Un encuentro desagradable

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Después Dinm abrió el libro y siguió los pasos, tenía que concentrarse en la energía, y acumular calor, por ejemplo en una mano, mientras oía a los pájaros y el sonido de las hojas al moverse por las brisas, las moléculas del fuego eran más difíciles pues estas tenían que arder y desaparecían, tenía que sentirlo en cada dedo, en la piel la combustión. El libro aseguraba que era inofensivo para el mago quien realizaba un hechizo pero letal para aquellos que lo reciben.

De repente sintió un intenso calor, abrió los ojos, y le pareció un flash rojo, cómo una chispa, pero además de eso nada. Guardo el libro de nuevo y continúo. Sin embargo pronto, no esperaría encontrarse en un claro. Y avanzó por él, parando se casi al llegar al centro, era un sitio amplio, creyó que ese sería un buen lugar para entrenar.

Así que se puso a meditar durante una hora, aunque no pensó en que quizá alguien le estuviera viendo, estaba absorto en su concentración. Sin embargo escuchó un ruido proveniente de los árboles, los arbustos se movían, un espantar de pájaros y unos graznidos. Dinm abrió los ojos, y miró a su alrededor en principio no había nada, pero enseguida vio algunas criaturas mágicas salir corriendo por el claro, y después entre las sombras vio una cabeza de cuervo y unas alas negras, pero eran enormes. -¿Qué es eso? Un cuervo gigante ¿Puede ser?- pensó Dinm, pero aquel monstruo caminó más hacia adelante, hacia el claro, dejándose ver, y Dinm pudo contemplar que tenía un cuerpo gigante, pero delgado, de color blanco, parecería otro tipo de bestia menos un cuervo. También vio que además de sus 4 patas sobre las que caminaba, tenía unos finos brazos delante sujetando un cervatillo muerto. Dinm retrocedió unos pasos, no había visto nada igual ni siquiera en el libro. Mientras pensaba que todavía no había dominado la magia de fuego, pensaba en que si aquella cosa iría a por él o no. Ese monstruo mezclado con un cuervo, se empezó a comer al cervatillo delante del muchacho. Dinm aparto la mirada, mientras oía los picotazos en la carne, el quebrar de los huesos y al tragarlo. Dinm volvió a mirar, justo cuando se relamía, y ya no tenía el cuerpo.

Mi propia magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora