Capítulo 19

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El blanco y el negro le sentaban bien...

¡Joder!

También el cabello rubio.

Emmet observaba a Ariana mientras ella terminaba de ser peinada y maquillada para su presentación de unos momentos más.

Se veía hermosísima, y más caliente que una llamarada de fuego.

Al guardaespaldas le costaba demasiado fingir indiferencia. Le costaba muchísimo mantener su mirada en otra maldita dirección.

Pero la realidad era que no podía dejar de mirarla.

Sus ojos lo traicionaban. Sus ojos revelaban todo lo que ella le hacía sentir, el ardor que lo hacía quemarse.

Había ocasiones en las que Emmet no terminaba de comprender cómo era que aquella mujer de tan diminuto tamaño consiguiera tumbarlo como si nada en cada maldita ocasión, pero después la miraba y lo comprendía.

Era preciosa, era un sueño hecho realidad.

Ariana era la criatura femenina más perfecta que hubiese visto.

Y en esos momentos se lo parecía aún más.

El suave maquillaje y su bien formada figura le conferían feminidad al entallado traje que llevaba puesto. Su piel tenía una apariencia fina y delicada... ¡Joder! Su piel era fina y delicada, se recordó. Su cuello, sus pechos, sus muslos, toda ella.

Emmet se encontraba cautivado.

No podía mirarla y no desearla, no podía observarla y no admirarla.

Era increíble.

Maravillosa. Maravillosa y hermosa mujer.

La vio levantarse de su silla y bromear con sus maquillistas.

Era tan auténtica que de inmediato todos la querían. Su sonrisa resplandecía, a Emmet le inyectaba vida.

En ese momento, Darren, uno de los asistentes de la cantante, que se encontraba junto a él, le sonrió amistosamente.

–Está divina, ¿no lo crees? Ariana es una diosa–

Oh, sí. Eso mismo creía el guardaespaldas. Tragó saliva mientras un nudo se formaba en su garganta.

¿Qué debía decirle a Darren?

La verdad no, desde luego.

Se hundió de hombros y adoptó una expresión de aburrimiento.

–La verdad es que no me gustan las mujeres que parecen niñitas de quince años, además tiene las piernas flacas–

Darren lo miró como si hubiese dicho una barbaridad, sin embargo antes de que pudiese replicar, Ariana se acercó hasta ellos.

Se paró en seco cuando escuchó lo que Emmet acababa de decir, sin embargo se abstuvo de decir algo. Sonrió, y después se dirigió a su asistente.

–Estaré en mi camerino relajándome un poco mientras comienza el concierto–

–De acuerdo, jefa– asintió el chico. –Scooter querrá verla en cualquier instante–

–Le dices dónde puede encontrarme–

Eficientemente Darren asintió.

Ariana se marchó a los pocos instantes.

Emmet la vio desaparecer adentrándose en el solitario pasillo, y después abrir la puerta de su camerino para entrar en él.

Se dijo entonces que cuando nadie lo viera, se escabulliría hasta ahí.

Para su fortuna, Darren corrió al instante a la mesa de bocadillos.

Corazón Rendido® (AG 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora