Capítulo 25

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Chloe

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Chloe

Me despierto con una sonrisa en mi rostro, y hace días que no me pasaba. Porque últimamente, me levantaba sin ánimos, sin fuerzas, sin nada que motivara a enfrentar el día.

Pero hoy no es así. Hoy estoy sonriendo, ¿el motivo? Hunter. Por supuesto que es él. La noche de ayer, marca un antes y un después en mi vida.

Fue escucharlo decir lo que siente por mí, y estar segura de lo que siento por él. Me sentí segura de hablar, de liberar todo lo que mi interior estaba ocultando.

Y no me arrepiento de nada; ni de animarme a ir, ni de hablar y, por supuesto, no me arrepiento en lo más mínimo de haberlo besado.

Aún parece que su boca está sobre la mía, y sus manos sobre mi rostro, acariciándome, conociéndome.

Al pensar en cada momento, mi corazón se acelera de la misma forma en que lo hizo anoche. No fue mi primer beso, pero realmente lo sentí como el primero.

De hecho, cada parte de mi cuerpo sintió algo nuevo. Algo tan fuerte que no había sentido nunca por nadie. Hunter llegó, y revolucionó cada parte de mi persona. Y sus palabras, sus caricias, y su beso, provocaron la sonrisa que llevo hoy.

Tal vez las cosas se apresuraron, o tal vez no. No lo sé. Pero siendo protagonista de todo, no veo la rapidez de las cosas, y creo que mucho no me va a importar las opiniones de los espectadores, porque me siento bien y eso es lo único que me importa.

Quiero pasar el tiempo con Hunter, esa es otra cosa de la cual no me arrepiento. Porque si es el motivo de mi sonrisa, las cosas pueden ir bastante bien.

En cuanto a Iván, será para siempre un buen recuerdo. Sé que cuando piense en él, voy a sonreír porque no le tengo rencor, al contrario, le tengo un profundo cariño.

Y es por este cariño que le tengo, que siempre le voy a desear lo mejor. Es una buena

persona, y puede hacer feliz a cualquier chica. Conmigo lo hizo, fui feliz a su lado.

El sonido de una cuchara chocando contra la taza me quita de mis pensamientos. Es hora de levantarse y enfrentar el día con esta increíble energía que me recorre de pies a cabeza,

Cuando llego al umbral de la cocina, veo a mi padre bebiendo su té de cada mañana y leyendo el periódico con el ceño levemente fruncido.

—Qué serio —deja de leer y me mira—. Buenos días.

Y tras un enorme resoplido, responde: «El país, el país —me sonríe—. Buenos días, cariño».

Me acerco a saludarlo, y luego me dispongo a preparar mi desayuno. Mientras lo hago, tarareo una canción que se me pegó de la radio.

—Vaya, qué humor. Hace días no te veo así —me siento frente a mi padre y asiento a sus palabras—. ¿Te has arreglado con Iván? —ladeo con la cabeza, pero termino negando.

A través de ti (En físico y en Ebook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora