Día 3. Gatitos.

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Día 3. Gatitos.

No tenía idea de cómo era que se había metido en ese problema. Bueno, sí sabía y el causante de sus problemas tenía nombre, y no sólo eso, era una pequeña amenaza.


Él iba saltando por los edificios de París, preparado para hacer su guardia de la noche—había estado algo desanimado porque su Lady había cancelado por cosas que tenía que hacer, así que el se ofreció a cubrir su parte y la de ella—, así que cuando terminó su parte—que consistía en la mitad de la ciudad—continuo con la parte de su Lady, grande fue su sorpresa al notar como un pequeño niño que reconocía muy bien, levantaba su mano desde el balcón, indicándole al felino, que necesita hablar con él.

—Chris, ¿Que sucede? —pregunto una vez que estuvo en su balcón, el niño tenía un semblante preocupado en el rostro, haciendo que el héroe tuviera curiosidad.

Le tenía gran cariño al niño, ya que cuando fue Akumizado, el fue quien se encargó de llevarlo a su casa y como Adrien, había convivido con él las veces—que en realidad son pocas—que había ido a la casa de su mejor amigo.

Notó que el Lahiffe menor, tenía algo que decirle, pero al ver el movimiento nervioso de sus dedos, supuso que no tenía ni idea de cómo hablar lo.

Así que decidió darle un pequeño empujóncito.

—Maravillosa noche, ¿no crees?—le regalo una sonrisa.

El niño levantó la cabeza y lo observo por unos segundos, hasta que decidió hablar.

—Sería increíble, pero no lo es mucho para mí.

—¿Porque no? —antes de que él niño pudiera contarle lo que le acongojaba, del interior de su habitación, se pudieron escuchar unos maullidos.

El felino frunció el ceño.

—Son mis chatons—lo miro a los ojos—Mes parents me dejaron tenerlos, pero esta noche ellos tienen que salir a un viaje y yo me iré con mía tíos, pero ellos no permiten mascotas en su casa, y Nino esta noche saldrá con Alya.

Y así era como ahora se encontraba caminando por las calles de París, en dirección de su casa y con una caja de cartón entre sus manos.

Bufó recordando las palabras de Chris.

"Así que como tu eres un gato, quería saber si podrías ser la maman de estos gatitos solo por esta noche".

«Muy inteligente Chris», gruñó para sus adentros.

Ahora el verdadero problema, sería que Nathalie, su padre o el gorila, por nada en el mundo, se debían de enterar, que el había traído animales a su casa.
Estaría muerto si eso llegara a pasar.

—No se han enterado que eres Chat Noir, tampoco lo harán con otros tres gatos—Intentó calmarlo Plagg.

Los dos ya estaban en su habitación, y él estaba sentado sobre el sofá, observando como los petites chatons se encontraban jugando en el piso de su habitación.
Eran demasiado tiernos, de ojos verdes y cada uno era de diferente golor, había uno gris con rayas blancas, otro era naranja y el otro de un color beige.

Supuso que mientras tuvieran comida y agua, además de que la puerta y las ventanas se mantuvieran cerradas, todo estaría bien. Se levantó del sofá para ver en el monitor de su computadora, que era lo que había de nuevo en el Ladyblog.

Apenas había entrado a Google, cuando escucho el grito de su kwami.

—¡Gatos del infierno, aléjense de mi preciado Camembert!

El gato gris, el que Chris le había dicho que se llamaba Clint, estaba jugando con una pieza de Camembert, con su patita la aventaba y el queso apestoso comenzaba a rodar, haciendo que el minino la persiguiera y que Plagg a su vez, lo persiguiera.

Esto hizo reír mucho al Agreste, pero sus risas fueron apagadas cuando el gato naranja, que recibía el nombre de Buttercup, se había lanzado a su cabeza, arañando lo al instante en un intento de jugar con sus cabellos rubios.

—¡Plagg! ¡Quitármelo! —suplicaba al ser azabache.

—Tú quitarle mi preciado queso, esta sufriendo en sus garras—se quejaba el kwami al seguir detrás del gato.

Entonces, la gatita beige, llamada Herms, se acercó al pie del modelo y encajo sus garras en su pantalón, ella solo se estaba estirando, pero hizo que el Agreste soltara un grito. Uno que fue escuchado por la asistente de su padre.

Se había metido en un lío, y ahora más que nada, deseaba regresar esos gatos del infierno—como les había llamado Plagg— a la casa de los Lahiffe.

Ya había logrado que Herms se distraje ra con una pelota de ping-pong, ahora el verdadero reto era quitarse a Buttercup de enzima. Tomó al gato y logró que sus pequeñas garras afiladas lo soltarán. En cuanto eso paso, sintió un pequeño escozor en su mejilla izquierda y uno en su cuello.

Eso lo metería en problemas al momento de modelar.

Los golpes en su puerta lo hicieron alarmarse. Cuando fue a abrir, era Nathalie, quien estaba verificando que todo estuviera en orden.

—¿porque tienes ese rasguño en la mejilla?—cuestiono al momento en que intentaba entrar a su habitación, pero el blondo no se lo permitía, solo asomaba su cabeza.

—Es que decidí, hacer un cambio en mi habitación y una algo, se me calló y me golpeó en la mejilla.

—Es un rasguño.

—Da lo mismo. Creo que ya me iré a dormir y mañana continuo, buenas noches Nathalie—y cerro la puerta.

La peli negra regreso a su habitación, negando con la cabeza. Suponía que Adrien se encontraba en la edad en la que se complicaba la vida.

El chico suspiro aliviado cuando escucho que Nathalie se marchaba. Pero ahora se daba cuenta que en efecto, su habitación era un desastre.

–Que lástima que yo no tengo un Lucky Charm.

—¡Suficiente! —Se acercó el kwami a su portador con gran enfado—en este momento iras a regresar esos diablos a ese crío, o no te vuelvo a transformar en Chat Noir.

—Plagg, pero Chris ya se fue—Intento explicarle, pero el dios de la destrucción se dio la vuelta indignado.

—Entonces no se que vas a hacer, pero yo necesito comer mi queso en tranquilidad.

El chico puso los ojos en blanco, sabía que su kwami era terco, y que desaparecería en la primer oportunidad en que él quisiera transformarse.
Se llevó su mano a la barbilla y se preguntó qué podria hacer con esos pequeños diablillos.

Entonces fue cuando una idea se le vino a la cabeza.

—Ya se que haremos con ellos, ¡Plagg, las garras!—salio por la ventana de su habitación, con la caja de cartón que portaba a aquellos felinos.

Ella se encontraba aburrida, mientras leía su libro de Historia para el examen que tendría dentro de una semana, y a su vez, atendía la panadería, sus padres habían salido por unos ingredientes para los pedidos que debían entregar en la mañana, así que ese sueño que ella había estado sintiendo, se esfumó cuando vio a su compañero entrar con una caja.

—¿Ya vienes por un bocadillo nocturno? —lo observo con una sonrisa. Amaba cuando el chico se pasaba por la panadería, había veces que terminaban jugando hasta altas horas de la noche. Pero sus sonrisa pronto se convirtió en una mueca al ver los rasguños que tenía en su bello rostro.

«¿ahora en que te metiste, minou?»

—Eh.... Nope... De hecho—y observó como abría la caja y de ella se asomaban tres pequeños felinos.

Su boca se abrió en una perfecta "O" en cuanto comprendió a que se debían esos rasguños.

—¿No puedes con estos hermosos chatons? —sonrió acercándose a él y cargando entre sus brazos al pequeño Buttercup que de inmediato comenzó a ronronear.

—Marinette, son unos diablillos—bajo la mirada para ver con molestia a los dos que seguían en la caja—solo mira como dejaron mi perfecto rostro.

—¡Oh vamos! —tomó a los dos gatos que quedaban y los abrazó, pronto, se unieron al ronroneo de su hermano—Te hicieron un favor, minou.

Frunció el ceño, sintiéndose celoso porque ella los estaba abrazando, a él lo debería de estar abrazando, no a esas bestias.

—Ja. JA. ja. Qué graciosita—bajo la caja, para poder cruzarse de brazos—Pero estoy seguro, que si me conocieras—por supuesto que lo conocia—estarías infartada por mi aspecto.

—Eso lo dudo. Ni que fueras Adrien Agreste—en cuanto dijo eso, sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso.

—¿Así que te preocuparía por ese niño mimado? —sonrió burlon.

—P-por supuesto... E-es mi Am-Amigo—Suspiro—También me preocupo por ti, así que es mejor de que intentemos curar esos rasguños que te hicieron Herms, Buttercup y Clint.

Sonrió. Colocó a los felinos en la caja de cartón y tomó la llave para cerrar la panadería, apagó las luces y le indicó a su compañero que la siguiera hasta su habitación.

—No puedo creer que hayas decidido cerrar la panadería, por mi—sonrió, ya se sentía más que halagado. Tomo de buena manera la caja y la siguió.

—Para que veas que me preocupo mucho por ti, Chaton—abrió la puerta de su casa y ambos entraron—pero, de todos modos ya debía de haber cerrado la panadería hace una hora.

—Meuch Princesse, hieres mi ego—hizo un puchero. Ella solo negó con la cabeza.

Cuándo los dos se instalaron en su habitación, y la diseñadora le explicó la razón de porqué no estaban sus padres, se dedico a ir al baño por el botiquín de primeros auxilios y tomó algodón y algo de alcohol para aplicar en los rasguños del chico.

—¿Cómo es que sabías los nombres de esos diablillos? —arqueo una ceja, estaba teniendo toda su fuerza de voluntad para evitar gritar por el ardor que sentía.

—Son los gatos de Chris Lahiffe, ha venido con ellos las últimas dos veces que lo he cuidado, y no son como me los deacribes—pasó el algodón por el último rasguño, dándose cuenta de la suavidad de su mejilla.

—Oh, bueno, supongo que no soy de su agrado—inconcientemente, sus orejas decalleron, provocando una sensación de ternura en la chica.

—No, supongo que no, pero eres de mi agrado—acaricio su cabeza entre sus orejas, descubriendo una nueva cualidad del héroe—¡Ronroneas!

—¿Q-que? ¡Claro que no! —sus mejillas se tiñeron, el sabía que podía ronronear cuando portaba el traje, pero era algo que Marinette ni nadie podía saber.

—¡Eso es tan tierno! —volvió a darle pequeños cariños en su cabeza, haciendo que él volviera a ronronear.

Mientras ellos estaban en su mundo, los gatitos jugaban con el peluche de Chat Noir que la chica había confeccionado.

—Es vergonzoso princesse —se tapaba la boca con su mano, pero era imposible que los ronroneos pararan.

—Es adorable—y no lo evito, terminó por darle un abrazo.

El chico se tranquilizo, des pues de todo, era algo que había envidiado de esos gatos, que Marinette los había abrazado y a él no. Pero ahora, le estaba dando toda su atención a él. Correspondió el abrazo con una sonrisa.

—Será nuestro secreto—dijo el chico a su oído. El cuero cabelludo de la chica se erizó de pronto al escuchar su voz.

Sí, definitivamente ese sería su secreto.
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┊Glosario Francés-Español┊
Chatons: Gatitos.
Mes Parents: Mis Padres.

3/31.

Y aún nos faltan. Espero que les haya gustado, la edición fue hecha por Adrikins, así que todos los créditos a Él.

๑✧Cнαтσυиεттε•ೋ

Mayo de MarichatWhere stories live. Discover now