67: Culpables

14.7K 2.4K 229
                                    

Dedicado a BoulevardGirl05 

Uno de los ejercicios que me había asignado mi psicóloga era que cuando tuviera pensamientos negativos o inseguros con respecto a mí misma, los contrarrestara diciéndome exactamente todo lo contrario

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Uno de los ejercicios que me había asignado mi psicóloga era que cuando tuviera pensamientos negativos o inseguros con respecto a mí misma, los contrarrestara diciéndome exactamente todo lo contrario. Debía decirlo en voz alta y de corazón. Las primeras veces los ojos se me aguaban con oraciones tan simples como «mereces el amor que recibes por parte de tus padres». Pero mientras más veces lo decía, mejor me sentía al expresarlo.

La mañana del primero de enero me levanté y al verme en el espejo del baño, hice mi ejercicio diario: contrarrestar los pensamientos negativos que a veces me atacaban.

—Eres preciosa. Mereces ser feliz. Este será un buen año para ti. Las personas que te rodean te quieren —susurré detallando mi reflejo.

Regresé a mi habitación y encendí mi celular, no había querido saber más de Andrés. Aunque estuve tentada a encenderlo a medianoche, no supe si lo que encontraría sería más beneficioso que perjudicial, por lo que decidí enfocar mi año nuevo en mi familia.

Pero tantas horas después, la ansiedad me consumía.

Por supuesto que en el momento en el que abrí mis mensajes, me encontré con varios provenientes de él.

Andrés: Todo es un malentendido, Xime y yo no estamos juntos de nuevo. Solo coincidimos en Roma y hemos salido varias veces como amigos.

Andrés: Bueno, aquí ya serán las doce. Feliz año nuevo, Belu.

Suspiré sin saber qué hacer. En primer lugar: Andrés y yo no éramos novios, por lo que no tenía el derecho de sentirme incómoda porque estuviera saliendo —aunque fuera "como amigos"— con su exnovia en Roma. En segundo lugar: estaba tan celosa que me dolía el pecho y a la vez mi imaginación me hacía malas jugadas. En tercer lugar: quería creerle, porque si algo le sobraba a Andrés era la honestidad.

Y si él decía que no pasaba nada y que me extrañaba, sabía que era así.

Por lo que le respondí:

Yo: Feliz año nuevo. Lamento haber malinterpretado todo lo de tu exnovia. ¿Te gustaría que habláramos hoy por videollamada?

El mensaje no le llegó, por lo que supuse que estaba lejos de alguna zona wifi. Mordí mi pulgar preguntándome si quizás en las redes sociales de Ximena podría encontrar lo que habrían hecho la noche anterior. Pero no, no me torturaría de esa manera.

Me enrollé entre sábanas e intenté pensar en otra cosa. En la facultad, en mis padres, en Arantxa... En revisar el Instagram de Ximena para cerciorarme que ya no estuvieran juntos en Roma.

Perdiendo la pelea con mi dignidad y me lado racional, abrí la aplicación y busqué el perfil de la exnovia de Andrés. Ni siquiera me sorprendió —aunque sí me dolió— verlos celebrar año nuevo juntos, ver a Andrés alegre —y bebido— haciendo el tonto... Y justo minutos atrás Ximena había posteado una última foto de despedida, pues al parecer los chicos Amato se marchaban de Roma.

Aunque le creía a Andrés, me indignaba tener que enterarme de lo que hacía por las redes sociales de su exnovia y no por él mismo, pues ni siquiera me escribía con frecuencia en las mañanas o al final del día para resumirme las experiencias que estaba teniendo.

Era como si yo no le importara de la misma manera que antes.

Me pregunté si habría sido mi culpa, si Arantxa tenía razón y tuve que haber clarificado mis sentimientos antes y habérselos demostrado de una forma más evidente. Habían sido unos meses llenos de experiencias y sentimientos tan abrumadores que, en aquel entonces, mi «amor» hacia Andrés había estado en un segundo plano. Y aunque racionalmente sabía que había hecho lo correcto en priorizar a mi familia antes que a un chico, al mismo tiempo no podía evitar pensar que había perdido la oportunidad de estar con una de las personas más valiosas del planeta entero por mis descuidos.

Esto no es mi culpa, me dije, recordando las palabras de mi psicóloga. En estas situaciones no hay culpables.

Como si quisiera clavar una daga en mi corazón, Andrés leyó mi mensaje y lo dejó sin respuesta. 


-----

Una sonrisa por alfajores © ✓ | (Watty 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora