Capítulo 18

12.5K 1.3K 144
                                    

Chloe

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Chloe

—Encontré esto en el sector de infantiles —Marie interrumpe mi trabajo de limpieza en la biblioteca. Cuando la miro, veo que entre sus manos sostiene el libro de 50 sombras de Grey—. Chloe, ¿qué ocurre contigo hoy? —se ríe negando con la cabeza—. No, esa no es la pregunta correcta. La pregunta sería, ¿qué está haciendo Hunter contigo?

—¡¿Qué?! ¿Por qué tiene que estar haciendo algo? ¿Por qué? ¿Qué?

Marie estalla en una fuerte carcajada, luego se tapa la boca para no molestar al grupo de chicos que se encuentra estudiando.

—Mira cómo te has puesto. Y no veo la diferencia entre un tomate y tú en estos momentos, ¿te gusta?

Suspiro profundamente, como si toda la mañana me lo hubiese estado guardando. Hoy no presté atención en clases justamente por esto, por Hunter.

—Puede ser... —susurro.

—Vaya..., no has dicho que no, eso es importante. Y no existe un puede ser, es sí o no.

Y nuevamente me encuentro suspirando. Ya no lo puedo ocultar, no lo puedo negar. Porque, definitivamente, después de esa cena, no pude dejar de pensar en él. Ni en la manera en que me sentí a su lado.

—Sí... —admito por lo bajo. Marie sonríe como si le acabara de decir que Robert Pattinson entró a la biblioteca—. No, no hagas eso. No me sonrías así, esto es... nada.

—Es todo, Chloe. Al hablarme de la cena, no dejabas de sonreír. Llegaste siendo... diferente. No puedes decir que es nada.

—Pero es que la pasé bien en la cena.

—Creo que se trata de algo más.

—Pero está Iván, Marie —suspira rodando los ojos—. Siento que lo engaño, que hago mal, que... no sé. No quiero que Hunter me guste, pero cuanto más lo deseo, más me gusta. Más pienso en él.

—Es ley. Cuando nos gusta un chico, y no queremos que nos guste, más nos gusta.

—Esa ley apesta.

—Volviendo al tema, no has hecho nada físico con Hunter. Solo te gusta, y eso no está mal.

—Sí está mal. Me tiene que gustar Iván, no Hunter.

—Entonces, que Iván haga cosas para que te siga gustando —la miro algo triste—. ¿Cuándo fue la última vez que hicieron algo que te guste? Y en ese tiempo en que se ven, o hablan por teléfono, ¿cuánto tiempo habla solo de él?

Me detengo en sus preguntas, pero las respuestas no me gustan. No quiero decirlas en voz alta porque me voy a sentir muy mal.

—Hunter no puede estar generando esto en tan poco tiempo —digo para evitar decir las respuestas a su pregunta.

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora