Huyendo del gigante

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Ella, al verlo así, le ordenó -¿No eres mago? ¡Haz algo! ¡Atácale tú también!- Sin embargo él pensaba -¿Cómo? No creo que mi hechizo de luz haga nada, así no puedo utilizar el de agua. Puedo intentar mi segundo hechizo...- Se intentó levantar, tembloroso e inseguro, con miedo a caer, se dio la vuelta y vio al gigante corriendo con rabia mientras la chica le lanzaba hechizos. Dinm abrió su libro, elevó una mano al frente y lo realizó -Aei forza explod.- la onda de expulsión se dirigió hacia adelante y alcanzó al gigante. Él se alegró, la chica al verlo se sorprendió y pensó –¿Cómo que sabe un hechizo que no es de su orden? Antes realizó uno de agua y ahora uno de La física. Se supone que no se puede. Es raro ¿Éste crío puede ser más fuerte de lo que parece?-

Enfrente tenían un rascacielos y ella dijo –¡Aquí tenemos que dividirnos, yo a la izquierda, y ese tiburón te llevará a la derecha, nos juntaremos tras pasarlo, así despistaremos al gigante!- Entonces se separaron y rodearon el edificio justo cuando el gigante saltó pero, en vez de golpearles a ellos, se estrelló contra el edificio atravesando las ventanas y rompiendo la pared. Ellos no lo vieron pero escucharon el estruendo. Tras pasarlo se volvieron a juntar, creyendo que ya no les seguiría, pero no fue así, el gigante se recuperó y saltó por encima del rascacielos, y los vio. Los chicos se sorprendieron al verlo rugir desde el cielo, vieron que al gigante se le iluminaban los antebrazos con un aura naranja y les lanzó algo, se oyó una voz grave -¡¡Bull Tehrfraiba!!- Salieron disparadas de sus puños unas cabezas de perro a las que, cuando se acercaron a los chicos, les salieron cuerpo y sus patas, parecían correr en el aire. Aunque Dinm y la chica se movieran, esos grandes perros de energía les seguían e iba a chocar contra ellos. Entonces la chica realizó un hechizo -¡Dobla rayoine yse!- y deshizo uno de los perros, el otro iba a por Dinm, quien recordó lo que le dijo antes, se levantó e hizo -¡Aei forza explod!- y la onda deshizo el otro hechizo.

Entonces el gigante juntó las manos, acumuló energía ygritó -¡Desestre isi Ther!- lanzó una bola, ellos no sabían qué podría hacerlesasí que lo esquivaron pero, al chocar contra el suelo, provocó un seísmo, un temblor que hizo quetodo se moviera. Ellos se sorprendieron, pues el ataque del gigante causoalgunos daños y la gente se asustó. El gigante por fin cayó rompiendo el suelo. 

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