VII. Conversión.

7K 554 24
                                    

André, advirtiendo mi estado de nerviosismo, decidió dar por terminada nuestra asistencia a la fiesta y me sacó de allí de inmediato, despidiéndose apresuradamente de Isobelle. Ni siquiera se detuvo a despedirse de una manera mucho más educada de los humanos que antes nos habían retenido.

El aire nocturno me golpeó en la cara, ayudando a despejarme un poco. Aún me encontraba demasiado exhausta por haberme topado con una de las criaturas que habían sido el motivo directo de que toda mi familia estuviera muerta y la sed de venganza golpeaba las paredes de su prisión, exigiéndome que la dejara libre.

Pero no podía hacerlo.

Dejé que André tirara de mí y llamara casi a voz en grito a un humano para exigirle que trajera nuestro coche de inmediato. Ni siquiera tuvo cuidado y noté que usaba un tanto de su persuasión. Mis piernas estaban flojas, como si hubieran perdido fuerza y no fueran capaces de sostener el peso del resto del cuerpo, y en mis ojos veía puntitos de color negro. Pensaba que iba a desmayarme allí mismo.

Deseaba hacerlo, de verdad.

André me ayudó a subir al coche y me sostuvo mientras le pedía al chófer que se diera prisa en salir de allí.

-Un… un dhampiro –gemí-. Estaba tan cerca de mí…

-Quizá debería disculparme por no haberte advertido que podría suceder –me interrumpió André con sinceridad-. Pero no sabía que pudiera venir. Ethan Cavill es muy esquivo y no suele dejarse ver mucho.

-¿Cuándo… cuándo pensabas decirme que podría toparme con alguno de ellos? –grazné.

André me estrechó la mano con fuerza y no la aparté. Aún estaba demasiado extasiada por aquel reencuentro tan desagradable. Ni siquiera le estaba prestando atención a lo que ocurría fuera del coche. En mi mente se había quedado grabado el rostro de aquel dhampiro y las advertencias que habían hecho André e Isobelle resonaban en mis oídos.

Ethan Cavill. Un dhampiro. Un dhampiro que me recordaba dolorosamente a aquel chiquillo asustadizo que había sido testigo mudo de la dureza de su padre contra mis hermanos…

Cerré los ojos con fuerza mientras respiraba entrecortadamente y notaba un molesto escozor que anunciaba la proximidad de las lágrimas.

-Si te sirve de consuelo –dijo la voz de André a mi lado-, esta noche lo has hecho muy bien. Estoy orgulloso de ti.

Si sus palabras habían tenido intención de hacerme sentir bien, no lo lograron.

-Quiero llegar a casa –soné como una niña pequeña, pero no me importó en absoluto.

El coche se detuvo y oí a André bajar del vehículo. Me había mantenido en la misma posición y ni siquiera había abierto los ojos, sentía todo mi cuerpo agarrotado, como si me hubieran atravesado el corazón con una estaca y se hubiera quedado ahí atascada; no me resistí cuando los fuertes brazos de André me rodearon y sacaron del coche en volandas. Me atreví incluso a esconder el rostro contra su pecho mientras él se dirigía hacia los ascensores; odiaba a André, pero no podía evitar sentirme agradecida de que me hubiera sacado de aquel sitio antes de que pudiera haber perdido el control.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron y escuché un gruñido al otro lado del pasillo acompañado de unas pisadas fuertes.

-¿Qué ha sucedido? –exigió saber una voz que pertenecía a Luka Hodges.

Nos pusimos en marcha.

-Tuvimos un pequeño encontronazo con un dhampiro –respondió al fin André.

-¿Quién? –preguntó Luka.

El pecho de André se contrajo al soltar un sonoro suspiro.

-Ethan Cavill.

La señora de los vampiros.Where stories live. Discover now