Día 10. Victorian AU

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Día 10. Victorian AU.

Se encontraba caminando por el extenso bosque que estaba detrás de su hogar, era la panadería de su familia, la tenían desde hace dos generaciones y era conocidos por todos en Londres. Llevaba un vestido de vuelo en v "v" de un ton rosado ral, un escote cuadrado de color negro, las mangas llegaban arriba de los codos, del mismo tono del vuelo, un mandil blanco cubría su cintura; de lo enojada que había salido de la panadería, se había olvidado de quitarlo.

Esa mañana mientras estaban amasando la masa del pan de dulce, su padre había hablado de un matrimonio. Era un tema que había estado temiendo desde que cumplió 15 años, y escuchaba como las Lady's de su edad hablaban de lo emocionadas que estaban por que las presentaran en sociedad, y era bien sabido que tanto en nobles como en la clase baja, era esencial que en las edades de 17 y 21 años, ya debían de contar con algún pretendiente o bien una propuesta de matrimonio. Y le molestaba que sus padres ya hubieran encontrado con quien casarse.

A pesar de que la mujer no tenía tanta voz ni voto en esa época, la Familia Dupain, por generaciones había tratado a ambos por igual, las mujeres también podían opinar y decidir, así era como los padres de Tom lo habían educado y de haber tenido un varón, también lo hubiera educado de ese modo, pero por primera vez en años en la familia Dupain, había engendrado a una hija, era la luz de sus ojos, al igual que su esposa, gracias a la educación que le había sido otorgada, era que tomaba en cuenta las decisiones de su hija de su querida Sabine. Incluso había comentado el tema del matrimonio como una sugerencia.

Tampoco podía quejarse, se trataba de un Conde con quien la comprometerían, hijo del Duque Agreste. Había oído hablar de él, una infinidad de veces, "Conde Agreste", ladys y doncellas suspiraban por él, era de los chicos más cotizados en Londres, pero ella no lo conocía y nunca lo había visto en su vida. Y ese detalle era el que la molestaba, incluso los bollos que había hecho en esa mañana, no habían inflado porque no estaba mostrando la pasión que caracterizaba a su familia para hacer pan, ¿pero cómo podía hacerlo con amor si le llagaban noticias de esa magnitud?, su padre había terminado por decir que fuera a respirar algo de aire fresco, ya al siguiente día, hablarían del tema con calma.

—¿Disculpe princesse, que le puso de malas? —Pregunto un chico de mascara negra que le cubría los ojos, llevaba un traje completamente negro, en lugar de una corbata, era un cascabel lo que adornaba su cuello, de su cabello rubio salían unas orejas de gato negro. Estaba sobre la rama de un árbol, y había divisado a la chica desde que salió de la panadería, como también pudo presenciar lo enojada que se encontraba.

—Ah es usted—levanto su rostro hacia donde había escuchado a voz. Y pudo divisar que traía una Peonía entre sus garras.

—Marinette, creo que hace mucho habíamos acordado tutearnos—bajó de un salto hacia ella y en cuanto estuvieron frente a frente, él le entregó la flor y la chica lo abrazó, olvidándose de su enojo por esos instantes.

—Lo sé, supongo que es la costumbre—el chico sonrió y le proporcionó un beso en la coronilla.

Se habían conocido cuatro años atrás, en ese mismo lugar, él no tenía mucho de haber recibido su prodigio, y desde entonces, había estado sirviendo a la ciudad de Londres, ayudando a los "peelers" a disminuir el crimen. Su Kwami le había contado que había más como él, incluso que mientras él era destrucción, su contraparte, creación, no había sido activado. Disfrutaba del trabajo que él mismo se había dado, a pesar de ser hijo del Duque Gabriel Agreste que ya era una vida llena de comodidades, no lo podía llamar vida porque no la disfrutaba, disfrutaba atrapar a los criminales—en mayoría eran asesinos— y convivir con esa nueva amiga, a la cual, con el paso de los tiempos había llegado a estimarla mucho, ahora la amaba, pero no podía cortejarla siendo Chat Noir, como se hacía llamar. Ya estaba por cumplir los 20 años y su padre había insistido en que tenía que buscar una esposa, a partir de sus 17 años, le había presentado a Lady Kagami Tsurugi, Hija de la Marquesa de Tsurugi. Lady Chlóe, hija del Conde Bourgeois y a Lady Lila, hija del Conde Rossi. Admitía que las tres chicas tenían una belleza que destacaba de las demás, y parecía que con Lady Kagami Tsurugi congeniaba más, con Lady Chlóe, había logrado crear una gran amistad que no la podría ver con otros ojos, y a Lady Lila, simplemente no la soportaba. Pero estaba seguro que si no hubiera conocido a Marinette, la hija de los panaderos, hubiera escogido a la hija de la Marquesa de Tsurugi.

Mayo de MarichatWhere stories live. Discover now