I. El despertar.

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Cuando decides sumirte en la hibernación, o sueño profundo, como así lo llamaba mi madre, el concepto de «tiempo» perdía su sentido. Podían pasar tanto horas como años sin que fueras consciente del paso del tiempo. Sin embargo, cuando acepté a hacerlo, estaba agradecida de haber hallado una solución para contrarrestar ese dolor que me quemaba por dentro y que iba consumiéndome poco a poco. Estaba segura que, de haberme negado, el dolor y la culpa me hubieran cegado, conduciéndome a una solución que no habría ayudado a nadie. Mientras mi hermano Miklós estuviera desaparecido, yo era la última Dracul.

De la noche a la mañana me había convertido en algo que jamás hubiera deseado; antes de que masacraran a mi familia, yo me había dedicado a lo que todas las jovencitas hacían: buscar un buen marido para formar mi propia familia. Había aprendido junto a mi madre, y ante la mirada atenta de Mihaela, las tareas que, en un futuro, yo misma tendría que llevar a cabo; después, podía escaparme al jardín para jugar con mis hermanos pequeños o a la biblioteca para poder leer un poco. Estaba más que claro que yo jamás podría desempeñar bien el papel de líder de los vampiros, no había recibido la formación adecuada.

Al tragarme la oscuridad, me dejé llevar, aliviada por ello. Todos mis sentimientos y pensamientos, incluso los recuerdos, se apagaron de golpe, dejándome sola ante la oscuridad.

No sentí nada.

Después, me arrastraron de nuevo el dolor y la culpa que había logrado aplacar. Eso solamente podía significar que se había acabado mi retirada, mi sueño, y tenía que volver de nuevo a despertar. Noté como se retiraba la estaca de mi cuerpo e, inconscientemente, boqueé, como si emergiera del agua y buscara oxígeno. Me obligué a parpadear varias veces hasta que me acostumbré a la luz. Cuando mis ojos se acostumbraron, vi que el techo que observaba no se parecía en nada al que estaba acostumbrada.

No estaba hecho de piedra, sino que parecía estar hecho de distintos paneles de un material que me vi incapaz de reconocer. Giré un poco la cabeza dentro del ataúd y decidí incorporarme. Estaba débil después de haberme visto sometida a que me clavaran una estaca y necesitaba alimentarme. Pero antes quería saber qué había sucedido y si habían logrado dar con mi hermano mayor.

Casi volví a meterme y cerrar de golpe el ataúd cuando me vi rodeada de gente que no conocía y cuyas ropas… no se parecían en nada a los que estaba acostumbrada a ver. Ellos me miraban con una mezcla de adoración y miedo a partes iguales. Parecía que se hallaban delante de una diosa. Una vez recuperada de la sorpresa en ambos bandos, ellos y yo, entró en la habitación el vampiro antiguo que me había acompañado aquella noche y que me había explicado que la única solución que existía era que yo me sumiera en la hibernación para que pudieran protegerme hasta que llegara el momento propicio en el que yo tendría que hacerme cargo de lo que tendría que haber hecho Miklós, mi hermano mayor.

El vampiro se acercó hacia el ataúd con precaución, temeroso de que pudiera atacarle. Pero yo me encontraba perdida y sin fuerzas, la hibernación me había dejado desorientada y me había succionado todas las fuerzas que había tenido. La amenaza era él, no yo.

-Alteza –me saludó, alzando una mano-. Celebro ver que os habéis despertado perfectamente. Estoy encantado de os hayáis unido a nosotros.

Abrí la boca para responderle, pero no salió ningún sonido. No tenía fuerzas siquiera para poder responderle. El vampiro notó que algo no iba bien y le dijo algo que no entendí a uno de los hombres que había más cerca de él; el aludido salió a toda prisa de la habitación y regresó con una copa llena de un líquido de color granate. Sangre.

Comencé a ensalivar al observar la copa y no la perdí de vista mientras pasaba de unas manos a otras. Me obligué a desviar la mirada de la copa y la clavé en el vampiro anciano, que era quien la tenía ahora en aquellos momentos. Él percibió mi ansia de beber la sangre que me la tendió con una sonrisa de comprensión y se apartó un poco, dándome un poco de espacio.

La señora de los vampiros.Where stories live. Discover now