Evasión

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El móvil volvió a sonar, pero decidí ignorarlo. Necesitaba tiempo para comprender a Daniela y su trabajo o lo que estuviera haciendo en Minnesota, que claro debía ser importante como para extender sus planes.

A decir verdad, estaba triste de pensar que esa fiesta en la que me vi involucrada los últimos días no la pasaría con ella.

Sin calmar mi mente llegué a Bel Air, estaba por recoger a Valentina puesto que habíamos quedado de cenar las tres en Ivy.

La pulga se subió a mi lado sorprendida por mi repentina llegada, comentó que había advertido a uno de los choferes a llevarla al que sería nuestro punto de encuentro. Le platiqué la pequeña anécdota que tenía en mi camino al aeropuerto, está vez se había puesto de mi lado mencionando que, aunque sea debí recibir un texto de Daniela para decir que no fuera hasta allá, de ser así mi molestia tal vez sería menor.

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Nuestro llegar a Ivy fue usual, la reservación estaba a nombre de Valentina y fue fácil coger mesa con eso. Tomamos lugar frente a un ventanal que daba hacía la calle, ella sentada frente a mí sobre los sillones anticuados, pero cómodos del restaurante.

Estaban por ser las 10 de la noche y apenas cenaríamos algo; para nuestra suerte por ser época de Halloween el lugar se encontraba abierto hasta media noche.

Con Vale platicamos sobre nuestros festejos anteriores, por su parte mencionó eso de disfrazarse e ir casa por casa a pedir dulces, cosa que no yo nunca había hecho y a decir verdad no llamaba mucho mi atención.

La pequeña se levantó al baño dejándome oportunidad para mirar mi teléfono, Daniela ya no había insistido y quizá era mejor, aún no sabía muy bien cómo me sentía con ella.

Valentina regresó no sin antes encargar un par de cafés para las dos. En ella había encontrado una muy buena amiga, últimamente creía que solo la tenía a ella y a Daniela y fuera de qué me pusiera triste pensaba en qué problema pudiera tener para que los que se decían mis amigos solo lo fueran por las fiestas.

—¿Daniela ya no te avisó nada? —negué en cuanto estructuró su pregunta, —¿Duermes hoy en Bel Air?

—Yo creo que si —conteste frustrándome, esa noche debería dormir con Daniela.

—¿Nos vamos entonces? —comentó terminando el último trago de su bebida, era casi la media noche, —Hay que recargar pilas para mañana —levantó sus cejas al mismo tiempo en repetidas veces.

Sonreí sin decir algo más, para ser sincera no me sentía con ánimos de fiesta, ni porque en minutos comenzaría mi cumpleaños; ese año estaba siendo extraño, ni siquiera podía reconocerme.

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Tomé el volante del auto y medianamente rápido llegamos a Bel Air, el personal nos recibió escoltándonos hasta la entrada.

—Llegó esta caja para usted, señorita — al llegar a la sala de estar Dylan hizo entrega de obsequio envuelto en un pequeño cubo de al menos medio metro y la duda me carcomió al instante.

Mirando a Vale tomé la iniciativa de abrirla, encontrándome con una caja más adentro, y otra y otra y otra, hasta que llegué a la que por fin tenía contenido en dónde un sobre blanco era el protagonista, mismo que tenía escrita una nota a mano.

"Siempre estaré agradecida con quién me hizo coincidir contigo, eres preciosa y espero poder seguir compartiendo cada día como hoy a tu lado."

Mi sonrisa no se hizo esperar abriendo el contenido, sacando algunas tarjetitas del tamaño del sobre. De nuevo un par de versos se dejaban ver.

"ESCÁPATE CONMIGO"

Neptuno 26 | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora