiblemente era más fuerte hacia sí misma, porque aun así, odiándolo como lo odiaba, y después de todo el daño que le había hecho, no podía dejar de amarlo.

Sin poder resistir aquella realidad, la castaña tapó su boca con la mano en un esfuerzo de refrenar sus sollozos. Se le entrecortó la respiración mientras luchaba por recuperar algo de control, por detener las lágrimas pero no lo consiguió.

Ariana lloró amargamente, lloró como no había llorado en toda su vida. El llanto la inundó sacudiendo todo su cuerpo.

Emmet Garrett lo había conseguido. Había conseguido su venganza.

Su intención había sido herirla en lo más profundo, infligirle el peor de los dolores, y lo había logrado. La había destrozado.

Y ella... Ella llevaba ahora a su hijo.

Un inocente bebé nacería de en medio de toda aquella telaraña de mentiras y venganzas. Un bebé que había comenzado a existir poderosamente, no sólo dentro de su cuerpo, sino también dentro de su corazón.

Ariana cerró los ojos para combatir la acometida de náuseas, porque pensar en ese niño hacía que volviera a recordar cómo había sido concebido

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Ariana cerró los ojos para combatir la acometida de náuseas, porque pensar en ese niño hacía que volviera a recordar cómo había sido concebido.

Su mano temblorosa tocó entonces el vientre que todavía no daba indicio de su estado, y con su palma lo abarcó.

Amaba a ese pequeñito con todas sus fuerzas, pero no sabía cómo manejar toda aquella situación... El hecho de que Emmet la hubiese dejado embarazada cuando la odiaba y lo único que deseaba de ella era vengarse.

La cabeza le dio mil vueltas, y de nueva cuenta contuvo las ganas de vomitar.

Entonces los toquidos en su puerta se escucharon.

–¡Ariana!–

–¡Ariana, ábrenos por favor!–

Eran sus hermanos, y la castaña no pudo hacer otra cosa sino correr a abrirles y permitirles el paso.

Corazón Rendido® (AG 3)Where stories live. Discover now