XXII. Identidad.

4.7K 423 62
                                    

Me despedí de Vladimir asegurándole que acudiría a nuestra cita con Ethan Cavill y salí del edificio con la sensación de seguir entumecida. No terminaba de creerme el contenido del testamento de André y del hecho que el vampiro se lo hubiera entregado a Vladimir, como si realmente creyera que estaba en peligro. Que no iba a seguir con vida mucho más.

Me devané los sesos buscando una explicación que pudiera ayudarme a comprender si André ya había sabido desde un principio que su vida tenía una fecha de caducidad. Luka parecía igual de impresionado que yo respecto al contenido del testamento; había conseguido una buena suma de dinero, además de varias propiedades dispersas por todo el mundo. Cuando me había despertado de la hibernación no tenía nada, pero ahora… ahora tenía todo lo que buscaba.

Quizá André lo había hecho con intención de recompensarme por todo el daño que me había causado. Quizá era su forma de pedirme perdón, de demostrarme que en ese oscuro corazón que tenía había una pizca diminuta de humanidad, algo que era capaz de amar sin producir tanto sufrimiento y dolor como la mayoría de sus actos.

No tenía de lo que iba a suceder. De lo que se avecinaba. Pero tenía que pensar en cómo iba a afrontar la reunión de aquella misma tarde; iba a estar cara a cara con un dhampiro que, a todas luces, parecía más una amenaza que un potencial aliado. Corría un gran riesgo, pero tenía la imperiosa necesidad de encontrar a la Condesa y hacerle pagar todo lo que me había arrebatado.

Me subí al coche con una fuerte opresión en el pecho. Aún no sabía qué opinaba Luka de todo aquello, pero recordaba la fiereza y la seguridad que había en su voz cuando le había respondido a Vladimir.

-¿Estás seguro de tu decisión? –me cercioré nada más cerrar la puerta del coche y girarme para ver a Luka haciendo lo mismo.

Lo último que quería era ponerlo a él también en peligro. Si llegara a sucederle algo… no podría sobrevivir con la culpa; me había equivocado con André en algunos aspectos, sí, pero no estaba arrepentida de mi decisión. Sentía unos ligeros remordimientos, pero éstos no podrían compararse con los que sentiría si a Luka llegara a pasarle algo por no haberlo frenado a tiempo.

La mirada que me dirigió el vampiro fue abrasadora. No había dudas en sus ojos verdes, solamente certeza. Una certeza abrumadora.

-He sido entrenado toda mi vida para esto –sentenció-. Debo hacerlo, por ti y por mí.

Me masajeé las sienes con insistencia, notando cómo el cuerpo comenzaba a pesarme, presa de un fuerte cansancio. No quería volver a la mansión y encontrarme con Delphina y Jezebel; la hermana de André había sido la que peor se había tomado todo aquel asunto y, por lo que parecía, su amistad conmigo había terminado. Al menos para ella.

Era posible que fuera la nueva dueña de todo lo que tenía André, pero no iba a permitir que Jezebel y Delphina tuvieran que abandonar la mansión porque creyeran que, tras haber conseguido todo aquello, pensaba deshacerme de ellas porque no tenían utilidad alguna ahora que André había muerto.

Los problemas se duplicaban y, por primera vez en todo ese tiempo, deseé que André siguiera allí para encargarse de ellos. Mi intención no era justificarlo, pero debía reconocer que André, por lo que había averiguado, era un buen líder.

-Estás muy pensativa –comentó Luka, devolviéndome al presente.

Me sonrojé ligeramente y recordé que aún tenía un asunto pendiente con Luka.

-Estaba pensando en Michael –empecé y Luka frunció los labios con fuerza, lo que quería decir que iba por el buen camino-. Ayer me dio una joya que pertenecía a mi madre, estoy segura… ¿Sabes tú algo al respecto? Su rostro no me resulta conocido pero apenas recuerdo a todas las personas que vivían en el castillo…

La señora de los vampiros.Where stories live. Discover now