Gigi's

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—Tienes dos minutos para explicarme porqué me estás llamando hasta ahorita —tomé la llamada regresando a la zona del elevador.

No tengo como explicarlo —su voz hizo que mi estómago se revolviera, —¿Estás muy enojada?

—Es el ensayo de la boda y mi novia quedó en acompañarme, ¿Y adivina? Me dejó colgada desde el miércoles hasta ahora que decidió llamarme y no me va a explicar su ausencia.

Suspiré tratando de controlar mi impulso por querer colgarle y hacer berrinche.

¿Donde es la boda mañana? —trató de desviar el tema pero no la dejé.

—No sé —me límite a responder observando las puertas del ascensor abrirse. Laura salía del mismo en un vestido negro, traslúcido en la aparte superior, con destellos plateados.

¿Sigues ahí? —recordé la llamada con Daniela olvidándome de mi enojo, extrañamente el tener a Laura sonriendo frente a mí me había dejado perpleja y sin molestia alguna.

—Si, aquí estoy —admití después de quitarle la mirada de encima, —Ven, por favor —susurré sin querer mirar nuevamente a la gatika que saludaba a los demás invitados, se mantenía muy cerca de mí.

Amor, estoy en Puglia, no se si pueda llegar para mañana —comento haciéndome fruncir el ceño recordando todo mi enojo.

—¿Qué haces en Puglia? —decidida le reclamé volviendo a ver a Laura, quién caminando se posó frente a mi esperando a que la saludara.

Tuve algunos contratiempos... —empezó a explicar, pero no puse tanta atención.

—Esta bien, ¿Te llamo cuando esto acabe? —quise terminar la comunicación antes de que se le ocurriera hablar.

Más tardé en estructurar esa frase que en lo que colgué, volviendo a dejar el móvil en el bolso de mano que traía.

—Estás preciosa —dijo por fin acercándose para que la saludara, con un ligero abrazo nos separamos.

—Y tú —recalqué tomando aire.

—Pensé que te vería con Daniela, pero supongo que con ella hablabas —asentí luchando con las ganas que tenía de observar la lencería negra que lucía debajo del vestido. Mal intento, —¿En dónde está?

—No sé, y no creo que eso sea relevante en este momento, ¿O crees que si? —con una sonrisa coqueta levantó los hombros.

—Es tú novia —articuló como si fuera algo que me obligara hablar sobre ella.

—No va a llegar, si es lo que quieres saber —atenta a mi nueva información mordió su labio.

—Ahora entiendo por qué te ves más bonita sin alguien que te ande limitando por la vida.

—¿Entramos? —le pregunté antes de seguirnos desviando del tema.

Tomó mi cintura y caminando a mi lado nos guiaron hasta una de las mesas principales, en dónde Vale se sorprendió al verla conmigo.

La cena y el ensayo de lo que sería la boda transcurrió mejor de lo que esperaba, habíamos retomado conversaciones que solo eran nuestras y era lindo saber que todo lo que en algún momento formamos seguía existente.

Un cóctel me llevó a otro, y otro más. Tenía un par de meses sin beber más de dos copas de licor y está tercera comenzaba a causar estragos.

Tanto Susei como mi papá agradecieron la presencia de los invitados reiterándoles asistir al matrimonio; de a poco se fue liberando el salón dejándonos solo con algunos amigos de mi papá, y amigos que tenían entre los dos.

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora