Capítulo 21

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Emmet inició su día bebiendo una enorme taza de café.

No había pasado una buena noche, y eso sólo se debía al hecho de que Ariana no había estado a su lado.

Le costaba admitirlo, pero su cuerpo se había acostumbrado a la presencia de aquella pequeña castaña, y a la manera en la que solía amoldarse a él, encajando de manera perfecta pese a las claras diferencias de tamaños. Casi como si los dos hubiesen sido hechos únicamente con el propósito de dormir abrazados.

Recargado sobre la barra de la cocina, Emmet suspiró, y enseguida dio otro sorbo. Solía tomarlo negro y sin una sola pizca de azúcar. Así se mantendría despierto durante todo el día. Tenía planes para él y para Ariana antes de que volvieran a Los Ángeles.

Todo con discreción, desde luego. Debía seguir siendo precavido.

Pensaba en todo lo planeado para ese día, cuando Van Damme apareció.

Emmet sintió su presencia tras su espalda. Le dio los buenos días y bebió otro sorbo de su café.

Para su sorpresa, el guardaespaldas no respondió a su saludo. Se colocó frente a él, y lo miró fijamente. 

Emmet frunció el ceño.

–Ándate con mucho cuidado, Wyatt– le advirtió con voz fría.

–¿De qué hablas, Van Damme?–

–Creo que sabes bien a lo que me refiero. La señorita Butera y tú, no te hagas el tonto– lo miró acusadoramente. –La vi saliendo anoche de los cuartos de servicio–

Si Emmet sintió algún temor por verse descubierto, no lo demostró, sino que miró a su compañero con ojos entornados.

–¿Qué te hace pensar que estaba conmigo?– inquirió.

–Porque no soy imbécil–

Emmet sonrió de lado.

–¿De veras?–

El tonito burlón causó incluso más irritación en Van Damme.

–Déjate de estupideces, Wyatt. Y será mejor que sigas mi consejo. Si el señor Butera se llegará a enterar...–

–El señor Butera me tiene sin cuidado–

–Pues deberías temerle aunque fuese un poco. Cuando alguien lo traiciona, es despiadado. Si se te entera de que tocaste a su princesita, te mandaría a prisión con un solo chasquido, acusándote de alguna mierda como venta de drogas o algo así–

Las facciones del rubio se endurecieron.

Oh, él bien sabía lo hijo de puta que podía llegar a ser ese bastardo.

Sin ser consciente de ello, apretó los puños, pero al instante los soltó.

–Te agradezco tu preocupación, Van Damme– le sonrió con ironía, palmeó su hombro un par de veces, y después se marchó de ahí.

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Media hora más tarde, Emmet se encontraba en espera de que Ariana apareciera.

Se encontraba recargado en la camioneta, y tarareaba una canción. Cuando menos lo pensó, se dio cuenta de que se trataba de una canción de Ariana, Break Free.

El rubio no pudo evitar una sonrisa cuando pensó en aquella preciosa cantante que lo traía de cabeza.

No sabía todavía cuánto tiempo más iba a poder estar con ella, pero estaba malditamente decidido a disfrutar al máximo cada minuto a su lado.

Corazón Rendido® (AG 3)Where stories live. Discover now