Americano

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—Pero no me mires así, querida —volvió a pronunciar mientras se reía, de mí.

Evalúe la situación, no me estaba gustando para nada estar hablando con la ex de Daniela y tampoco iba a permitir que se siguiera burlando.

—Tranquila, lo que tuve con ella fue hace mucho tiempo —habló una vez más borrando la sonrisa de su boca.

Miré a mi alrededor a ver si la chica que me citó en ese lugar ya había llegado, pero todo indicaba que no era de esa forma.

—Toma asiento, ahora le pido a alguien que venga a tomar tu orden —inexpresiva me senté en el filo del sillón que quedó a mi alcance.

Sostuve la carta frente a mí y mientras la veía pensaba en Daniela y en lo patética que me había visto al llegar a ese lugar.

¿Qué hacía ahí?

—¡Llegaste, mi amor! —el grito de la mujer que tenía frente a mí me sobresaltó, e hizo que la siguiera con la mirada.

En dónde me topé con Daniela saludándola con un beso en la mejilla y un abrazo.

—Te están esperando —comentó guiándola a la mesa, para ese momento había puesto mis ojos otra vez en la carta.

Mi incomodidad se estaba esparciendo, al igual que ese revoloteo raro en mi estómago.

—Gracias Ash —escuché la voz de la castaña aproximándose a mí.

—Lo que necesites andaré por aquí —le contestó retirándose.

Observé de reojo como Daniela si situó a mi lado, no estaba segura de querer voltear a verla.

—Lamento la tardanza —dijo antes de caminar al sillón que tenía enfrente.

—Yo también la lamento —me atreví a decir pegando mi espalda al respaldo, no me sentía contenta. La presencia de la tal Ash me había molestado.

—Intenté llegar antes pero se me complicó... —trato de explicar, pero la interrumpí.

—Sí, como sea —dejé caer la carta a la mesa para por fin mirarla, —¿De qué querías hablar? —aunque su aspecto de verdad me gustaba, me inclinaba a ser grosera.

No iba a ser la burla de nadie.

Después de escucharme me dedico una mirada confusa, quizá no lo entendía, y tampoco iba a explicarle mi comportamiento.

—Señoritas, ¿Qué ordenarán? —un joven se acercó a nosotros con una libretita en sus manos y un bolígrafo.

—Una café americano, muy cargado —indico al chico, que escribió rápidamente el pedido, —¿Decidiste? —preguntó en mi dirección.

—No estaré mucho tiempo aquí así que no quiero nada —dejé de lado el menú y distraje mi vista en la mesa que teníamos a un lado.

El hombre se retiró para dejarnos a solas, la verdad es que no quería comportarme de esa forma, quería arreglar las cosas con ella, pero no soportaría que su ex le dijera "Mi amor", frente a mí; y no es que fuera por mí si no que en ninguna circunstancia eso era sano.

—¿Qué tienes? —la oí decir en un volumen más bajo al que había estando hablando con anterioridad.

—Nada —la miré, —¿Qué necesitas o por qué me citaste aquí?

Con una expresión extraña frunció el ceño y después de algunos segundos siguió hablando.

—¿Es en serio tú pregunta? —volteé los ojos para entonces, —Mira, el día de hoy no vine a pelear así que no entiendo por qué te empeñas en hacerlo.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora