T R E I N T A y S I E T E

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—Adán. —Miro rápidamente hacia la manada de Marcus, quien ha pronunciado el nombre de mi hermano con una sonrisa maliciosa en los labios. Palidezco notablemente. —Adán será quien pelee contra mi Beta.

—No. —Intento detener a mi hermano abrazándolo por el lomo, pero Kristoff me toma por la falda del vestido y tira de mí hasta dejarme prisionera en los brazos de Scott. — ¡No, él no!

Te quiero, Dya, no lo olvides. —Dice por medio del enlace, me debato en brazos de Scott, intentando liberarme.

—La pelea, como todos saben, es a muerte. Sin intervenciones de ningún tipo y con un único relevo, elegido también por Marcus. —Habla Taten, Daryl se pone en cuatro puntos y comienza a cambiar, no tardo en tener a un enorme lobo marrón con múltiples cicatrices en el rostro a unos cuantos metros de distancia.

— ¡Eres un grandísimo hijo de puta! ¡Pudiste haber elegido a alguien más!—Grito fuera de mí, Marcus solo se limita a sonreírme.

—Tu hermano nos traicionó, tómalo como una venganza hacia ambos. —Mira a Daryl, quien camina en círculos alrededor de mi hermano, él se mantiene alerta. — ¡Destrózalo, Daryl!

Acatando la orden de su Alpha, el enorme lobo marrón se abalanza sobre mi hermano, cayendo sobre su lomo y haciéndolos rodar por el césped, grito cuando mi hermano aúlla de dolor e intento intervenir, buscando mi lado Vadook, pero algo, alguien, me impide cambiar. Observo con furia a Kristoff, él mantiene la mirada en la pelea.

— ¡Va a asesinarlo!—Chillo, intentando poner en práctica las lecciones que Daryl me enseñó semanas atrás para quitarme a un contrincante de encima. — ¡Suéltame, Scott!—Rujo con los ojos brillantes, utilizando mi voz de Alpha, él me suelta al instante.

Antes de que logre atraparme de nuevo, corro directo a los lobos que pelean a muerte, siendo derribada centímetros después por Sam, quien se trepa en mi cuerpo, coloca ambas manos a cada lado de mi cabeza y las presiona contra el césped con firmeza, grito a voz de cuello, enloquecida.

— ¡Para de una maldita vez!—Me grita cerca de mi rostro, vuelvo a gritar, fuera de control. —Por mucho que grites no voy a soltarte, Lydia, si lo hago te harás daño, y eso no puedo permitirlo.

— ¡¿Por qué carajos te importa?! Hace unos días apenas y te interesaba mi puta presencia y lo que me sucediera, ¿qué cambió?

—Cambió mi parecer cuando descubrí lo que te ocurría. —Entierra su rostro en mi cuello, quedo inmóvil al sentir su aliento contra mi oreja. —Estás malditamente embarazada, Lydia. Esperas un bebé.

—Buen intento, maldito imbécil, pero tanto tú como yo sabemos que eso es imposible. —Le gruño, sintiendo a mis ojos brillar con el fulgor del Alpha que habita en mí. Es ahí cuando la luna, llena, queda libre de las nubes que ocultaban su brillo, al tiempo que Daryl muerde el abdomen de mi hermano.

Vuelvo a gritar mientras me siento calentar, mi cuerpo se sacude en espasmos y un sudor cubre mi cuerpo mientras Sam se aparta de mi lado, doy media vuelta, quedando sobre mi abdomen, justo a tiempo de ver cómo Daryl se prepara para saltarle a la yugular a mi hermano.

No lo pienso demasiado, simplemente pasa. Mi cuerpo se contrae mientras mis huesos y articulaciones se rompen y deforman hasta dejarme en una forma lobuna. Tiemblo sobre mis patas debido a mi peso, sacudo la cabeza y me lanzo al ataque, saltando por encima del cuerpo caído de mi hermano y quedando ante Daryl, le gruño con fuerza, mostrando los colmillos, y sintiendo a mis ojos brillar con fuerza.

—Es hora de un relevo. —Hablo por el enlace, conectando con todos en el lugar, rujo con fuerza, haciendo vibrar la tierra a mis patas, y salto a su yugular, ante la sorpresa que le ocasiona mi ataque no logra esquivarme. Su vida termina entre mis fauces en cuestión de segundos.

Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora