MY3

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JungKook y SeokJin se quedaron quietos al ver a un chico de cabello blanco gatear por el piso

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JungKook y SeokJin se quedaron quietos al ver a un chico de cabello blanco gatear por el piso.

Poseía unos ojos felinos de un azul muy intenso, su rostro tenía un toque aniñado y gracias a un leve puchero en sus delgados labios, se veía bastante tierno, además de las lágrimas que escurrían por sus mejillas.

—¿Q-Quiénes son ustedes?— preguntó temeroso escondiéndose detrás de la cama que había en aquella habitación.

—Esto tiene que ser un chiste.— mascullo JungKook frunciendo el ceño.– Toda esta jodida misión ¿para nada?

—Cálmate Kookie.— dijo SeokJin caminando lentamente hacia el chico peli blanco.— Parece asustado.

—Y a mi que jodidos me importa.— gruñó furioso.

—¿Estás bien, chico?— preguntó SeokJin dulcemente acercando su mano a YoonGi.— ¿Porqué lo tendrían aquí?

—Yo qué sé.

—Estaba rodeado de guardias, aunque no creo que sea pelig...

—No me toques.— advirtió el peli blanco alejándose de aquel chico rubio.

—Oye calma, no te haré daño.

La mano de SeokJin se posó en el hombro ajeno y entonces vió cuando YoonGi bajó la cabeza.

—Dije... ¡Que no me toques!— gritó y sus ojos se volvieron negros mientras que su cuerpo y rostro se llenaron de venas que resaltaron inmediatamente.

El peli blanco se levantó bruscamente y SeokJin no tuvo tiempo de reaccionar cuando YoonGi le arrebató los cuchillos y en movimientos que no logró captar ni entender, su cuello se vió rodeado por esos afilados objetos que él mismo usaba para matar.

—¡Jin!— Gritó el peli negro y apuntó rápidamente a YoonGi, que se encontraba detrás de su compañero y tenía ambos cuchillos demasiado cerca de su cuello.

Algunas gotas de sudor resbalaron por la frente de JungKook, ese chico le había provocado escalofríos y por primera vez en su vida, no estaba seguro de si podría darle a su objetivo.

—¡Dispara!— gritó SeokJin desesperado.

El peli negro hizo caso y disparó.

La cabeza de YoonGi hizo un movimiento brusco hacia atrás, JungKook sonrió victorioso, estaba seguro de haberle dado. Pero la sonrisa se borró cuando YoonGi volvió la cabeza a como estaba antes y sonrió mostrando la bala entre sus dientes para luego escupirla a un lado.

—Pero que...

JungKook no terminó de hablar pues el peli blanco aventó a SeokJin a un costado y se abalanzó sobre él. Por primera vez sentía verdadero miedo.

YoonGi lo tiró de espaldas y se subió encima de él, colocó ambas manos en el cuello del peli negro y empezó a apretar.

JungKook desesperadamente quiso quitárselo de encima pero le era imposible, su fuerza en comparación con la de YoonGi era demasiado débil.

SeokJin tomó su radio rápidamente al ver la situación.

—¡Necesitamos ayuda!— fue lo único que dijo y luego corrió para​ auxiliar a su amigo que ya casi perdía la razón.

Sujetó a YoonGi de la cintura y lo jaló con todas sus fuerzas, pero no se movió ni un milímetro.

De pronto el azabache sintió los dientes del peli blanco clavarse en su hombro. Gritó por el dolor que sentía, había traspasado su vestimenta y la sangre poco a poco empezó a escurrir.

YoonGi jalaba aquel trozo de carne que tenía sujeto dispuesto a arrancarlo, pero justo en ese momento, una bala atravesó su cabeza haciéndolo caer inconsciente a un lado.

—¡Hopi!— gritó SeokJin al ver al chico peli naranja, con su arma humeante en manos.

JungKook comenzó a toser y a inhalar aire desesperado.

—¿Estás bien?— preguntó Taehyung, otro de los miembros.

JungKook lo miró con ojos asesinos y se apretó la herida en su hombro.

—Llévenlo a la camioneta, iremos al hospital.— ordenó Namjoon, el líder de aquella organización.

Taehyung se acercó a YoonGi y se hincó a su lado. Al ver su rostro tan pacífico y hermoso se quedó pensando en cómo es que había hecho tal cosa.

—Vaya chico, solo conseguiste morir.— susurró y posó su mano en la mejilla del menor.

Pero aquello solo hizo que sus ojos se abrieran de manera exorbitante al darse cuenta de algo imposible.

—¡Namjoon!— gritó llamando la atención de todos los presentes.— E-Esta respirando.

El líder se acercó rápidamente y comprobó lo dicho.

—Esto es imposible, la bala le atravesó la cabeza.—Todos se miraron confundidos y asombrados al mismo tiempo.—Saquenlo de aquí y metanlo en la camioneta. Algo me dice que es a quien estábamos buscando.

Experimento JK3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora