Capitulo 28: Carta

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Ethan.

Todavía no puedo creer que mi abuela ya no esté con nosotros, todo fue muy rápido y ella jamás nos dijo que estaba enferma, siento enojo con todos y sobre todo con ella por no decirme que estaba enferma. Tuvo que pasar por todo eso sola y jamás pidió ayuda, no puedo creer lo testaruda que fue esa mujer en la vida y sobre todo lo valiente porque no encuentro otra palabra para describirla, ella fue valiente. Viene luchando hace más de dos años con todo esto.

Dos años de diálisis y a cada una fue sola, completamente sola. Mi madre no estaba al tanto de nada y mi tío Zack tampoco, le reclame a él como jamás se dio cuenta de nada siendo médico, pero él me dijo que jamás la vio mal y eso es verdad porque jamás se mostró débil, cada vez que la vi en el bufete estaba bien y parecía un roble, no se dejaba de nada ni de nadie.

Ahora me siento con un gran vacío en el pecho por no haber estado con ella todo este tiempo, quiero volver el tiempo atrás y cambiar muchas cosas de mi pasado pero sé que eso es imposible, solo me queda no volver a repetirlos en la vida pero no fácil reconocer mis errores y sobre todo con la persona que amo. Esta tarde la volveré a ver y no sé cómo reaccionare ante ello, la última vez que nos vimos no fue nada agradable para ninguno de los dos, todos estamos en la casa de mi abuela en San Francisco.

Nos quedamos aquí luego del funeral porque aquí mismo se daría lectura al testamento de mi abuela, el abogado nos informó que todos los miembros de la familia tenían que estar presentes y le dijimos que así sería pero también especifico que tenían que estar las esposas y maridos de cada miembro de familia, en especial mi esposa. Le dije al abogado que ya no tenía esposa pero mi madre dijo que no habría problema, que ella se encargaría de avisarle a Megan, me moleste tanto que cometí la peor estupidez y todo en un arrebato de ira porque ahora sé que no tuve que haber llamado a Kenia para que venga aquí a San Francisco y mucho menos la tuve invitar a la lectura del testamento pero ya lo había hecho y no había marchar atrás, solo tenía que afrontar las consecuencias de mis impulsos.

Me siento algo nervioso, estamos todos en la sala de la casa y faltan solo diez minutos para que el abogado llegue pero no estoy nervioso por el testamento, estoy nervioso porque no sé en qué momento llegara Megan y como luzca porque a pesar que estuve vigilándola no es lo mismo verla en fotos que tenerla delante de mí. El timbre de la mansión suena y mis nervios aumentan en demasía, intento no mirar a la puerta porque no quiero que ella note lo nervioso y ansioso que estoy por tener que verla pero no puedo evitar mirar a la puerta.

Escucho el repiqueteo de unos tacones y eso me parece extraño porque Megan odia los tacones, solo los utiliza si son estrictamente necesarios y lo que más me gusta de ella es que con solo unas zapatillas se ve jodidamente sexy. Veo que mi madre y mi tía se paran del mueble en donde ambas se encontraban y miran en dirección a la puerta pero en cuanto ven quien es la persona que aparece en la puerta sus caras son de limón exprimido, quise reírme pero sabía que eso sería un gran error.

–Hola nene –su voz es sexy y parece no darse cuenta que no estamos solos.

–Kenia –suspiro y me acerco a ella.

Mientras me acerco a ella la observo detenidamente y veo que trae puesto un vestido demasiado corto para la ocasión y de color rojo pasión, el vestido es ceñido y tiene un buen escote que me deja ver sus pechos, es algo sencillo para el estilo de Kenia pero igualmente de atrevido como ella. Es la única que tiene un color tan vivo porque el resto estamos vestidos de negro, gris o blanco por respeto a la memoria de mi abuela y sé que Kenia no la conoció pero creo que su vestido esta fuera de lugar, cuando intento decir algo, alguien más me interrumpe.

–¿Qué hace ella aquí? –la voz de madre suena dura y fría.

–Buenas tarde Isabella –responde desafiante Kenia, gran error –he venido a petición de mi novio.

Nunca Me Dejes ||Libro 2|| Trilogía Nunca ✔Where stories live. Discover now