📚 Capítulo #5:

68 9 0
                                    

10:30 p.m.
N/A:

_¿Qué pasa contigo? ¿Dónde quedó aquella dulce chica de Oslo? ¿Dónde está la Astrid de la que me enamoré?... ¿Eh? ¡¿Dónde Alexa Hofferson?! _¿Qué, es esta sensación? Es tan... confusa. Se supone que es él quien debería estar sufriendo no yo. Cada paso sobre la arena es más profundo, como si el suelo no quisiera que me alejara de él.

_Esa Astrid, ya se murió. Murió después de descubrir, que toda su vida fue, es y siempre será una mierda. _Lo siento Hiccup, lo siento. Aprieto mi pecho mientras recargo toda mi ira, mi frustración y dolor sobre mis rodillas flexionadas en la arena. «Es por su bien. Es por su bien. Es por su bien... por su bien». Me recuerdo una y otra vez sintiendo como mis lágrimas brotan sin control de mis ojos.

_No, de eso nada. Solo estás intentando reprimir esa antigua faceta, pero no puedes... Te conozco Astrid, tú no eres así. Vine aquí, en busca de aquella chica dulce, responsable, tímida... Quería disculparme con ella... ¡Por eso vine aquí As!

_¡Basta! _Saco todo el aire de mis pulmones y con dificultad y descontrol comienzo a transpirar. Aprieto mis oídos intentando que todos esos pensamientos se detengan, que la voz de Hiccup se disipe de una vez por todas. _Por favor, basta... _¿Por qué viniste Hiccup? ¿Por qué? _Recargada en la puerta de su habitación, apoyando mi cabeza contra los tablones; escuchaba sus suspiros. Parecía no haber barreras ni separación entre nosotros. Somos tan diferentes y tan parecidos a la vez. Apoyo mis manos sobre el frío suelo de la cabaña. A pesar de tener un pequeño obstáculo de por medio, un hilo rojo conectaba ambos cuerpos y pensamientos, fundiéndolos en uno.

_Dicen que el mar es el lugar ideal para buscar la paz interior. Después de meses aquí, estoy comenzando a sentirme más loca que calmada.

_Entonces ya somos dos. _Levanto mi cabeza observando un hermoso ramo de linos. Obvio cualquier chica se volvería loca en estos momentos. Pero si supiera que tras esas hermosas flores se encuentra aquella persona, cuya estirpe puede retumbar en segundos cada lúdico pensamiento de una servidora, no estaría tan emocionada. _Claro que... no han sido exactamente meses.

_Hiccup... _Susurro siguiendo cada uno de sus movimientos con la vista. Se incorpora sentándose a mi lado, dejando atrás aquel ramo de flores que no le había permitido lograr su cometido. _Son hermosos... _Hay, ¿es enserio? ¿Es eso lo que diré simplemente?

_No tienes que disimular que no te sientes incómoda con mi presencia. _Sonrío tímidamente por la ironía. Paso a adoptar una postura de decorticación observando la luna, no creo que después de su comentario pueda mirarlo a los ojos con simpleza. Imitando mi accionar, un llano e incómodo silencio se apodera de nosotros. No sería bueno, adentrarnos en una especie de litigio del que, prácticamente; no podríamos salir. _Sé que estás ocultándome algo As... Solo dímelo de una vez, por favor.

_No creo que debas saberlo. E-es por tu bien... ¡¿Qué estás... _Gira sobre la arena posicionando sus piernas a ambos lados de mi cintura, mientras sujetaba con fuerza mis muñecas a ambos lados de mi cabeza. _¡Levántate idiota!

_No hasta que respondas cada una de mis preguntas. _Me quedo totalmente petrificada. Las venas en sus brazos comienzan a definirse, así como una pequeña incisión en su cabeza. Nuestras respiraciones están agitadas. Sus ojos me causan confusión y los mechones castaños caen sobre mi rostro. Intento moverme, sin embargo intensifica su agarre haciéndome ejercer una expresión de dolor y dejar escapar un gemido. El cual no hace efecto alguno sobre él. Lanza una cínica carcajada y acerca más su cuerpo al mio: _Es tu decisión Astrid, apenas y son las 11:00 p.m... y créeme que puedo, y quiero quedarme así por mucho, mucho tiempo.

 Mi Nueva Profesora: El Comienzo de Nuestra HistoriaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant