C I N C U E N T A y C I N C O

1.1K 176 49
                                    

Recupero la compostura y le lanzo una mirada de advertencia a Jagger, pues se supone que nadie en la cabaña me conoce de nada, incluyendo al padre de mi hija. A quien, por cierto, no debo explicación alguna.

— ¿Algún problema, amigo?—Cuestiona mi entrenador con una actitud nada amigable, niego con la cabeza en dirección a mi antiguo ligue y él parece comprender, y entrar en razón, antes de meter la pata.

—No, perdona, la he confundido con otra persona. —Se inclina y recoge las partes del jabón, las cuales deja con cierta brusquedad contra el pecho de Socram. —Lamento lo del jabón. —Se disculpa a regañadientes y con la mandíbula tensa, mi entrenador le resta importancia con un gesto y se gira hacia mí.

—Toma, deberías ducharte tú primero. —Acepto el jabón y salgo de la habitación seguida de Jagger, percibiendo su irritación semi controlada a mi espalda.

Miro a ambos lados del pasillo y lo arrastro dentro del cuarto de baño al asegurarme que no hay nadie que pueda observar dicho suceso. Una vez solos lo golpeo con fuerza en el pecho.

—Imbécil. —Murmuro lo más bajo posible, él me empuja lejos y me observa con mucha furia. —Casi revelas mi secreto.

—Oh, lo siento, pero el escuchar que ese idiota ha visto desnuda a la madre de mis hijos me ha tomado por sorpresa, pero descuida, no volverá a pasar, estaré preparado la próxima vez que haga insinuación alguna sobre ustedes teniendo sexo. —Habla en voz baja y con la mandíbula tensa, realmente está furioso. Vaya.

—No tienes derecho a reprocharme nada, Jagger, pues te recuerdo que nosotros solo teníamos sexo, no una maldita relación.

—Creía que por ser la madre de mis hijos...

— ¿Qué? ¿Qué mierda creías? ¿Qué por ser la madre de tus hijos te pertenecía?—Mi irritación solo va en incremento, rozando ligeramente la furia. Él desvía la mirada. —Fuiste muy claro, Jagger, solo fue sexo, y no porque tengamos hijos ahora somos una feliz pareja.

—Podríamos serlo.

—No, no hay ningún "podríamos", Smeed. —Doy un paso más en su dirección, decidida. —Tú y yo nunca va a pasar, así tengamos cientos de hijos. Jamás querré, ni tendré, una relación contigo.

La decepción estalla en sus ojos, sin embargo, su rostro se mantiene tan inexpresivo como siempre. Enarco una ceja en su dirección, esperando alguna reacción de su parte, y justo cuando creo que permanecerá ahí, estoico y con lo que parece ser un corazón roto, él actúa. Toma mi barbilla con una mano mientras que la otra termina rodeando mi cintura y estampa sus labios contra los míos en un beso salvaje.

Gruño en protesta y me mantengo firme, no voy a corresponder a su maldito beso. Gruñe de regreso en respuesta desde lo más profundo de su ser y nos hace girar en una caótica danza hasta que mi espalda, ahora desnuda por arte de sus garras, choca contra los azulejos de la ducha. Lo tomo por el cuello y lo alejo de mí con la respiración agitada por el acto, él me escruta atentamente con la mirada y caigo en su encanto. Dirijo una de mis manos a su cabello y jalo de él hasta tener su rostro lo suficientemente cerca del mío como para volver a besarlo con el mismo salvajismo.

Seguimos besándonos con desenfreno, recuperando el tiempo perdido desde la última vez que lo hicimos, al tiempo que nos desnudamos, por su parte se dedica a rasgar mi ropa con sus manos a poco de ser garras mientras que yo me dedico a arrancarle la ropa de manera normal. Eso sí, dejando en claro mis ansias por él.

Me toma por los muslos desnudos, elevándome ligeramente, y rodeo su cadera con mis piernas. No necesitamos juegos previos, el calor del momento es suficiente como para tenernos a ambos preparados, por lo que en un movimiento de caderas se adentra en mí, arrancándome un gemido que acalla con sus labios.

Tomo su rostro entre mis manos y devoro sus labios, clavando mis uñas en sus mejillas mientras se mueve dentro de mí, es una bestia, pero me encanta. Comienzo a mover mis caderas de arriba abajo cuando el placer comienza a atormentarme, coordinando nuestros movimientos. Lo beso con mayor avidez, logrando de tal forma que su espalda choque contra la pared de enfrente, destrozando algún azulejo, y ambos ahogamos nuestros gritos en los labios del otro una vez que llegamos al clímax.

Cierro los ojos y recargo mi frente contra la suya, tratando de recuperar el aliento tras ese maravilloso orgasmo. Inspiro, me aferro a sus hombros, y deshago el agarre de mis piernas en torno a él, dejando que mi cuerpo se deslice por el suyo hasta quedar sobre mis temblorosas extremidades.

—Sigues siendo solo sexo, Jagger. —Aclaro, echando la cabeza hacia atrás para verlo a los ojos. Con la pérdida de mi lado sobrenatural se fue mi nueva estatura, por lo que vuelvo a ser tan bajita como en un inicio. —Y por muchos maravillosos orgasmos que me des, eso no va a cambiar.

—Fui bastante claro, ¿no es así?—Hago una mueca ante la amargura en sus palabras y niego, frunce el ceño. —Entonces, ¿por qué? ¿Por qué mierda me rechazas como pareja?

—Porque jamás tendría una relación con alguien a quien asesiné en un duelo por poder, con alguien quien me mató de regreso solo para cobrarme el favor. —Aparta la mirada con una mueca de desdén, lo obligo a mirarme. —Con alguien que, en su momento, lo único que me ofreció fue saciar el deseo carnal.

—Pero ahora estoy ofreciéndote algo más que eso.

—Con alguien que en una rabieta decidió ir y acostarse con otra, involucrando a mi primo para encubrir su infidelidad.

—Vaya, sí que fui un cabrón, ¿eh?—Me aparta de un ligero empujón y se encamina a la puerta, espera con una mano en el pomo, pero no agrego nada más. He dicho todo lo que tenía que decir.

Sacude la cabeza y sale, cerrando tras de sí con delicadeza. Bajo la mirada y enarco ambas cejas al darme cuenta de que su ropa sigue esparcida por el suelo de la ducha junto a lo que queda de la mía. Cubro mi boca con una mano, conteniendo la risa que lucha por salir cuando regresa y va directo a vestirse.

—Floorent y Utarah me han visto el pene. —Murmura, me atraganto y dejo salir un par de estruendosas carcajadas, él se une a mi risa tras intentar fingir irritación. —Cállate, no es divertido.

— ¡Pero si tú también estás riéndote!—Chillo con incredulidad, él sigue riendo mientras asiente.

—Tú acabas de rechazar mi intento de una relación seria, no tienes derecho alguno a reírte de mí.

—Oh, sal de aquí, debo limpiarme. —Lo empujo fuera y regreso a la ducha, donde abro la regadera y dejo que el agua helada me empape.

Llevo la mirada hasta mis muslos y observo resbalar los restos de mi reciente encuentro sexual con Jagger junto al agua, suelto una maldición al darme cuenta que una vez más no usamos un jodido preservativo.

—Esperemos, Jaggercito, que no me hayas dejado otro hijito. —Murmuro por lo bajo mientras me enjabono, cruzando los dedos para que en verdad no me haya dejado embarazada. Otra vez.





 Otra vez

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luz de lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora