34: Damisela en peligro

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Dedicado a -Adrii por todo su apoyo en esta historia. Un beso, y que lo disfrutes♥

—Me cuesta creer que pasé el examen —le comenté a Manu mientras salíamos del salón

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—Me cuesta creer que pasé el examen —le comenté a Manu mientras salíamos del salón.

—No era tan difícil, solo necesitabas practicar más.

Le asentí y él continuó hablando sobre el temario de la materia y cómo creía que debíamos organizarnos para estudiar juntos. Eso último se lo agradecía, porque siempre me había costado estudiar solo; además, él era mucho mejor que yo en todas las materias. Que él tuviera que invertir de su tiempo explicándome algo cuando yo no lo entendía era su muestra más pura de amistad.

Salimos del edificio y, dado que Manu quería merendar —aunque ya casi era hora de almuerzo—, nos sentamos en la grama. No mucho después llegó Erica, una de nuestras compañeras y con quien Manu y yo nos llevábamos mejor.

—¿Qué harán hoy? —preguntó ella, sacando uno de los libros que estaba leyendo ahora: Juego de Tronos. Ya estaba pasado de moda, pero solo lo había comenzado por recomendación de Manu.

—Andrés tiene una cita —respondió mi amigo—. Yo creo que jugaré League of Legends más tarde.

—Me encantaría aprender a jugar —apuntó ella, con una sonrisa exagerada y con sus mejillas cobrando un color rosa muy tierno.

A propósito de Juego de Tronos, yo creía que nosotros tres guardábamos similitudes con varios de los personajes. Por ejemplo, Erica era muy, muy alta —más que nosotros dos—, y rubia. Erica era nuestra Lady Brienne. Por su parte, Manu era un cerebrito, además de regordete, y más dulce que una tonelada de alfajores. Él era nuestro Samwell Tarly. En cambio, yo era como Jon Snow: pendejo hasta el final.

—Hay muchos tutoriales en YouTube para que aprendas—contestó Manu, concentrado en su sándwich de pollo.

Erica bajó la mirada con decepción, y hasta yo, que era lento con las mujeres, entendí que ella no quería aprender a jugar. Ella quería pasar tiempo con Manu, y si eso requería tener que aprender a jugar League of Legends, lo haría con gusto. Estaba seguro de que mi pobre amigo ni siquiera lo imaginaba.

Apenas escuché el sonido de una notificación proveniente de mi celular, abrí el mensaje y sonreí al instante. Había pasado toda la mañana pensando únicamente en la salida que me esperaba esa tarde.

Belén: A veces te envidio. La universidad debe ser divertida y llena de personas maduras.

Fruncí el ceño. Esas últimas cuatro palabras delataron que algo no andaba bien con ella.

Yo: ¿Qué sucedió?

Belén: Nada.

Cuando una mujer decía «nada», era porque le pasaba todo. Ya lo había aprendido con Ximena, con mi mamá, con mi nonna, y con todas las mujeres que conocía.

Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora